¿Qué es el síndrome de taquicardia postural ortostática que padece la hija de Christina Applegate?

Christina Applegate con su hija Sadie en la 29º edición de los Annual Screen Actors Guild Awards en el Fairmont Century Plaza de Los Ángeles el 26 de febrero de 2023
Christina Applegate con su hija Sadie en la 29º edición de los Annual Screen Actors Guild Awards en el Fairmont Century Plaza de Los Ángeles el 26 de febrero de 2023 (Getty Images)

Christina Applegate vive un momento complicado, pues a la esclerosis múltiple que sufre desde 2021, suma otra preocupación, en este caso relacionada con su hija Sadie, de 13 años, quien en el último podcast de la actriz ha reconocido que padece el llamado síndrome de taquicardia postural ortostática (POTS). "No sé qué es realmente, pero tiene que ver con el sistema nervioso autónomo y afecta a mi corazón. Cuando me levanto me mareo muchísimo y mis piernas están muy débiles. A veces siento que me voy a desmayar", explicaba la adolescente, que reconocía que los síntomas empezaron hace "mucho tiempo", pero que no les había dado importancia. Cuando estaba en el colegio, recuerda que tenía que visitar a la enfermera "varias veces al día" porque "siempre sentía" que se iba a desmayar.

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¿Qué es el POTS?

"El síndrome de taquicardia postural ortostática, también llamado POTS por sus siglas en inglés (“postural orthostatic tachycardia syndrome”) es un problema de salud crónico y complejo, que afecta fundamentalmente a mujeres jóvenes pudiendo tener gran impacto en su calidad de vida. Se engloba dentro de los trastornos de disautonomía, es decir la dificultad del propio sistema nervioso para regular algunas funciones como la frecuencia cardiaca, la tensión arterial, la temperatura o el funcionamiento normal del aparato digestivo", nos detalla la doctora Reyes Álvarez García-Rovés, especialista en Cardiología Pediátrica y de Cardiopatías Congénitas y miembro de Top Doctors.

"Es un trastorno que no es demasiado frecuente, pero que se está viendo cada vez más, sobre todo a raíz del COVID, porque fue una de las cosas que se describe en el COVID persistente, y que consiste en un aumento desproporcionado de la frecuencia cardíaca al cambiar de postura, es decir, al ponerse de pie, lo que se llama el ortostatismo", nos comenta por su parte el Dr. Manuel Anguita, portavoz de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), quien nos detalla que al pasar de la posición de estar tumbado a ponerse de pie, normalmente siempre hay un aumento ligero de la frecuencia cardíaca para compensar la pequeña disminución que puede producirse instantáneamente en una bajada de presión arterial.

Pero cuando existe este problema, lo que ocurre en estas personas es que ese aumento de la frecuencia cardíaca es muy grande y desproporcionado, superior a 30 latidos por minuto con respecto a la frecuencia que tiene la persona cuando está tendida cuando la edad es de más de 19-20 años, y superior a 40 latidos por minuto con respecto a la frecuencia que previamente tenía esa persona estando tendido cuando el paciente o la persona tiene menos de 19 años. "También se puede definir por una taquicardización, es decir, por un aumento de la frecuencia cardíaca al cambiar de postura por encima de 120 latidos por minuto", detalla el especialista.

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Los síntomas que produce esta esta enfermedad

Tal y como nos explica el doctor, el síntoma más frecuente son palpitaciones, es decir, cuando una persona se nota los latidos del corazón en el pecho o en las sienes o en la boca del estómago. "Al haber ese cambio brusco de frecuencia cardíaca, la persona que antes no notaba los latidos, ahora se lo nota y eso es algo que angustia bastante y que preocupa a la persona que lo nota", nos comenta. Además, indica que puede haber otros síntomas acompañantes, como sensación de mareo, incluso pérdida de conocimiento, que es un síntoma que es más frecuente sobre todo cuando además este síndrome se acompaña de de hipotensión, es decir, de una bajada también importante de la presión arterial al cambiar de postura. Y puede haber también molestias en el pecho, sensación de ahogo, etcétera, que muchas veces se deben a la propia reacción de miedo o de angustia que produce el notar esas esas palpitaciones.

Sobre la sintomatología, la doctora Álvarez coincide en que los pacientes con síndrome de taquicardia postural ortostática pueden sentir palpitaciones, debilidad, aturdimiento, visión borrosa, temblores y mareo cuando cambian de una posición tumbada a estar de pie, pudiendo incluso desmayarse. "Suelen presentar además una constelación de síntomas crónicos que incluye baja energía, dolor de cabeza, deterioro cognitivo, fatiga muscular, dolor torácico y múltiples síntomas gastrointestinales. En algunas ocasiones se asocia a otras patologías como migraña, síndrome de intestino irritable, síndrome de hipermovilidad o síndrome de fatiga crónica", comenta.

doctor tomando la tensión arterial a una chica joven
(Adobe Stock)

Cómo se llega al diagnóstico

Nos planteamos cómo es el procedimiento para llegar a confirmar el diagnóstico de este problema de salud. "Dado que las palpitaciones y mareos suelen ser el motivo de consulta, muchos de estos pacientes se diagnostican en la consulta de cardiología, especialmente en unidades especializadas en síncope. Se puede diagnosticar en base a los síntomas recogidos en la historia clínica, así como midiendo la frecuencia cardiaca y tensión arterial del paciente cuando pasa de una posición tumbada o estar de pie. Se diagnostica POTS cuando la frecuencia cardiaca aumenta en más de 30 latidos por minuto (o más de 40 en niños y adolescentes), dentro de los primeros diez minutos de bipedestación, sin que baje la tensión arterial. Es característico que al volver a tumbarse los síntomas mejoran y la frecuencia cardiaca baja de nuevo", nos comenta la especialista de Top Doctors.

