Robbie Williams enumera los diversos trastornos que padece: 'Tengo uno nuevo'

Robbie Williams credit:Bang Showbiz
Robbie Williams credit:Bang Showbiz

El cantante británico Robbie Williams no ha tenido reparo en enumerar el nutrido listado de problemas psicológicos que ha de afrontar en su vida cotidiana. El que fuera integrante del famoso quinteto Take That, de 49 años, ha querido destacar, de entre todos ellos, el trastorno que le fue diagnosticado de forma más reciente: el llamado Síndrome de la Persona Altamente Sensible, una condición de la que considera que es necesario arrojar más luz debido a su desconocimiento generalizado.

Al ser preguntado por el diario The Times acerca de su estado mental, Williams ha vuelto a hacer gala de su característica transparencia: "Oh, los tengo todos. Dislexia, dispraxia, neurodiversidad, trastorno por déficit de atención e hiperactividad, dismorfia corporal, hipervigilancia... Tengo uno nuevo que acabo de adquirir: HSP [en sus siglas en inglés], Persona Altamente Sensible", ha revelado en su conversación con el diario.

Los expertos definen esa circunstancia, también conocida como Sensibilidad de Procesamiento Sensorial, como una neurodivergencia que redunda directamente en el sistema nervioso central, acentuando las reacciones corporales y cerebrales a los numerosos "estímulos físicos, emocionales o sociales" del día a día. Por si eso no fuera suficiente, el intérprete ha revelado que padece estrés postraumático y cierta tendencia a la "adicción". "Pero no tengo una personalidad narcisista o un desorden de doble personalidad", ha añadido con alivio.

Fiel a su sentido del humor, Robbie Williams trata de restar dramatismo a este panorama para hablar con total naturalidad sobre su salud mental. "Estuve revisándolas todas la semana pasada y, obviamente, me decanté por las peores opciones. Tengo la sensación de que estoy coleccionándolas, como si fueran parches de los 'boy scouts'", ha bromeado en la entrevista. Es posible que el cantante, padre de cuatro hijos pequeños con su esposa, Ayda Field, se refiera con aparente ligereza a estas dificultades tras haber superado una etapa de su vida mucho más preocupante: ese ingreso en rehabilitación al que se vio forzado, en 2007, para luchar contra su dependencia al alcohol, el ácido, la heroína y la cocaína, la cual arrastraba desde sus tiempos en la famosa banda juvenil.