Rincones naturales impresionantes del mundo que puedes visitar gratis

Muchas maravillas del mundo pueden visitarse sin pagar nada

Viajar es uno de los mayores placeres del mundo pero, dependiendo del destino, puede ser un plan asequible... o uno tremendamente caro. Y es que entre vuelos, comidas, visitas a museos, edificios emblemáticos, etc. se nos puede ir un buen dinero. Por ello hoy hemos decido hacer una recopilación de esas que dan un respiro a tu cartera, con un lista de algunos de los rincones naturales más increíbles del planeta y cuya visita no cuesta ni un céntimo. Vamos que si no los visitas... ¡es porque no quieres!

Seguro que lo has visto más de una vez en alguna revista o imagen en la TV (es demasiado vistoso como para no fijarte en él) pero no terminas de ubicarlo. El increíble bosque de bambú de Arashiyama se encuentra en Kioto, Japón, y es sin lugar a dudas uno de los rincones más increíbles que tiene esta ciudad.

Bosque de Bambú de Arashiyama. Foto: Getty Images.
Bosque de Bambú de Arashiyama. Foto: Getty Images.

Se encuentra a las afueras de la citada urbe y te transporta prácticamente a otra dimensión sin pagar nada por ello, ya que su acceso es gratuito.

Puedes llegar en tren o en autobús (estos sí tendrás que pagarlos), aunque los más valientes se animan incluso a visitarlo a pie desde el centro de la ciudad (lo que implica unas dos horas de larga caminata).

Bueno, este rincón australiano tiene "truco" pero es tan especial (y espectacular) que no podía faltar por aquí. Nos referimos a la playa Whitehaven, considerada una de las más espectaculares del mundo por su característica arena blanca.

Playa Whitehaven, en Australia. Foto: Getty
Playa Whitehaven, en Australia. Foto: Getty

Lo del truco lo decimos porque aunque visitar la playa en sí misma no cuesta dinero, las vías para llegar a ella sí que implican un gasto, dado que solo se puede llegar a ella en lancha, catamarán o hidroavión. Aún así seguro que lo "perdonas" y hasta lo consideras después de ver imágenes como la que acompaña este texto y es que sus aguas turquesa y su caprichosa orografía conquistan a cualquiera.

Nos trasladamos hasta el sur de España, concretamente a Cádiz, para poner la vista en una duna declarada monumento natural en 2001. Esta increíble acumulación de arena regala, a todo aquel que se atreve a subirla, la vista de la bonita (y virgen) playa de Bolonia hacia un lado y un frondoso bosque de pinos -que precisamente frenan la arena ayudando a la formación de la duna- hacia el otro. En días de buena visibilidad incluso se puede divisar África a lo lejos.

Playa de la duna de Bolonia, en Cadiz, España. Foto: Getty
Playa de la duna de Bolonia, en Cadiz, España. Foto: Getty

Lo mejor es que subirla solo te va a costar el esfuerzo físico de llegar a su base y subirla (oye, se hace más pesado de lo que parece a simple vista) ya que acceder a la playa es totalmente gratis. Y una vez que la bajes, si es verano, te espera el agua cristalina y fresquita del Atlántico para darte un chapuzón y refrescarte.

Nos vamos hasta Irlanda del Norte para visita la Calzada del Gigante, una de las formaciones rocosas más particulares del mundo. Situada entre entre la ciudad de Bushmills y Ballycastle, se trata de una formación de piedras volcánicas con más de 6 millones de años resultado de varias erupciones.

A la vista queda una particular formación de columnas hexagonales que parece mentira que las haya creado la naturaleza y que debe su nombre a la leyenda del guerrero gigante Fionn mac Cumhaill, del quien se dice que construyó este camino para llegar a Escocia.

Calzad del Gigante (Giants Causeway), en Irlanda del Norte. Foto: Getty.
Calzad del Gigante (Giants Causeway), en Irlanda del Norte. Foto: Getty.

Es cierto que el aparcamiento para visitar la zona sí es de pago (y no te dejan aparcar en los alrededores), pero el acceso en sí es gratis así como la posibilidad de llegar hasta allí andando (es una caminata, pero se puede sin problemas).

Regresamos a España para fijarnos en una de las playas más curiosas que tiene su costa. Se trata de la Playa de las Catedrales, llena de impresionantes acantilados que el viento y el agua han esculpido, dando como resultado unas formaciones increíblemente bellas y que cortan la respiración.

Playa de las Catedrales, Galicia, España. Foto: Getty Images.
Playa de las Catedrales, Galicia, España. Foto: Getty Images.

Encontrarás diferentes miradores y cuando la marea está baja, se pueden apreciar mejor las galerías que se forman e incluso pasear por ellas. Eso sí, hay que andarse siempre con mucha precaución y estar atento a las advertencias de mareas y corrientes peligrosas.

Visitar esta playa, ubicada entre los pueblos de Foz y Ribadeo, en la provincia gallega de Lugo, no tiene coste alguno, por lo que si visitas esta zona -te lo recomendamos encarecidamente-, no tienes excusa para visitarla y dejarte sorprender.

Es una de las estampas más particulares y características de Turquía más allá de sus templos o mágicos bazares. Nos referimos a la imagen de una buena colección de formas cónicas, las conocidas como chimeneas de las hadas (de piedra caliza), postal que solemos ver repleta de globos aerostáticos, regalándonos un escenario de ensueño.

Valle de Pasabag, Turquía. Foto: Getty Images.
Valle de Pasabag, Turquía. Foto: Getty Images.

Evidentemente montarse en globo no sale gratis, pero acceder al valle sí (incluso el parking es gratuito) y pasear por esta zona, contemplando tan majestuosas formaciones geológicas sí que lo son. Estas se han formado por efecto de la erosión durante miles de años hasta conformar un paisaje mundialmente popular de Capadocia, la región turca a la que pertenece. En 1985, el parque nacional de Göreme, al que pertenece, fue incluido por la Unesco en la lista del Patrimonio de la Humanidad.

Las famosísimas cataratas del Niágara tienen varias actividades de pago (acceso a diferentes túneles, el barco, la cueva de los vientos...), pero el disfrute de las vistas o caminar por la zona no te va a costar nada.

Cataratas del Niágara, Ontario, Canada. Foto: Getty Images
Cataratas del Niágara, Ontario, Canada. Foto: Getty Images

Este conjunto de cascadas situadas en el río NIágara, entre Canadá y EEUU, se sitúan a unos 236 metros del nivel del mar y cuentan con una caída de unos 51 metros. En total son tres cataratas: la Horseshoe, también llamada la canadiense, la más impresionante de todas; la estadounidense, que se encuentra en el estado de Nueva York; y la Velo de Novia, la más pequeña.

Y tú, ¿ya has decidido cuál vas a visitar?