Qué podemos aprender del último percance de salud de Angy Fernández

Angy Fernández, la actriz conocida por interpretar a Paula en 'Física o Química', ha pasado unos días ingresada en un hospital de Málaga debido a una enfermedad crónica del intestino grueso (colon) que causa dolor en la parte inferior izquierda del abdomen, sensibilidad a la palpación y fiebre. (Foto: Alfonso Jimenez Valero/Getty Images)

La actriz y cantante Angy Fernández, ha compartido el motivo de su repentino ingreso hospitalario. Unos fuertes dolores abdominales la hicieron sospechar que algo no iba bien. Ya en el hospital le confirmaron el diagnóstico: diverticulitis o enfermedad del colon.

Tras recibir un tratamiento con "antibióticos" para evitar que se "extendiese la infección", la propia Angy ha contado que se encuentra mucho mejor colgando un video en su perfil de TikTok donde imita el meme de Rosalía mascando chicle al ritmo de la canción 'Bizcochito'.

La diverticulosis es una condición adquirida del colon donde se desarrollan pequeñas bolsas, que afecta al 5-10 por ciento de la población general, siendo mucho más frecuente en mayores de 50 años.

Al ser celíaca, la actriz tenía más probabilidad de sufrir esta enfermedad que ocurre cuando los divertículos, pequeñas bolsas que se forman en la pared del colon, se inflaman o infectan. Cuando se congestiona con alimentos no digeridos o heces, las bacterias pueden crecer y causar inflamación. Eso es lo que causa el dolor.

En algunos casos la diverticulitis puede dar fiebre o causar escalofríos, aunque más del 80 por ciento de las personas con diverticulosis se encuentran asintomáticos, tal y como señalan desde la Clínica Universitaria de Navarra (CUN). Esto aumenta el riesgo de sufrir un episodio grave ya que si no se trata, la diverticulitis puede empeorar y llevar a la formación de abscesos o a la obstrucción intestinal.

También puede crear un agujero en su colon que se conecta con otras estructuras tales como su vejiga u otras partes de sus intestinos. Esta conexión se denomina 'fístula' y podría ser necesaria una cirugía para repararla.

"Los pacientes con diverticulitis suelen presentar dolor agudo, constante, casi siempre en la fosa iliaca izquierda (se le llama por esto "la apendicitis del lado izquierdo"), con irradiación hacia la espalda, fiebre acompañada de tiritona y, a veces, cambio del ritmo intestinal, desde diarrea hasta estreñimiento. También pueden aparecer náuseas, vómitos, cansancio y distensión abdominal", explica el doctor Ramón Angós, especialista en Digestivo de la Clínica Universidad de Navarra (CUN).

Una vez que hacen acto de presencia, los divertículos no se eliminan. Por eso es importante que quienes los sufren aprendan a convivir con ellos y hacer todo lo posible para controlarlos y que no se inflamen.

Por ejemplo, si empeoran se puede presentar disminución del apetito, sensación de hinchamiento abdominal, estreñimiento, náuseas y vómitos. Si la inflamación afecta a una parte del colon cercana a la vejiga, puede haber urgencia y frecuencia urinaria.

Para garantizar el tránsito intestinal y evitar la diverticulosis se aconseja una dieta alta en frutas y legumbres, así como de algunos cereales integrales y avena. Entre los alimentos que pueden ayudar destacan las zanahorias, el brócoli o las judías blancas. Si has sufrido un brote, para darle a un descanso a tu sistema digestivo y que pueda recuperarse, tu médico podría sugerirte evitar los alimentos sólidos y seguir una dieta de líquidos claros durante unos días.

Junto a la alimentación, la vida sedentaria o el estrés emocional influyen en la aparición de este trastorno intestinal que también puede confundirse fácilmente con otras a enfermedades inflamatorias intestinales donde participan factores como la edad, la genética y el estilo de vida.

Como ocurre con la enfermedad Crohn, no hay un consenso sobre las causas de la diverticulitis. No obstante, se cree que la aparición de esas bolsas o divertículos está relacionada con la dieta occidental alta en grasas y procesados, y baja en fibra. No comer suficiente fibra provoca estreñimiento y, por lo tanto, presión en las paredes del colon. Dicha presión hace que se formen los divertículos y, posteriormente, las bacterias de las heces los infectan. También es una condición asociada a la obesidad, el tabaco y ciertos medicamentos como la aspirina o el ibuprofeno.

Si se detecta a tiempo, y todavía es leve, puede tratarse con reposo, antibióticos orales y una dieta líquida. Los casos más graves podrían requerir de antibióticos a través de una vía intravenosa o de cirugía si se presentan complicaciones como una perforación intestinal, un absceso, una fistula o una obstrucción intestinal.

Para que la diverticulitis no pase desapercibida ni vaya a más debes estar atento a cualquier cambio marcado en tus hábitos intestinales ya sea estreñimiento, diarrea o cambios en el tamaño y la consistencia de las deposiciones. Y no demores la visita al médico ante un dolor abdominal intenso constante y persistente durante varios días (recuerda que normalmente el dolor se suele sentir en la parte inferior izquierda del abdomen), fiebre o náuseas.

Ante la sospecha de diverticulitis, los médicos suelen pedir una tomografía computarizada (TC) de abdomen y pelvis, además de realizar una exploración con un contraste intravenoso (IV) y/o un contraste oral.

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