Roseanne: la serie que rompió con todos los estereotipos en la TV y que, 30 años después, fue cancelada por un tuit racista
La historia de Roseanne podría ser una serie en sí misma: una mujer que en la década del 80 logró convertir la historia de una familia de clase trabajadora con todos los tabúes de la época en un éxito de audiencia; una estrella de la TV que nunca mostró interés por encajar en los cánones de belleza -ni dentro ni fuera del programa-; una protagonista que generó amores y odios en pantalla y fuera de ella; un programa por el que pasaron jovencísimas futuras estrellas de Hollywood; un parate de 21 años, un regreso triunfal y una de las cancelaciones más festejadas de la industria del entretenimiento de los Estados Unidos.
Desde que desembarcó con su propia serie en la TV, Roseanne Barr se convirtió en una figura central de la cultura norteamericana. Producida por la cadena ABC, la sitcom se estrenó el 18 de octubre de 1988. Los 231 capítulos de 22 minutos que tuvo la serie se dividieron en diez temporadas; la última, una secuela que marcó el gran regreso de la comediante a la televisión, también fue su despedida del éxito masivo: un tuit con contenido racista la llevó directo a la lista de las cancelaciones más resonantes del showbusiness. Mientras los productores decidieron poner punto final a la serie, la artista fue duramente cuestionada.
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Una familia tipo, una matriarca y mucho humor
La historia de Roseanne en la pantalla chica es la de la matriarca de los Connor, una familia compuesta por un matrimonio y tres hijos que hacían malabares para llegar a fin de mes. Con conductas poco comunes para lo que eran las representaciones familiares que mostraba la televisión de la época, los Connor gritaban, se peleaban, eran desordenados, hablaban mal, eran poco afectuosos y se burlaban de ellos mismos. También discutían en voz alta muchos de los temas que en aquel momento se escondían debajo de la alfombra, y lo hacían con una naturalidad descarnada.
El personaje de la humorista, quien la catalogó como una “diosa doméstica”, rompió con todos los estereotipos esperables de la época: era quien llevaba adelante la familia, era mandona, aguerrida, mordaz y nunca se preocupaba por las apariencias. Además de darle órdenes a sus hijos, Roseanne dirigía a su marido, Dan, interpretado por el gran John Goodman. El mundo de Roseanne se completaba con sus tres hijos -el pequeño DJ (Michael Fishman), y las adolescentes Darleen (Sara Gilbert) y Becky (Sarah Chalk)-, sus novios, su hermana Jackie (Laurie Metcalf) y sus amigos.
En cada uno de los episodios, los Connor hicieron frente a un conflicto determinado y muchas veces tocaron temas tabúes: desde embarazos adolescentes hasta la menstruación y la masturbación, el sexo, el consumo de drogas y de alcohol, la pobreza, la desigualdad social, el aborto, la obesidad, la violencia doméstica y los anticonceptivos, Roseanne logró identificar al público con lo que el resto de las comedias no mostraba. La sitcom también se destacó por su tinte feminista: el centro de la escena -y el poder- lo tenía una mujer que manifestaba de forma libre sus ideas y que tenía, como red de contención, a otras mujeres .
Otro de los aspectos innovadores de Roseanne fue la inclusión, a principios de la década del 90, de historias protagonizadas por integrantes del colectivo LGBTQ. El jefe de Roseanne, Leon, era abiertamente homosexual y se casó en un episodio de show con su pareja, Scott. Nancy, interpretada por Sandra Bernhard, fue una de las primeras lesbianas en una sitcom de Estados Unidos. Por último, un personaje interpretado por Mariel Hemingway besó a Roseanne en un bar gay durante un 1994, episodio que ABC inicialmente se negó a emitir.
Los números del rating acompañaron a Barr a lo largo del show: Roseanne se coronó como la sitcom con mayor audiencia de Estados Unidos de 1989 y 1990. Además, estuvo entre los cuatro programas más vistos durante seis de sus nueve temporadas y dieciséis millones de espectadores vieron el capítulo final. A pesar de ser uno de los tres programas mejor calificados durante cinco de las nueve temporadas de la serie, nunca fue nominado a un Emmy a la mejor serie de comedia. Cuando en el 20 de mayo de 1997 la serie llegó a su fin, nadie imaginó que 20 años después, en mayo de 2017, la ABC iba a anunciar la producción de una nueva temporada.
Mucho más que la protagonista
El primer gran éxito de Barr gracias a su desembarco en la televisión fue haber impuesto una tendencia: la de los comediantes de stand-up con ficción propia. Todo comenzó cuando los productores Marcy Carsey y Tom Werner vieron la rutina de Barr en The Tonight Show, en 1985. De inmediato le ofrecieron el papel. Barr no fue la primera en hacer la transición del stand-up a la televisión, pero su programa fue un éxito inmediato. En consecuencia, y también gracias a Seinfeld, las cadenas comenzaron a ofrecer más espacio a los comediantes, incluidos Tim Allen, Brett Butler, Ellen DeGeneres y Ray Romano.
