Sandra Hüller, el nuevo gran rostro del cine europeo, tiene seguro destino hollywoodense: “Es un sistema que no entiendo”
El Festival de Cannes 2023 tuvo películas que causaron sensación pero además se dio una singular coincidencia: dos de las más encumbradas (Anatomía de una caída y Zona de interés) tenían a la misma actriz en el protagónico. La alemana Sandra Hüller se fue, contra todo pronóstico, con las manos vacías de La Croisette ¿Ocurrirá lo mismo en el Teatro Dolby de Los Angeles? No será tampoco la primera vez que la intérprete acaricie la suerte dorada de un Oscar: en 2017, Shirley MacLaine y Charlize Theron anunciaron la mejor película internacional, premio al que aspiraba Toni Erdmann, de Maren Ade y con Sandra Hüller como protagonista. La vencedora de esa noche fue El cliente, de Asghar Farhadi.
Esta intérprete, el nuevo gran rostro del cine europeo, además tiene en esta entrega de los Oscar una nominación como Mejor Actriz por Anatomía de una caída (con un total de cinco nominaciones incluyendo Mejor Película), y además Zona de interés – estrenada este jueves en la Argentina- que también tiene otras cinco postulaciones incluyendo Mejor Película y Mejor Película Internacional. En este último rubro el film de Jonathan Glazer marcha a paso firme teniendo como contendiente de peso a La sociedad de la nieve. En cualquier caso, muchas alternativas para una revancha por aquel Oscar que no fue de hace más de un lustro.
Hablando de estadísticas, si la alemana Sandra Hüller obtuviera un poco probable aunque nunca imposible Oscar a la Mejor Actriz sería la segunda intérprete alemana en alzar la estatuilla desde la década del 30 cuando Louise Rainer lo ganó dos años seguidos: en 1936 por El gran Ziegfeld y un año después por La buena tierra. Igualmente ya tiene un récord con el que cualquier actriz soñaría: igualar a la mítica Marlene Dietrich. En toda su descomunal trayectoria fue nominada una sola vez al premio de la Academia, en 1931 por Marruecos. El galardón fue a manos de Marie Dressler.
¿Qué es lo que ha ocurrido con esta intérprete de juveniles 45 años para convertirse en la nueva estrella del cine europeo con casi asegurado desembarco en Hollywood? Vale decir que Hüller ha tenido una trayectoria tan imparable como poco frecuente y mayormente sustentada en papeles de gran compromiso (aquellos que otorgan “prestigio” antes que “fama”). Sorprenderá saber que luego de su debut en un corto, encarnó a Beatrice para el segmento Sabotage de un film colectivo que se denominó Midsommar Stories y eso fue todo desde 1999 hasta 2006 cuando retornó al cine con una película con el cual comenzará a cincelar su fama.
Réquiem (también conocida como La posesión), de Hans-Christian Schmid, la convirtió en una auténtica revelación del cine europeo alzándose con el Oso de Plata a la mejor actriz de la Berlinale y obteniendo otras seis distinciones en importantes encuentros internacionales. No era para menos por su rol de Michaela Klinger, una adolescente perturbada entre la enfermedad o la posesión. La película está inspirada en hechos reales que tuvieron lugar en Alemania en los 70, en una pequeña ciudad del sur cuando Micaela, criada en una familia profundamente religiosa, comienza a sentirse perseguida por voces internas y pide a un cura ayuda al creer que está poseída por el demonio y su familia y el cura se niegan a reconocer su enfermedad psicológica. Fue basada en el mismo personaje que inspiró la historia de El exorcismo de Emily Rose.
Previo a esos años, entre 1996 y 2000, Hüller estudió teatro en la Escuela Superior de Arte Dramático Ernst Busch en Berlín, ciudad donde se radicó proveniente de su natal Suhl, en el estado de Turingia, y a la que volverá para actuar en el Theaterhaus Jena de esa ciudad. El dramaturgo Oliver Held luego la recomendará para el Teatro Municipal de Basilea cuyo elenco integra hasta 2006, año en el cual se produce su desembarco en la pantalla grande. Nacida en la entonces República Democrática Alemana, hija de docentes, es la mayor de dos hermanos y más por divertimento que por vocación participó en clases de teatro en la escuela.
