Romper el círculo, un drama que se debate entre el cuento de hadas y la tragedia de la violencia de género

Blake Lively y Justin Baldoni en Romper el círculo
Blake Lively y Justin Baldoni en Romper el círculo

Romper el círculo (It Ends With Us, Estados Unidos/2024). Dirección: Justin Baldoni. Guion: Christy Hall, a partir de la novela de Colleen Hoover. Fotografía: Barry Peterson. Edición: Oona Flaherty, Robb Sullivan. Elenco: Blake Lively, Justin Baldoni, Jenny Slate, Brandon Sklenar, Isabela Ferrer, Alex Neustaedter. Calificación: apta para mayores de 13 años con reservas. Distribuidora: Sony. Duración: 140 minutos. Nuestra opinión: buena.

Ya hace unos años que las películas de Hollywood dejaron atrás la duración promedio de 90 minutos que utilizaron durante décadas. Incentivada por el fenómeno del cine comercial (entendido como un evento que representan los films de superhéroes, la industria parece haber acordado tácitamente que sus producciones cinematográficas deben durar al menos dos horas. La frase “a esta película le sobran (insértese la cantidad de minutos necesarios)”, se volvió parte de la rutina de ir al cine.

Todo esto para decir que Romper el círculo, el drama romántico basado en la exitosa novela de Colleen Hoover, podría ser más efectiva con una edición que recortara sus excesivos 140 minutos. Ciertas desprolijidades del montaje y la repetición de secuencias más bellas que significativas perjudican un relato que trata de hacer equilibrio entre sus costados románticos, el drama de la violencia doméstica y el cuento de hadas moderno. La combinación de todos esos elementos aparentemente incompatibles resultan en un film de tono inconsistente, que de todos modos acierta en plantear la experiencia de la violencia de género desde la perspectiva de su personaje femenino central.

La historia gira en torno a Lily Bloom (Blake Lively), a punto de cumplir su sueño de abrir una florería en Boston mientras atraviesa el duelo por la muerte de su padre, un hombre violento que solía descargar su furia golpeando a su esposa. En ese momento, Lily conoce a Ryle (Justin Baldoni, también director), un neurocirujano tan apuesto y acaudalado que parece demasiado bueno para ser cierto. Y lo es: desde su primer encuentro resulta evidente que Ryle carga con una intensidad que más tarde se manifestará en agresiones y oscuridad.

Gracias a un diseño de producción y vestuario que podrían pertenecer a alguna comedia romántica de buen presupuesto, Romper el círculo se debate entre la fantasía y la realidad de la tragedia implícita en los casos de violencia de género. Los tramos en los que se muestran la etapa de enamoramiento de la pareja producen cierta desorientación en el espectador: el pelo perfectamente ondeado de Lively, la minuciosidad con la que la cámara capta cada uno de sus anillos, vestidos, botas y escotes dotan a las escenas de un tono rosa que no coincide con la tensión creciente que se quiere transmitir, y que deja al film peligrosamente cerca de la liviandad.

Por otro lado, resulta muy acertada la decisión creativa de la guionista Christy Hall y Baldoni de estructurar la adaptación respetando el mismo punto de vista elegido por la novela: es Lily quien vive y narra todo lo que sucede en su vínculo con el mundo. El modo en que interpreta la creciente violencia de su relación y su desorientación frente a un estado de situación que la desborda y confunde dotan al film de una perspectiva que le aporta la profundidad y emoción necesaria sin tropezar con los lugares comunes que abundan en ficciones relacionadas con su compleja temática.