Si bien Roseanne está convencida de que la serie se basó en su vida, en realidad interpretó un papel que ya había sido creado. Así lo aseguró Marcy Carsey: “Lo que no estaba en ese momento era la idea de una madre trabajadora. Sabíamos que necesitábamos una presencia ruidosa, interesante, única y directa para llevarlo al extremo más escandaloso del espectro”, explicó. “Es como una forma catártica de arreglar el mundo” , agregó luego.
Cuando Roseanne fue contratada, el show se llamaba Life and Stuff -”Vida y cosas”-, y Matt Williams, el creador, escritor y coproductor ejecutivo, tenía la intención de que estuviera centrada en toda la familia y no en la actriz. Pero Barr se salió con la suya, y comenzó entonces una lucha de poder entre ella y Williams. Incluso, en medio de la primera temporada, Barr amenazó con renunciar después de completar tan solo 13 de los 22 episodios pactados si Williams no era despedido. Según el portal IMDB, Roseanne aseguró que Williams la estaba convirtiendo en ALF, “una gran marioneta gigante de comedia de situación parada detrás de un sofá que escupe frases ingeniosas” .
Williams no fue el único que padeció a Roseanne. La comediante solía reescribir partes del guion luego de la lectura inicial y estaba convencida de que los autores debían rotar cada dos años. Cansados de las intromisiones, se enfrentaron con la actriz, quien los tildó de “demasiado emocionales” y decidió, en lugar de llamarlos por sus nombres, enumerarlos. Amy Sherman-Palladino, autora de Gilmore Girls (2000) y The Marvelous Mrs. Maisel (2017), reveló a Entertainment Weekly que ella era 2 y que la actitud de Roseanne no cayó bien entre los escritores. Por su parte, Joss Whedon, el creador de Buffy, la cazavampiros, describió el set como “un ambiente brutal”. “Cada vez que le dices a alguien, ‘No me voy a aprender tu nombre, aquí está tu número’, estás disminuyendo su valor”, cerró .
Algunas curiosidades
Fueron muchos los actores que, aún ignotos y muy jóvenes, pasaron por el set de Roseanne. Tobey Maguire, Leonardo DiCaprio y Alyson Hannigan aparecieron en la tercera temporada, Stephen Dorff en la segunda, y George Clooney interpretó al comienzo de la serie al jefe de Roseanne en la fábrica donde trabajaba. Clooney asumió este papel en 1988 justo después de que lo despidieran de la serie The Facts of Life en 1987. Muchos años después, y luego de ganarse el lugar de galán en Hollywood, desmintió una historia que Roseanne había contando al New York Daily News y que señalaba que en la heladera de la actriz había una foto de él con anteojos oscuros mostrando los genitales al estilo Groucho Marx.
También fueron parte del show figuras con futuros tan distintos y éxitos contundentes como Ellen DeGeneres, Sharon Stone, Bruce Willis, Joseph Gordon-Levitt, Neil Patrick Harris y Bob Odenkirk. Macaulay Culkin, por su parte, estuvo muy cerca de formar parte de la familia Connor: el actor de Mi pobre angelito audicionó para el papel de D.J. Conner, pero se lo dieron a Michael Fishman porque Roseanne Barr pensó que se parecía más a su familia.
El regreso
Con algo de sentido profético, Barr hizo en 2008 un breve repaso del devenir de los personajes de la serie de haber continuado al aire. “Siempre he dicho que D.J. habría sido asesinado en Irak y (los Conner) habrían perdido su casa”, confesó. Cuando le pidieron más detalles sobre el destino del resto de los Conner (Jackie, Becky, Darlene, David y Mark), Barr fue categórica: “Su pregunta es propiedad intelectual que puede desarrollarse más adelante, así que no quiero entrar en detalles”.
El 27 de marzo, Barr volvió a la pantalla con la décima temporada de Roseanne. El público acompañó la producción de inmediato, pero un chiste racista de la comediante en referencia a la consejera del aquel entonces presidente de Estados Unidos Barak Obama, Valerie Jarret, hizo que la serie fuera levantada del aire de forma abrupta el 29 de mayo de ese mismo año.
“La hermandad musulmana y el planeta de los simios tuvieron un bebé = VJ”, decía el mensaje que la comediante compartió en su cuenta de Twitter en respuesta a una noticia de actualidad publicada por un medio digital. Jarret tiene ascendencia afroamericana y nació en Irán, país en donde trabajaban sus padres. “ Las declaraciones de Roseanne son aborrecibles, repugnantes e inconsistentes con nuestros valores, por eso hemos decidido cancelar el show ”, explicó en un comunicado el presidente de la cadena ABC, Channing Dungey.
Barr borró el tuit rápidamente y publicó un pedido de disculpas. “ Pido perdón a Valerie Jarret y a todos los americanos. Estoy realmente arrepentida de hacer una mala broma sobre sus políticas y su aspecto físico, debería haber pensado mejor. Perdónenme, mi broma fue de muy mal gusto. A partir de ahora dejaré Twitter ”, decía el mensaje. No fue suficiente: Barr quedó fuera definitivamente, y ABC decidió, el 22 de junio de 2018, dar luz verde a Los Conners (2018), un spin-off que mantuvo intacto el reparto original a excepción de su protagonista.