Roca Rey sale a hombros en una tarde de tediosa falta de casta en Valencia

Valencia (España), 17 mar (EFE).- El diestro peruano Andrés Roca Rey, que salió a hombros tras cortar dos generosas orejas al quinto, salvó "in extremis" el tedio provocado este viernes en Valencia (España) por la falta de casta de una corrida de Victoriano del Río lidiada ante unos tendidos abarrotados.

De hecho, este fue el primer "no hay billetes" que se colocaba desde hace años en el coso valenciano, motivado sin duda por el tirón popular del torero de moda, que era en quien estaban puestas todas las miradas.

Por eso mismo, en un alarde de responsabilidad torera, Roca se empleó de firme para salvar los muebles con ese quinto toro, un sobrero de bastas hechuras, que sustituyó un endeble y terciado titular devuelto a los corrales y que tuvo, al menos, unas medias arrancadas de las que poder tirar.

La faena del limeño estuvo muy inteligentemente estructurada, en prueba de su madurez profesional, ya que supo administrar con precisión a un toro que manseó como todos sus hermanos en los primeros tercios pero al que él ya centró en la muleta en los primeros compases.

Ayudó mucho Roca Rey al de Victoriano del Río, dándole confianza sin exigirle demasiado, para poder así aprovechar mejor esas solo medias arrancadas en el segundo y definitivo tramo del trasteo, especialmente en dos tandas con la derecha en las que ensambló en redondo los medios pases sin quitarle el trapo de la cara.

La continuidad de los muletazos, con el torero asentado como eje, hizo que el hasta entonces aburrido público de la plaza reaccionara definitivamente en ese decisivo remate y que, tras la estocada, se desatara en agradecimiento la petición de dos orejas que la presidencia acabó concediendo con idéntica generosidad.

Los otros cinco capítulos del festejo tuvieron mucha menos historia, tanto por el descastamiento de los toros como por el viento que no dejó de soplar y que impidió a la terna concretar algo más sus esfuerzos.

El mismo Roca tuvo que apostar con el segundo, un toro sin clase y con peligro sordo que se acabó rajando cuando se sintió podido, mientras que Emilio de Justo derrochó tesón con el cinqueño que hizo cuarto, poniendo de su parte todo el celo que le faltó al animal, del que tiró a pulso hasta que ya no hubo más, que fue pronto.

Ya con el que abrió corrida, el mismo De Justo había tenido que mantener cierta cautela, cuando el viento le impidió fijar el gazapeo y las escasas ganas de entregarse de un toro que iba a marcar la pauta del encierro.

Por su parte, Pablo Aguado intentó siempre lucir su clásico concepto con un lote que le dio escasas opciones de desarrollarlo. Y así dejó algunos apuntes con el capote y la muleta, sin que el rebrincado y áspero tercero y el aplomado sexto le dejaran ir más allá.

De hecho, a ese último tuvo el sevillano que entrarle a matar con el de Victoriano del Río totalmente aconchado en tablas, tan desfondado como una tarde que se cerró con una salida a hombros de Roca Rey más reglamentaria que entusiasta.

FICHA DEL FESTEJO- Seis toros de Victoriano del Río, el quinto como sobrero, muy desiguales de cuajo, hechuras y cabezas, pero parejos en su falta de casta, manseando de salida y sin fondo ni celo en el último tercio.

Emilio de Justo, de corinto y oro: estocada corta desprendida (silencio); pinchazo, media estocada y dos descabellos (ovación tras aviso).

Roca Rey, de caldero y oro: pinchazo y estocada caída (silencio); estocada desprendida (dos orejas).

Pablo Aguado, de azul soraya y oro: estocada baja (ovación tras leve petición de oreja); pinchazo, pinchazo hondo y dos descabellos (silencio).

Sexto festejo de la feria de Fallas, con el cartel de "no hay billetes" en las taquillas (10.500 espectadores), en tarde ventosa y fresca.

Por Paco Aguado

(c) Agencia EFE