Nada haría pensar una enorme trayectoria teatral que incluyó For Love sobre la cantante de rock y viuda de Kurt Cobain, Courtney Love o su comentada reina Isabel I en Virgin Queen, obra dirigida por Claudia Bauer con solo Hüller y tres músicos en escena. Sigue vinculada al teatro permanentemente con un grupo independiente mientras vive en Leipzig junto a su pareja y su hija. “Creo que cada elección de un papel es una elección política. Incluso si dices: ‘no quiero ocuparme de política ahora porque necesito un descanso y quiero hacer algo que sea fácil para mí'. Eso también es una decisión política. Así que sí, estoy de acuerdo. Necesitamos películas que arriesguen algo, por supuesto. Y necesitamos gente que tenga una voz fuerte y que se atreva a articularla”, declaró sobre su modo de entender el cine y su labor como intérprete a Euronews.
Luego de Requiem, en la trayectoria de Hüller se suceden cortos y Madonnen, que le otorga en un lejano 2007 el premio a la Mejor Actriz en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. El duro film de María Speth hace foco en Rita (papel a cargo de Hüller), una mujer que decide criar a su hijo y además, aunque su comportamiento sea imprevisible, siempre observe la posibilidad de negarse a las convenciones y a los dogmas sociales. Al año siguiente se produce su permanencia en el cine alemán a partir de diversos papeles en Anónima, una mujer de Berlín (Max Färberböck); Der Architekt (Ina Weisse); Fräulein Stinnes fährt um die Welt (Erica von Moeller) y su rol de Catalina de Borbón para la miniserie Henri 4, también conocida como Enrique de Navarra.
Luego se suceden miniseries, telefilms y cine dentro de la versátil industria audiovisual alemana hasta que llega la gran revelación de Toni Erdmann, con su papel de Ines Conradi, una mujer que trabaja en una empresa alemana con sede en Bucarest que recibe la inesperada visita de su bromista padre con el cual tiene una notable distancia –no solo geográfica– y a quien se le ocurre crear un alter ego tan sorprendente como su presencia. Con mucha influencia del comediante Andy Kaufman, la combinación de sarcasmo y sensibilidad de Toni Erdmann la convirtió en la película alemana del año. Hüller se quedó con el premio a la mejor actriz del cine europeo y los principales galardones del cine alemán.
Puede vérsela también en la alemana A la vuelta de la esquina (que compitió en la Berlinale); en Sibyl (que la acercó por primera vez con Justine Triet); Próxima, de Alice Winocour; en Munich, al borde de la guerra, basado en la novela de Robert Harris que estelariza junto a George Mac Kay y Jeremy Irons, y como la condesa Irma Sztáray en Sissi y yo, donde Susanne Wolf encarnó nuevamente a la emperatriz Isabel de Austria y le valió a Hüller una nominación a los premios del cine alemán (en nuestro país la película integró la programación del último festival de cine alemán). Fue su tercer protagónico del último año, además de personificar a la escritora Sandra Voyter de Anatomía de una caída y a Hedwig, la mujer de Rudolf Höss, en Zona de interés, ambas en cartel en los cines de nuestro país.
Sobre este momento de vértigo en la escena mundial, el periodista Luis Martínez del Diario El Mundo quiso saber un poco más y la entrevistó antes de la entrega de los premios del cine europeo. Al ser consultada sobre como se prepara para la noche de los Oscar, la actriz respondió: “No puedo decir nada al respecto. Es un sistema que no entiendo. No conozco sus reglas. No sé lo que hay que hacer para ser visible y llamar la atención. Hay demasiada gente implicada y no puedo decir nada”. Así es Sandra Hüller, la actriz que conquista el mundo alejada de los flashes a pura concentración y talento y que tras veinticinco años en el cine europeo conquista Hollywood.