El doctor coincide en que es fundamental medir la frecuencia cardíaca y la tensión arterial a la persona mientras está tendida y, después, se le hace que se siente y que se levante y se le toma la frecuencia y la presión arterial cada pocos minutos, durante un intervalo de diez minutos. Y si en esos diez minutos la frecuencia cardíaca ha superado en 30 o 40 latidos por minuto la frecuencia que tenía previamente el paciente, si no ha habido una disminución muy importante de la presión arterial, se puede considerar que padece este síndrome.

"Cuando hay una disminución, hay una hipotensión, es decir, que baja mucho la presión arterial, y se produce un aumento reflejo de la frecuencia cardíaca, realmente es un problema mixto en donde a lo mejor lo que predomina es lo que se llama el síndrome de hipotensión ortostática, pero realmente la causa es la misma, es una disregulación del sistema nervioso autónomo vegetativo involuntario", nos detalla.

El portavoz de la SEC puntualiza que hay que hacer también un electrocardiograma para documentar la frecuencia cardíaca, además de otras pruebas, como un ecocardiograma, una ecografía cardíaca, para descartar que haya algún problema cardíaco que pueda producir esas alteraciones de la frecuencia cardíaca, así como otro tipo de taquicardias. Y si se sospecha alguna otra enfermedad, pues evidentemente habrá que hacer las pruebas oportunas.

Por qué se produce este problema de salud

"A pesar de múltiples investigaciones, se desconocen hoy en día las causas y los mecanismos fisiopatológicos exactos que provocan el síndrome de taquicardia postural ortostática. Se sabe que los síntomas pueden iniciarse después de algún estrés, proceso viral, cirugías o embarazo", comenta la doctora.

Como decimos, la causa no es bien conocida, pero el doctor de la SEC nos explica que se piensa que se debe a una disregulación del sistema nervioso vegetativo. "El sistema nervioso vegetativo es el sistema nervioso involuntario, que es la parte del sistema nervioso que actúa sin control de la voluntad y que es el encargado de hacer que el corazón lata, de hacer que respiremos, de hacer que se produzcan todos los movimientos del aparato digestivo, que se produzca la digestión, la secreción de jugos digestivos, de la producción de orina, etcétera. Es decir, todos esos actos son involuntarios. Nosotros no podemos hacer que nuestro corazón lata, igual que sí podemos hacer que un músculo se contraiga. Entonces esas son las dos partes del sistema nervioso, la voluntaria, que es la que nosotros podemos controlar, y la involuntaria, que es el sistema nervioso vegetativo.

El especialista nos explica que cuando se produce una alteración o una disregulación por distintas causas de este sistema nervioso vegetativo, no hay un control de los cambios de la frecuencia cardíaca, igual que puede no haber tampoco un control de los cambios de presión arterial.

Junto a esta alteración del sistema nervioso vegetativo, cuya causa realmente, pues no se conoce bien, pues puede haber otros mecanismos que pueden predisponerlo, como puede ser, por ejemplo, la deshidratación, por ejemplo, el cansancio extremo, las infecciones víricas, como ya hemos hablado del COVID y otras infecciones víricas, como puede ser la gripe, etcétera, que todo eso predispone a esa disregulación del sistema nervioso vegetativo.

Además, matiza que cuando existe una deshidratación, una disminución del volumen de sangre que hay dentro de las arterias y de las venas del aparato circulatorio, eso también predispone a que los cambios tanto de presión arterial como de frecuencia cardíaca del corazón sean más bruscos.

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Cómo tratar este problema de salud

Lo primero que nos apunta el doctor es que no hay un tratamiento específico curativo. "Lo primero que hay que hacer es tranquilizar a los pacientes, decir que esto no es un problema grave, aunque sí efectivamente es molesto, pero no es grave, no se va a morir de eso", nos cuenta. Y detalla que hay dos posibles medidas para abordar el problema

  • Hay que empezar por medidas relacionadas con los hábitos de vida no farmacológicos. "Procurar que la persona siempre esté bien hidratada, sobre todo beba bastante líquido para tener bien llenas de sangre las arterias y las venas, sobre todo en la época de deshidratación del verano. También es muy importante el ejercicio físico, el ejercicio de piernas, para mantener el tono muscular que hace que se regule mejor también el retorno venoso de las piernas hasta el corazón", apunta. Y recomienda también evitar los cambios bruscos de postura, es decir, cuando pasamos de estar tendidos a estar de pie, tratar de no hacerlo de golpe, sino poco a poco. "Es decir,  te sientas un poquito, semiincorporado, luego incorporado unos minutos para hacer que esa respuesta no se produzca de forma tan brusca", sugiere el doctor.

  • Si a pesar de todas estas medidas la persona sigue teniendo estos síntomas muy limitantes, se puede recurrir a algún tipo de tratamiento farmacológico con medicamentos que realmente no son curativos, pero que pueden ayudar a disminuir los síntomas. Por una parte, aquellas que hacen que aumente la que aumente el volumen de sangre, como puede ser por ejemplo algunos corticoides, aunque hay que tener cuidado con los corticoides, por tanto probablemente no sería una medida de primera elección por sus efectos secundarios. Y luego también se pueden utilizar fármacos que pueden disminuir la frecuencia cardíaca, como por ejemplo los betabloqueantes o la ivabradina.