Rosa María Bianchi, de su cambio de acento para triunfar en México al impulso a Salma Hayek

Rosa María Bianchi durante la conferencia de prensa de la serie Monarca, producida por Salma Hayek, en 2019 (Foto: Víctor Chávez/Getty Images).
Rosa María Bianchi durante la conferencia de prensa de la serie Monarca, producida por Salma Hayek, en 2019 (Foto: Víctor Chávez/Getty Images).

Al margen de su diversidad cultural y gastronómica, nadie puede negar que México es un punto clave para aquellas personas que quieren brillar en el entretenimiento y, gracias a su talento, ser reconocidas internacionalmente. A Rosa María Bianchi le vendieron esa idea y desde 1971 "adoptó" al país como suyo.

Con poco más de 40 años de carrera artística, Bianchi es una de las artistas más respetadas de la industria debido a la calidad de sus interpretaciones. En su natal Argentina soñó convertirse en actriz y no cesó en su idea, se unió a una escuela de teatro que la acercó a la profesión, y gracias a un viaje estudiantil a México en 1969, hizo amigos que la convencieron de mudarse. La idea era muy atractiva, por supuesto, pero también la motivó el deseo de salir de la nación sudamericana, "un país complicado, está bien, está mal, está inestable, desde que yo recuerdo, así es", y donde solo podía o estudiar o trabajar. Dos años después inició el viaje sin retorno.

A sus 23 años, la jovencísima e incipiente actriz comenzó a buscar las oportunidades que no encontró en su país. "De pronto hacía una fotonovela, un desfile, una edecaneada, las cosas se van como encadenando y se van enlazando, vas a un desfile y ahí te enteras de otro, conoces gente", cuenta en Pelayito y en la boca. Cubierta la necesidad monetaria, también debía atender la académica, la razón primordial por la que viajó más de 7 mil kilómetros; comenzó su formación actoral en Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y posteriormente en el Centro Universitario de Teatro (CUT) de la UNAM.

Marco Antonio Montejo, Héctor Mendoza, Ludwik Margules, Luis de Tavira (con quien se casó), entre otros importantes directores de la escena mexicana, la guiaron en los estudios. "Maestros intensos, ¿será por eso que no tiene acento?", le pregunta el conductor Jorge Zamitiz.

Décadas antes de la llegada de Bianchi, las argentinas Libertad Lamarque y Marga López, estrellas de la Época de Oro del cine mexicano, quizá son el más claro ejemplo de la diversidad actoral en el espectáculo mexicano. La primera nunca ocultó su acento mientras que la segunda solo lo usó fuera de pantalla.

Pero para Rosa María, quien apenas empezaba y ya estaba harta de siempre dar la misma explicación, decidió que lo más fácil para ella era convertirse en mexicana. "El acento yo me lo quité enseguida, yo no quería que supieran, en esa época (me preguntaban) cada media hora y dije 'ya, no quiero', entonces empecé a imitar a imitar a imitar muy rápido, hablar y cambiar palabras, quitarme la /ye/ y entonces, de pronto hablaba como mexicana, pero no me veían cara de mexicana. Entonces me decían '¿usted de dónde es?', 'de aquí, del DF', 'usted parece del norte', cualquier cosa".

Su decisión, explicó, también fue motivada por el deseo de formar parte de algo. En esta misma plática, contó que cuando decidió abandonar su país, su familia la cuestionó pero aceptó su camino, y prácticamente cortó los lazos.

Hay una cosa de pronto que tú quieres pertenecer. Ya decidiste, ya estás aquí, quieres hacer tu vida aquí, enfrentarte a todo lo que viene, quieres pertenecer aquí. A mí me pasó eso. Yo sé que hay mucha gente que sigue manteniendo su acento, hay personas que pueden separar, es decir, en la vida hablan 'argentino', como argentinos; se suben al escenario y yo no puedo, no me sale. Además, no tengo con quién hablar en 'argentino'.Rosa María Bianchi

Quince años de formación teatral, como actriz y profesora, le ofrecieron después la oportunidad de sumarse a uno de los mayores éxitos televisivos, Cuna de lobos, y de ahí, llegar a más: Monte Calvario, El extraño retorno de Diana Salazar y Teresa.

Y justo fue Teresa quien la acercó a otra futura estrella, Salma Hayek.

Bianchi fue profesora de Hayek cuando esta empezaba su carrera en Televisa. Cuentan que alguien cercano a la actriz sustrajo el guion de la telenovela y se lo llevó a su coach, Rosa María, para trabajar las escenas con el fin de ganarse el papel. De alguna forma, le debemos a ella el desarrollo del gran talento de la veracruzana.

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