Rumbo a Qatar 2022: La selección literaria mexicana

Un aficionado de la selección mexicana anima a su equipo antes del partido contra Panamá por la tercera fecha del octagonal final de la CONCACAF al Mundial de Qatar, en Ciudad de Panamá, el miércoles 8 de septiembre de 2021. (Foto AP/Eduardo Verdugo)
Un aficionado de la selección mexicana anima a su equipo antes del partido contra Panamá por la tercera fecha del octagonal final de la CONCACAF al Mundial de Qatar, en Ciudad de Panamá, el miércoles 8 de septiembre de 2021. (ASSOCIATED PRESS)

Es la desconfianza que siempre ha tenido la mente con respecto al cuerpo. Los intelectuales se desmarcaron del fútbol por considerarlo una expresión popular menor, por deducir que era, como la religión, “el opio del pueblo”, por desconfianza hacia la masa y, finalmente, por esnobismo.

Jorge Valdano

¿Qué provoca la pasión por el fútbol, uno de los deportes más populares del mundo? La respuesta no es otra que la exaltación por la afición, la camiseta, el logotipo del equipo y el balón. No todo el mundo nace con ella, muchos la llevan desde la infancia y no temen decir que la cargan en la sangre, por así decirlo. Es un deporte que le viene bien a muchos estratos sociales, puede ser sólo por diversión, pero también enseña la importancia del trabajo en equipo, para proteger la camiseta desde una edad temprana.

Aunque en los últimos años este deporte se ha visto empañado por malos jugadores a los que les importa menos la camiseta, el escudo del equipo o la afición que el dinero que ganan, cada vez es más frecuente ver a niños llenos de sueños jugando al fútbol sólo por el premio final de la riqueza.

Al principio, el fútbol inglés se caracterizaba por tener pocas reglas y mucha violencia, lo que llevó a la aparición del fútbol de carnaval, que fue prohibido en Inglaterra por decreto del rey Eduardo III debido a la violencia que generaba. Después llegó el fútbol florentino, originario de la ciudad italiana de Florencia, que tuvo una gran influencia en el concepto moderno de fútbol, ya que se caracterizaba por su ambiente festivo. A partir de mediados del siglo XIX, los códigos del fútbol comenzaron a unificarse como los conocemos ahora.

El director técnico de la Selección Mexicana, Gerardo Martino “Tata”, tiene ya definida la lista de los 31 futbolistas citados en Girona en la última parada rumbo al Mundial Qatar 2022, y es reforzada con quince elementos que fungirán como sparrings.

México se encuentra en el Grupo C junto con la selección de Argentina, Polonia y Arabia Saudita. La lista de convocados para Mundial de Qatar 2022 es la siguiente: Guillermo Ochoa, Alfredo Talavera, Rodolfo Cota, César Montes, Néstor Araujo, Jesús Angulo, Héctor Moreno, Johan Vásquez, Gerardo Arteaga, Jesús Gallardo, Jorge Sánchez, Kevin Álvarez, Edson Álvarez, Héctor Herrera, Andrés Guardado, Erick Sánchez, Carlos Rodríguez, Luis Gerardo Chávez, Luis Romo, Erick Gutiérrez, Orbelín Pineda, Alexis Vega, Diego Lainez, Roberto Alvarado, Uriel Antuna, Rogelio Funes Morí, Raúl Jiménez, Henry Martín, Hirving “Chucky” Lozano, Jesús Manuel “Tecatito” Corona y Santiago Giménez. Pero…, ¿cómo sería esta selección si estuviera conformada por escritores?

La relación entre fútbol y literatura ha cambiado en el tiempo, pero siempre ha estado presente a través de los ensayistas, poetas, periodistas, novelistas y cuentistas, unos a favor y otros en contra. Hay dos grupos de escritores: los que admiran al fútbol al extremo que lo han convertido en un recurso creativo y los que explícitamente lo odian. Esta clara división muestra que esta relación no fue armónica desde el principio, aunque posteriormente la balanza se haya inclinando hacia los que lo defienden y lo usan para la creación, beneficiando tanto al fútbol como a la literatura.

Si se hace un balance respecto de cuáles son los géneros de mayor desarrollo de la “literatura futbolística”, se puede afirmar que primero están la crónica y el ensayo, segundo la poesía y el cuento y en un tercer lejano puesto, la novela y el teatro.

En el ejercicio de idear una selección mexicana categorizada por escritores para defender la arquería mexicana de las letras, presento una clasificación de las plumas mexicanas que consagrarían el dream team de la literatura en México.

Comenzamos en la portería con Juan Rulfo, autor de El llano en llamas (1950) y Pedro Páramo (1955); como defensa central opto por David Miklos, autor de Paseos del río (2020); en la defensa lateral selecciono a Darío Zalapa, autor de Perro de ataque (2017); para el mediocentro a Guillermo Fadanelli, autor de Stevenson Inadaptado (2022); como centrocampista a Salvador Elizondo, autor de Farabeuf o la crónica de un instante (1965); para la media punta a Eduardo Antonio Parra, autor de Bajo el enigma de Dionisio (2018).

Para el mediocentro defensivo a Jorge Ibargüengoitia, autor de Los relámpagos de agosto (1965); en el interior derecho a Juan José Arreola autor de Bestiario (1938); para el interior izquierdo tenemos a Emiliano Monge, autor de Justo antes del final (2022); para el delantero centro contamos con Carlos Velázquez autor de Despachador de pollo frito (2019); en la segunda punta a Ángel Ortuño, autor de Gas lacrimógeno y otras cosas que no son poemas (2018) y en el extremo a Antonio Ortuño, autor de La armada invencible (2022), como sparrings, convocaría una lista de quince plumas, en la que figuran Pierre Herrera, Luis Humberto Crosthwaite, Jehú Coronado, Xavier Velasco, Fernando Nachón, J.M. Servín, Adrián Román, Isaí Moreno, Gonzalo Lizardo, Jaime Mesa, Luigi Amara, Mariño González, Rodrigo Márquez Tizano, Rogelio Garza y Daniel Salinas Basave. En el puesto de director técnico tendríamos a Martín Solares.

Este ejercicio permite que el fútbol se convierta en un instrumento para generar un ambiente de comprensión, aprendizaje y fomento de la diversidad literaria. Una experiencia que bien puede ayudar a los escritores a dejar atrás las individualidades y egos que se suelen atribuir a este gremio. Como colectividad, deben formar un grupo unido y funcionar como equipo, por lo que el crecimiento en respaldo, debe ser muy importante en este nivel.

El futbol se ha hecho literatura mediante un tejido discursivo que le es absolutamente propio, donde la ficción y la metáfora juegan su propio partido: “un pase al vacío” o “el rincón de las ánimas” tienen un sentido poético solo comprensible dentro del fútbol. Hay un hiper texto que se desarrolla globalmente, que nace de la técnica del control del balón y que lo recoge el lenguaje con sentido de creación y arte.

Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.