Secretos de un escándalo, una película inquietante en la que brillan Julianne Moore y Natalie Portman
Secretos de un escándalo (May December, Estados Unidos/2023). Dirección: Todd Haynes. Guion: Samy Burch, Alex Mechanik. Fotografía: Christopher Blauvelt. Edición: Affonso Gonçalves. Elenco: Julianne Moore, Natalie Portman, Charles Melton, Andrea Frankle, Cory Michael Smith, Gabriel Chung. Duración: 117 minutos. Calificación: apta para mayores de 13 años con reservas. Nuestra opinión: muy buena.
A fines de los años 90, el caso de Mary Kay Letourneau y Vili Fualaau fue la comidilla de buena parte de los medios de comunicación de los Estados Unidos. Ella tenía 34 años y cuando se supo que había mantenido relaciones sexuales con Vili, por entonces un alumno de 13 que estudiaba en un escuela primaria de Washington, se montó un escándalo que desembocó en una condena a ocho años de prisión para la docente.
Esa historia es la que cuenta Secretos de un escándalo, pero no a la manera de una ficción convencional con “rasgos documentales” como es habitual en producciones para plataformas, sino con un estilo propio, el de Todd Haynes, un cineasta siempre dispuesto a asumir riesgos (pensemos por caso en I’m Not There, el extravagante biopic de Bob Dylan que estrenó en 2007).
La película está apoyada en el talento de dos actrices fenomenales, Julianne Moore y Natalie Portman, pero también en un trabajo de puesta en escena meticuloso, cargado de imágenes especulares y reflejos simétricos, un tratamiento del sonido orientado a prescindir de las interferencias del ambiente y la inquietante relectura del brasileño Marcelo Zarvos de la partitura que Michel Legrand ideó para El mensajero (1971), de Joseph Losey. Con esos recursos, Haynes crea el clima de un relato de suspenso matizado con los tintes del melodrama, su especialidad.
Elizabeth, el personaje de Portman, es una actriz famosa por sus papeles televisivos que entra en contacto con Gracie porque será la encargada de interpretarla en un film basado en su polémica historia. Decidida a involucrarse de lleno en ese papel, se compromete en una tarea detectivesca que incluye visitas permanentes al hogar del matrimonio que estuvo en el ojo de la tormenta y empieza a notar muy pronto que la actitud de su anfitriona es, como mínimo, ambigua. Gracie no lleva una vida corriente: las heridas del pasado siguen sin cicatrizar y su realidad cotidiana está sostenida con alfileres.
La tensa relación entre estas dos mujeres es el centro de gravedad de la película, y tanto Moore como Portman brillan en ese duelo actoral que en verdad es una gran sociedad artística. Alrededor de ellas orbita toda una familia afectada por aquella anomalía sentimental que marcó su destino.
Haynes sabe cómo delinear el carácter de las protagonistas a través de escenas muy significativas que exhiben los desequilibrios emocionales de una ama de casa torturada que entra en crisis ante el menor traspié y las frías maquinaciones de una actriz narcisista y decidida a cruzar límites peligrosos para cumplir con su objetivo.
Las alusiones nada veladas a Persona (1966) tienen mucho sentido: tanto el clásico de Ingmar Bergman como Secretos de un escándalo abordan con las herramientas del terror psicológico asuntos comunes: la identidad, los problemas para controlar un deseo anárquico y sobre todo la fusión de dos personalidades esquivas que tan bien materializan dos actrices extraordinarias.