Sara Carbonero se ha rendido ante la nueva forma de llevar un traje

Look con traje y zapatillas (Photo by Edward Berthelot/Getty Images)
Look con traje y zapatillas (Photo by Edward Berthelot/Getty Images)

Si has visto la película Armas de mujer seguro que recuerdas a Melanie Griffith en el ferry de camino a la oficina vestida con un traje y unas zapatillas. Esta imagen rompía en 1988 con los códigos estéticos de la época porque nunca hasta entonces se nos hubiera pasado por la cabeza combinar de tal manera una blazer y una falda lápiz. Por suerte, la moda evolucionó casi al mismo tiempo que las mentes y decidió que lo mejor que podía hacer por la mujer era centrarse en la comodidad gracias a dos cosas: por un lado, cambiar la falda de tubo por un pantalón de pinzas; y, por el otro, renunciar a los zapatos de tacón para optar en su lugar por unas zapatillas.

La reinvención del clásico look de oficina en pos del confort era una realidad. Aún le quedarían unos años, eso sí, para que la idea se consolidase en la calle, pero los cimientos ya estaban construidos de forma sólida. La sastrería había ganado cuota en el armario femenino y no ha dejado de hacerlo hasta la actualidad, cuando es posible encontrar diseños para todos los gustos. De corte recto, ajustados, con shorts, con estampados clásicos, en tonos neón, con botonadura cruzada, en multitud de materiales... la declinación ha sido asombrosa.

La revolución del traje no es por tanto ninguna novedad, pero sí que lo es que por fin haya llegado a las calles. Lo habíamos visto en el cine y la televisión, sobre la pasarela, en la alfombra roja, en las editoriales de las revistas y entre las habituales reinas del street style, pero aún no habíamos sido conscientes de su consolidación entre los looks que podríamos calificar como terrenales.

La prueba irrefutable de que su éxito es por fin real para todas es que tanto en las firmas de precios más altos como en las low cost, la oferta de conjuntos de pantalones de pinzas y americanas es amplísima. Los hay pensados para eventos concebidos desde la sofisticación pero, sobre todo, los hay pensados para ser lucidos en clave desenfadada con unas zapatillas como acompañantes. Así es como más vas a encontrarlos a tu alrededor entre quienes ya se habían declarado admiradoras de los trajes y quienes no se habían atrevido ahora que han visto la oportunidad perfecta para probar suerte, ¡hasta Sara Carbonero se ha rendido ante este tándem!

No es nada habitual ver a la periodista con un dúo formado por blazer y pantalón de pinzas ya que lo suyo suelen ser más las cazadoras de flecos y los vestidos de punto, pero no nos sorprendería en absoluto que, viendo tan buen resultado, repitiera pronto experiencia. Igual que Marta Hazas, otra que tampoco suele recurrir al traje en su día a día y, sin embargo, acaba de elegir uno liso de tres piezas –chaqueta, pantalón y chaleco– que le sienta como anillo al dedo. Su combinación ha sido, como dicta la tendencia: con una sencilla camiseta básica y unas zapatillas blancas. Un mix absolutamente invencible.

¿Necesitas algo más para confirmar que el uniforme del otoño está compuesto por un traje y unas zapatillas? Fíjate en las prendas clave que forman parte de la colección que Paula Echevarría ha lanzado de la mano de Primark. En ella, además del famoso abrigo rosa que está por todas partes, encontrarás un diseño fluido en color marrón de aires setenteros gracias a la silueta acampanada del pantalón y el largo de la chaqueta con solapas que, por supuesto, la actriz presenta acompañado de unas deportivas.

Ahora que has podido comprobar que no te engañábamos cuando te decíamos que este es el look que está por todas partes desde hace semanas, déjanos recordarte dos cosas clave sobre este mix que son muy importantes para que funcione. Lo primero es que el traje, por mucho que exista en multitud de versiones, como funciona de manera informal es amplio. Nada de pantalones pitillo ni chaquetas entalladas, se necesita uno de corte recto y ancho con una blazer en la misma línea para ir a la última.

Y, lo segundo, es que tampoco cualquier zapatilla queda igual de bien con la sastrería. Los modelos tipo Converse o Vans funcionan, sí, pero lo mejor es dejarlos un poco de lado en este caso. Lo mismo que las conocidas como "ugly sneakers" de grandes plataformas y combinaciones de colores estridentes. Lo preferible es apostar, como han hecho las mujeres anteriormente mencionadas, por deportivas de estilo retro y, a ser posible blancas. De este modo es imposible fallar.

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