'Santa Evita': la siniestra historia del secuestro y deambular del cuerpo de Eva Perón
El libro 'Santa Evita' fue un fenómeno mundial cuando fue publicado en 1995. Escrita por el periodista argentino Tomás Eloy Martínez, la novela era la historia fabulada de una historia poco conocida fuera de Argentina: el secuestro y macabro deambular durante dos décadas del cadáver de Eva Duarte de Perón.
Igual que le pasó al cuerpo de Evita, el proyecto para llevar el libro a la pantalla, también dio tumbos por dos décadas, hasta que cayó en las manos de Rodrigo García Gacha, el hijo mayor de Gabriel García Márquez, y de Salma Hayek.
La serie podrá verse en HULU, en Estados Unidos, en Star+ en América Latina y en Disney + en el resto del mundo. Su protagonista es Natalia Oreiro, la artista uruguaya que conquistó al mundo a finales de los 90 con la telenovela 'Muñeca Brava' y es acompañada por artistas de la talla de los argentinos Darío Grandinetti, Ernesto Alterio, Diego Velásquez y el catalán Franc Orella.
Oreiro, Alterio, Velásquez, el director Alejandro Maci, y las guionistas Marcela Guerty y Pamela Rementería, de una u otra manera, quedaron permanentemente afectados por la experiencia y, como dijo la actriz, por la "propia fuerza de Evita, que estuvo con nosotros en todo momento".
Evita en vida
Eva Duarte, antes de ser Evita, era una niña con una infancia dolorosa y una juventud de penurias hasta que con empeño desarrolló una carrera artística que cuando conoció al que sería su marido y presidente de argentina, Juan Domingo Perón, ya la había colocado entre las actrices más conocidas del país.
En 1946 se convierte en la primera dama de Argentina, tras la elección de Perón y transforma el rol de esposa del presidente en activismo social. Durante sus años el cargo, Evita se convirtió en un ícono para las clases sociales desprotegidas y para el incipiente movimiento feminista. "Ella fue la que consiguió que las mujeres fueran consideradas legalmente individuos en el país, con su lucha a favor del sufragio femenino, para lo que se les debió emitir un documento de identidad", contó Oreiro.
Para el momento de su muerte, Evita tenía los cargos de Primera Dama de la nación argentina, Presidenta del Partido Peronista Femenino, Presidenta de la Fundación Eva Perón y Jefa Espiritual de la Nación. Este último nació y murió con ella.
La muerte de Evita
Eva Duarte de Perón falleció el 26 de julio de 1956 a consecuencia de un cáncer en el cuello uterino. Tenía apenas 33 años y su desaparición física le dio origen al mito que se conoce hoy en día.
Su funeral fue multitudinario, tanto que se extendió durante nueve días y se calcula que la acompañaron más de dos millones de personas. Los gobiernos del mundo mandaron enviados y detalles. Por ejemplo, Japón mandó dos aviones con crisantemos especiales. Para que todo quedara documentado, a presidencia de Argentina contrató a Edward Cronjagar, cineasta de los estudios 20th Century Fox para que filmara las exequias. Su trabajo resultó en el documental 'Y la Argentina detuvo su corazón'.
Un cuerpo sin tumba
Ya que la avasalladora y muy popular primera dama había fallecido, el gobierno decidió embalsamar el cuerpo para que pudiera ser expuesto en un panteón que se haría especialmente con ese fin. El llamado 'Monumento al descamisado' tardaría tres años en construirse. Mientras, los restos de Evita estarían en la sede de la Confederación General del Trabajo.
Al menos ese era el plan, pero cuando el 22 de noviembre de 1955 un golpe militar derrocó a Perón, el cadáver fue secuestrado por un grupo liderado por el coronel Carlos Moori Koening.
Ernesto Alterio, quien interpreta a Moori en 'Santa Evita', considera que lo que comenzó "como un acto político para reducir la adoración y reducir la resistencia al golpe" transformó a su personaje y se convirtió "en una macabra obsesión que terminó por convertirlo en un enfermo mental".
La serie usa la figura de un periodista, interpretado por Velásquez, como hilo conductor de la historia, que está asentada en 1972, cuando el cuerpo regresa a Argentina, pero viaja al pasado para contar en varios tiempos la historia de Evita en vida y su cuerpo ya cadáver.
Un cadáver ambulante
Después del secuestro del cuerpo, los militares golpistas no logran qué hacer con los restos de la mítica primera dama. Por meses, el cuerpo permaneció en una camioneta, que Moori Koening se encargaba de hacer estacionar en lugares diferentes para no levantar sospechas. Esto tenía a muchos con los pelos de punta. Tanto que uno de sus subalternos, el mayor Eduardo Arandía, quien tuvo la camioneta a su cuidado un tiempo, asesinó a su esposa embarazada a balazos porque la confundió con el espíritu de Evita.
Eventualmente, Moori Koening instaló el cadáver en su oficina y se lo enseñaba clandestinamente a algunas personas. Entre ellas estuvo la cineasta María Luisa Bemberg, la primera directora de cine argentina en tener éxito.
Por razones que no han quedado del todo claras, el cuerpo de Evita terminó en una tumba clandestina en la ciudad italiana de Milán, mientras que en Argentina su madre clamaba por los restos de su hija y el mito de Evita crecía. No fue hasta 1971 cuando se emprendió la “Operación retorno”, se exhumaron los restos de Evita y se trasladaron a Buenos Aires en 1972.
Entonces la presidenta era María Estela Martínez de Perón, la segunda esposa de Juan Perón, y el gobierno se dio a la tarea de armar otro monumento para poner el cuerpo. Se llamaría “Altar a la Patria”. Una vez más, Evita estuvo en un lugar temporal, esta vez en la casa presidencial de Los Olivos.
Otro golpe de Estado cambió los planes, pero esta vez, la familia Duarte consiguió que le entregaran el cadáver y lo enterraron en la bóveda familiar en el cementerio de la Chacarita, en Buenos Aires, donde está desde 1976.
Los obstáculos y 'causalidades'
El director Alejandro Macci cuenta que "se intentó llevar a la pantalla el libro de Tomás Eloy Martínez casi desde su publicación en 1995, pero el proyecto dio tantas vueltas como el cuerpo". Sin embargo, está convencido de que "se logró en el momento que tenía que pasar".
Para comenzar, García Bacha y Salma Hayek se dieron cuenta rápidamente de que "la historia era demasiado potente como para reducirla a dos horas, dos horas y media y la llevaron a Disney ya como serie", relató. Allí consiguieron el presupuesto para realizar un proyecto "de la mayor envergadura".
Pero a pesar de tener finalmente la venia del Universo y hasta de Eva Perón (las guionistas Marcela Guerty y Pamela Rementería fueron al cementerio a pedirle permiso para realizar el proyecto y hasta instalaron un altar para ella en la sala donde escribían)
Sorprendentemente, cuando le llegó la oferta de co-dirigir la serie con García, Macci había hecho un documental sobre la vida de la cineasta Bemberg, quien vio en persona el cuerpo de Evita.
Guerty y Rementería habían adaptado un libro sobre la historia de Evita y comenzaron a escribir la adaptación del libro de Martínez, cuando la segunda vivía un embarazo tardío y sorpresivo. Nada fácil para una mujer en su estado contar la historia de una muerte por cáncer de útero.
La serie "Santa Evita" se estrena este 26 de julio, el día del aniversario luctuoso de Eva Perón. No podía ser de otra manera.