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El síndrome que puede emocionarte hasta provocarte un ataque de pánico

Lo bonito, lo bello nos causa emoción. Cuando vemos una obra de arte o un espectáculo natural como, por ejemplo, las auroras boreales, se nos eriza el pelo, nos sobrecogemos ante tanta belleza. Incluso podemos llegar a llorar ante la turbación que nos puede causar algo que, para nosotros, puede rozar la divinidad. Sin embargo, hay personas a las que ver algo extremadamente sublime les causa un impacto tan grande que pueden experimentar síntomas físicos muy parecidos a la ansiedad o sufrir un ataque de pánico. ¿Por qué se produce este síndrome?

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¿Qué es el síndrome de Stendhal?

Stendhal (seudónimo de Henri-Marie Beyle) fue el famoso novelista francés del siglo XIX que describió el fenómeno en su libro Nápoles y Florencia: Un viaje de Milán a Reggio porque lo sufrió en su propia cabeza. Este escritor detalló el fenómeno que experimentó en 1817 en su visita a la Basílica de la Santa Cruz, en Florencia. Lo describió como una sensación de mareo, taquicardias y sudores que le obligaron a salir del lugar para recuperarse.

"Había llegado a ese punto de emoción en el que se encuentran las sensaciones celestes dadas por las Bellas Artes y los sentimientos apasionados. Saliendo de Santa Croce, me latía el corazón, la vida estaba agotada en mí, andaba con miedo a caerme"

"Llamado también el síndrome del viajero, se produce cuando comienza una descompensación aguda emocional al contemplar un lugar determinado, con alteraciones tanto cognitivas como afectivas y fisiológicas", explica el psicólogo Angel Luis Guillén, Psicologo y psicoterapeuta de Psicopartner (psicopartner.com).

Aunque fue acuñado así por la psiquiatra italiana Graziella Magherini, este experto añade que "es importante destacar que no se trata de un trastorno mental definido, ni reconocido por la American Psychiatric Association (APA) ni por la Organización Mundial de la Salud (OMS)".

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¿Le ocurre a todo el mundo?

En general, como decíamos, todos nos emocionamos cuando estamos frente algo bello. Sin embargo, hay personas más predispuestas a experimentar sensaciones mucho más profundas y psíquicas. Por ejemplo, aquellos sujetos que tienen alta sensibilidad o que sienten una profunda devoción hacia el arte o hacia la belleza son más susceptibles de sufrir el síndrome de Stendhal.

"Este síndrome puede ocurrir al visitar lugares muy hermosos o muy distintos a lo que estamos acostumbrados y al contemplar famosas obras de arte. Por eso se relaciona con míticas ciudades como Florencia, París, Atenas, Tokio y Roma. Estas experiencias no les ocurren solo a personas con antecedentes psiquiátricos", insiste el psicólogo.

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¿Puede tener alguna consecuencia?

Al igual que el novelista francés, las personas que experimentan este síndrome pueden sentir como si fueran a desfallecer. "Las manifestaciones típicas son ansiedad, despersonalización, aumento del ritmo cardiaco, confusión, sudoración, visión borrosa, euforia o tristeza. Y un porcentaje muy pequeño, menor al 5%, ha experimentado un ataque de pánico".

El síndrome de Stendhal también se puede relacionar con otro que se produce en aquellos viajeros que visitan Jerusalén, por el que los visitantes que acuden a la ciudad santa experimentan delirios psicóticos embriagados por el ambiente y la historia del lugar, aunque, en este caso, y tal como afirma la psicóloga Mariló Pérez García, de GrupoLaberinto, sí se da en pacientes que tienen un trastorno psicológico de fondo.

Otro trastorno psicológico transitorio que provoca una respuesta emocional fuerte y que también está relacionado con la visita a ciudades o parajes particularmente bellos es el síndrome de París. En este caso, sin embargo, los turistas experimentan emociones de frustración, ira, ansiedad, agresión u hostilidad cuando se encuentran en una ciudad que no cumple sus expectativas, muchas veces, irreales.

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