Robert Rodriguez abarca mucho y no aclara casi nada en Hipnosis: arma invisible

Hipnosis: arma invisible, estreno del jueves 2
Hipnosis: arma invisible, estreno del jueves 2

Hipnosis: arma invisible (Hypnotic, Estados Unidos-Reino Unido-Canadá/2023). Dirección: Robert Rodriguez. Guion: Robert Rodriguez y Max Borenstein. Fotografía: Robert Rodriguez. Música: Rebel Rodriguez. Edición: Robert Rodriguez. Elenco: Ben Affleck, Alice Braga, JD Pardo, Jackie Earle Haley, William Fichtner. Duración: 93 minutos. Distribuidora: Diamond Films. Calificación: apta para mayores de 13 años con reservas. Nuestra opinión: regular.

Lo más importante que Robert Rodriguez quiere decir en esta película no está en boca de ninguno de sus personajes. Es una expresión de deseo. ¿Qué más tengo que hacer –se pregunta de modo simbólico- para que Marvel me abra la puerta y me invite a formar parte de su universo creativo? Hipnosis: arma invisible es su carta de presentación, un juego de opuestos intercambiables entre un mundo real y otro fantástico, cuyas tensiones se plantean a través de una batalla en apariencia interminable que se libra con el cuerpo y mucho más con la mente.

No será la primera vez para Rodriguez, si alguien en Marvel lo escucha, en las ligas mayores de Hollywood. El cineasta texano ya probó su destreza, por ejemplo, en el mundo de Star Wars. Pero está en su naturaleza volver todo el tiempo al lugar en el que se siente más cómodo (el cine de clase B) para desplegar su multifacética habilidad. En esta película Rodriguez es director, productor, guionista, director de fotografía y editor. Esta vez dejó la música, otro rubro en el que suele desempeñarse, en manos de su hijo Rebel.

Rodriguez lleva tres décadas apoyado en esta acumulación de créditos para dejar a la vista de todos que hacer una película para él es la cosa más natural y más sencilla del mundo. Filma con rapidez y seguridad. Y también quiere mostrar, respaldado en sus tres décadas de recorrido, que tiene el oficio del profesional y el fervor del artesano.

Esa postura suele alentarnos de entrada a darle crédito a lo que hace, sobre todo si parece dispuesto como ocurre aquí a contarnos una historia que juega con alguna invocación a la nostalgia, a ese noble modelo de cine de género (policial, fantástico) que en el pasado confiaba sobre todo en las buenas historias y el entretenimiento como aventura.

Hay ocasiones en las que Rodriguez cumple con las expectativas (como en las películas de Spy Kids, lo mejor que hizo hasta ahora), pero en su caso suelen ser más las decepciones. En Hipnosis: arma invisible paga un costo alto por sus pecados de arrogancia. La historia empieza con un estudio de la compleja personalidad de un policía (Ben Affleck) afectado por la desaparición de su pequeña hija y a partir de allí van apareciendo otras capas y otros temas: tecnologías virtuales, teorías conspirativas, el control como base del ejercicio del poder, mundos paralelos, la realidad frente a la simulación.

Rodriguez llena de trampas y giros cada vez más forzados la peripecia del protagonista, mezclando influencias del cine de Christopher Nolan con la memoria del Truman Show de Peter Weir. Lo único que consigue es entrar muy rápido en un callejón sin salida que lo lleva a tener que explicar con demasiadas palabras el siguiente paso de la acción. Affleck no ayuda demasiado con su actuación abúlica, como si le diera igual todo lo que le pasa a su personaje. Solo William Fitchner y otra nueva muestra de su extraordinaria galería de terroríficos villanos aporta algo de verdad, intriga y misterio. Lo demás, aunque el título quiera desmentirlo, está demasiado a la vista.