'Sálvame’ comienza a ver la luz aunque no por méritos propios

Fuente: Twitter.com/TierraAmarga/
Fuente: Twitter.com/TierraAmarga/

Por Miguel Ángel Pizarro.- El pasado 25 de octubre los titulares se enfocaron en la victoria de audiencias del estreno de Y ahora, Sonsoles, el programa de Sonsoles Ónega que tuvo un sólido debut con un 17,6% de share y 1.484.000 espectadores, frente a la emisión de Sálvame naranja y Sálvame sandía, que, en el momento de coincidencia de franja, ambos formatos tuvieron un dato de 1.336.00 televidentes y un 15,9% de share.

Sin embargo, ese el titular de un día. En lo referente a las últimas semanas, el formato de La Fábrica de la Tele ha tenido un respiro liderando parte de su franja después de una larga temporada quedando por debajo de su gran rival, la ficción turca Tierra amaga. Sin embargo, algo me dice que este cambio a favor de Sálvame no ha sido por méritos propios.

Desde sus inicios, la telenovela se mostró imbatible para el programa de corazón convirtiéndose en su principal némesis al lograr cuotas que mediaban el 17% de share, mientras algunos episodios alcanzaron el 18% o 19% (según El Televisero). Además, consiguió aparecer en el ranking de los diez programas más vistos del día en la mayor parte de sus emisiones, con una media de espectadores de entre 1.400.000 y 1.719.000, según apuntaron varios medios como Vertele o la medidora Barlovento.

Sin embargo, en las últimas semanas, la producción otomana ha sufrido un vuelco en audiencias. Su media de espectadores se ha reducido sensiblemente, llegando a los 1.100.000 y 1.200.000 de televidentes. Por ejemplo, el pasado martes 18 de octubre llegó apenas a un 15% de share y a congregar unos 1.156.000 espectadores. Realmente no son cifras malas pero en una cruenta lucha por ser el que más destaca en términos cuantitativos, su bajada de audiencia le ha permitido a Sálvame hacer honor a su nombre y salvar sus datos de cara, precisamente, al desembarco de Sonsoles Ónega a las tardes de Antena 3.

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En líneas generales, el programa presentado por Jorge Javier Vázquez ha superado la mayoría de los días a la telenovela otomana en las últimas semanas. Por ejemplo, el pasado 19 de octubre y por segundo consecutivo, Sálvame obtuvo un 16,7% de share frente al 14,3% que logró Tierra amarga. Algo similar pasó al día siguiente, con el culebrón obteniendo 1.258.000 de espectadores, superado por los 1.322.000 con los que se alzó Sálvame naranja. Solamente fue este pasado 25 de octubre cuando Tierra amarga volvió a sacar músculo y superó a Sálvame (16,5% y 1.295.000 televidentes vs. 15,1% y 1.245.000), pero esto puede interpretarse como un efecto previo al estreno de Y ahora, Sonsoles.

Es verdad que las cifras no están siendo catastróficas y, como hemos dicho, el titular se lo ha llevado Ónega, pero esta bajada de audiencia podría inquietar a Antena 3 y mucho me temo que poco va a poder hacer por ponerle solución, al ser una serie ya grabada y con un final muy concreto.

Y es que el desgaste de audiencias de Tierra amarga tendría una fácil explicación: su cuarta temporada no está gustando. Después de todo el público ha tenido que adaptarse a los arriesgados giros de guion por culpa de la cantidad de muertes y bajas de personajes principales, que fueron cambiando por completo la trama. Y varias veces. Mientras que la tercera tanda tuvo su propia polémica por el fallecimiento de personajes esenciales como la matriarca del clan Yaman, Hünkar, o el galán principal de la ficción, Yılmaz.

Los guionistas nos demostraron su habilidad para reinventar las tramas y, a pesar de nuestras reticencias, supieron encauzar la historia pasando el testigo de galán principal a Demir, el malvado marido de Züleyha, quien pasó a ser un esposo cariñoso y antihéroe. Confieso que, inicialmente, tuve mis dudas pero finalmente el cambio me conquistó de pleno. Sin embargo, poco les duró a la pareja el amor, pues la tercera temporada terminaba con la desaparición del cabeza de la familia Yaman.

La cuarta ha confirmado el deceso de Demir y ha introducido un nuevo galán, Hakan (alias Mehmet), además de jugar a un triángulo amoroso entre Züleyha, Fikret y Hakan. No digo que las tramas no estén siendo interesantes, pero comprendo que el público haya desconectado con la telenovela después de tantos cambios y altibajos. De sobra es conocido que los culebrones turcos sabemos cómo empiezan, pero nunca cómo terminan, y este es el caso más paradigmático y la clara evidencia de que estas producciones no deben pasar de las dos o tres temporadas si quieren mantener cierta lógica.

Solamente queda Züleyha como único personaje principal de la historia original. Ya en esta temporada ha muerto también Ali Rahmet Fekeli, el afable patriarca de la antigua familia rival de los Yaman, un deceso que no gustó a muchos fans. A ello se suma que el nuevo galán, a pesar de que los guionistas han querido hacerlo carismático, no ha terminado de gustar. No es tanto problema de Hakan, un personaje cuyo camino de villano a héroe es similar al de Demir (aunque con un desarrollo más rápido, dado que es la temporada final).

El tema es cómo ha sido la salida de Demir. El marido de Züleyha fue uno de los principales protagonistas y su marcha se ha sentido precipitada, pues se ha jugado con su desaparición constantemente y son muchos los espectadores que hubieran preferido una despedida a la altura. Por supuesto, una salida así de polémica, dejó descabalgada a la serie. Sí, nos encanta ver a Züleyha cómo heroína sola ante la adversidad, convertida en toda una matriarca y sacando sola adelante al imperio empresarial Yaman, pero también se puede comprender que el público haya desconectado de una producción que no se parece en nada a lo que comenzó siendo.

Aunque la fidelidad de la audiencia, según Barlovento, supera el 65% -lo que ayuda a que el descenso de espectadores sea mucho menor- si la tendencia sigue siendo descendente, Antena 3 tendrá que replantearse qué hacer con la ficción. No hemos llegado a ese momento y esperamos no llegar, dado que estamos hablando de uno de los pilares del éxito de las series turcas en la cadena principal de Atresmedia.

Eso sí, la que no debe dar la batalla por ganada es Telecinco. Me parece probable que no se trata de que Sálvame esté funcionando mejor por su propio contenido, sino porque su rival está pasando por un mal momento, lo que implica que Mediaset debería seguir replanteándose cómo renovar su franja de la sobremesa y las tardes. Especialmente por cómo será el desembarco de Café, con aroma de mujer, ya que todo apuntaba a que iba a ser la rival de Y ahora, Sonsoles y no la ha sido.

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