Los riesgos no solo para la espalda de quedarse dormido en el sofá todas las noches

Quedarse dormido en el sofá en uno de los pequeños placeres del día a día, pero podría tener más consecuencias de la que crees, y no solo para tu espalda. Dormir en el sofá provoca múltiples despertares durante la noche. Esto es fatal para la calidad del sueño y al levantarte puedes tener la sensación de no haber descansado nada. (Foto: Getty)

Se acaba el día y ansías el momento de tirarte al sofá para relajar cuerpo y mente mientras ves tu serie o programa favorito antes de acostarte. Pero el agotamiento hace mella y al poco rato terminas en brazos de Morfeo. "¡Qué más da!", pensarás. "Hay pocas cosas comparables a la sensación de quedarse dormido en el sofá, acurrucado entre los cojines y calentito bajo una manta".

Pues más vale que te andes con cuidado porque a pesar de que el sofá puede parecer propicio para quedarse dormido, convertirlo en tu lugar favorito para dormir no es bueno para tu columna vertebral, dicen los expertos. Tampoco para otras partes del cuerpo ni para asegurarte un sueño reparador.

Los sofás están diseñados para sentarse, no para acostarse. Un sofá no puede permitir que tus lumbares y tus cervicales adopten la debida alineación con el resto de la columna. Haz esto último durante siete u ocho horas, y es muy probable que te despiertes con rigidez o dolor en el cuello, espalda, los hombros o las caderas.

Además de las molestias físicas relatadas en el punto anterior, dormir sistemáticamente en el sofá puede repercutir en la aparición de hernias. Y es que la postura que se suele adoptar cuando estamos tumbados en el sofá no es la más recomendable. Así que levartarse con dolores en todo el cuerpo no debería extrañarnos.

La postura corporal al dormir es muy importante, y en este caso, estaremos adoptando una incorrecta. En parte porque los sofás tienden a ser más cortos que las camas, lo que puede ser problemático.

Puede que tus pies sobresalgan, que apoyes la cabeza en el reposabrazos o "que tengas que doblar las rodillas, lo que puede causar tensión en los isquiotibiales y provocar más dolor de espalda", apunta el doctor Ronald Barton Torchin, del Spine Center Baptist Health Miami Neuroscience Institute, en declaraciones a Livestrong. Y también es común forzar cervicales, lumbares y caderas... Cuanto más te retuerzas, peor.

Sin embargo, las consecuencias de este mal hábito nocturno van mucho más allá. Si sueles quedarte dormido en el sofá, tu cerebro puede llegar a asociar el sofá con el sueño. Y cuando eso sucede, es probable que tiendas a dormirte más rápido cada vez que te dejes caer en el sofá. Puede que esto no te parezca malo, pero el problema viene cuando lo haces a deshoras, especialmente si ocurre cerca la hora de acostarse.

En realidad, al quedarte dormido en el sofá no estás 'durmiendo', sino que estás tomando una siesta y eso va a impedir que tengas una noche de sueño reparador. No, no creas que esa cabezadita te viene bien, casi siempre está repleta de interrupciones por el ruido de fondo de la televisión, las luces y la posibilidad de que otras personas pululen por la casa y estén hablando entre ellas, recogiendo los restos de la cena u organizando sus cosas para el día siguiente; y todo eso puede interferir en tu sueño.

Pequeños despertares que pueden hacer que esa cabezada en el sofá sea más ligera, más fragmentada y desde luego nada reparadora, lo que no es la receta ideal para un sueño profundo. Además, cuando abras el ojo y te des cuenta de que estás en el sofá, tendrás que trasladarte a la cama como un zombie.

Entonces tendrás que hacer frente a otro problema adicional: te vas a desvelar. Incluso aunque hayas estado dormido un rato largo en el sofá, meterse en la cama y volver a conciliar el sueño puede ser complicado y resultar muy tedioso. Esto ocurre porque nuestro cerebro envía la señal de que tenemos que volver a dormirnos rápido, a toda costa, e incrementa los niveles de ansiedad por conseguirlo. Empezamos a pensar que no vamos a dormir bien y que el día siguiente va a ser peor, lo que dificulta el quedarse dormido. 

"Cuando una persona empieza a pensar que no va a dormir bien y al día siguiente se va a encontrar peor, ese pensamiento genera una ansiedad que dificulta más el quedarse dormido”, explica Olga Mediano, neumóloga y coordinadora del área de sueño de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) a Maldita.es. Vamos, que el insomnio surge cuando te empeñas en conciliar el sueño

"El sueño es una respuesta fisiológica que se activa cuando estás cansado, llega la noche y bajo determinadas circunstancias ambientales", explica a Businessinsider Francesca Cañellas, psiquiatra de la Unidad Multidisciplinar del Sueño del Hospital Universitario Son Espases, en Palma de Mallorca. "Entre estas se incluyen que haya oscuridad, un nivel térmico confortable, que estemos tumbados o que nos sintamos seguros y tranquilos".

Pero cuando te quedas dormido en el sofá, la luz artificial (tanto de lámparas como de la televisión u otros dispositivos que estés usando) puede alterar los niveles de melatonina, la hormona encargada de regular los horarios de descanso, y provocar aún más alteraciones en nuestro sistema nervioso simpático, que acelera el corazón y aumenta el estado de alerta para enfrentar los desafíos del día.

Y ojo porque pasar demasiado tiempo dormido en el sofá no solo resulta en una mala postura o en dolores cervicales, también puede favorecer la aparición de problemas en el sistema cardiovascular, según el Instituto Europeo del Sueño. Y hay evidencia científica. ¿El motivo? Que la exposición moderada a la luz durante el sueño daña la salud del corazón y aumenta la resistencia a la insulina.

Así las cosas, los especialistas en sueño recomiendan evitar las cabezadas en el sofá y descansar como se debe, tanto en cantidad como calidad de sueño creando rutinas de sueño, como por ejemplo, acostarse y levantarse a la misma hora, cenar temprano, eliminar pantallas y mantener el dormitorio bien ventilado y con una temperatura agradable.

Para resolver este problema y no quedarse dormido en el sofá, "tenemos que ir a la cama cuando tenemos la sensación de que necesitamos dormir, e intentar dormir, pero pocos minutos, 10 o 15 como mucho”, indica el neurólogo Karol Uscamaita, del grupo de Trastornos del Sueño de la Academia de Ciencias Médicas de Cataluña. “Si conseguimos dormirnos, perfecto. Si no, tenemos que salir y volver a hacer una actividad relajante en un lugar relajante –puede ser el sofá, no pasa nada–, pero sin quedarnos dormidos. Y en el momento que notamos que volvemos a tener ganas de dormir, volver a la cama”.

Estas medidas no solo nos benefician mucho a la hora de descansar sino que solo así podremos asegurar un buen descanso y conseguir una vida más saludable.

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