El señor de los anillos y La casa del dragón tienen un gran desafío por delante

El regreso de El señor de los anillos y Juego de Tronos está a la vuelta de la esquina. La primera lo hará en Prime Video el próximo 2 de septiembre con Los anillos de poder, serie ambientada en la Segunda Edad del Sol que actuará como precuela de las películas de Peter Jackson. Sobre el universo de George R.R. Martin, su vuelta está prevista para el 21 de agosto en HBO Max con La casa del dragón, ficción que explorará la historia de la casa Targaryen cientos de años antes de la serie original con nuevas disputas por el Trono de Hierro.

Valorando que ambas fueron dos hitos de la fantasía en el audiovisual, la expectación vuelve a estar por las nubes para regresar a la Tierra Media y a Poniente, no obstante, esta importancia y legado en el género también pone sobre ellas una responsabilidad enorme. Y no solo respecto a la calidad y épica de sí mismas y el renombre de las sagas que representan, también sobre el futuro del género fantástico en televisión.

Galadriel y Rhaenyra Targaryen en 'El señor de los anillos: Los anillos de poder' y 'La casa del dragón' (Fotos: Matt Grace, Prime Video - Cortesía de HBO Max)
Galadriel y Rhaenyra Targaryen en 'El señor de los anillos: Los anillos de poder' y 'La casa del dragón' (Fotos: Matt Grace, Prime Video - Cortesía de HBO Max)

En su día, también influenciado por otros éxitos de los 2000 como Harry Potter, fueron muchos estudios los que trataron de crear sus propias franquicias de fantasía, mundos épicos o grandes criaturas y batallas a raíz del éxito de Peter Jackson con El señor de los anillos. No hay más que ver que Disney se lanzó con Las crónicas de Narnia, 20th Century Fox con Eragon, Paramount con Las crónicas de Spiderwick o New Line Cinema, responsable directa de las adaptaciones de Tolkien, volvió a probar suerte en el género con La brújula dorada.

Sin embargo, prácticamente ninguna de estas películas acabó calando entre el público. Solo Disney consiguió hacer de Narnia un éxito en su primera entrega, que posteriormente se deshinchó en su continuación y más adelante fue vendida a Fox para una tercera película de menor presupuesto que hundió la franquicia. Sobre el resto, Eragon fue uno de los mayores fracasos que se recuerdan del género (que ahora Disney recuperará en forma de serie), La brújula dorada estuvo muy alejada de la aceptación de la saga de libros de Phillip Pullman y Spiderwick pasó sin pena ni gloria por taquilla.

Pero, aun así, era latente que El señor de los anillos despertó un furor por el fantástico que se extendió a lo largo de toda una década. Y, lejos de apagarse, continuó encendido gracias al éxito que HBO cosechó con Juego de Tronos en 2011, solo que esta vez dentro de la pequeña pantalla. No hay más que ver que hasta en la actualidad las plataformas y cadenas de televisión siguen intentado buscar una serie que emule el éxito de las adaptaciones de George R.R. Martin, como bien es el caso de Netflix con The Witcher o Sombra y Hueso, de la BBC con La materia oscura, de Canal Historia con la épica y más realista Vikingos, de Prime Video con La Rueda del Tiempo y su desembolso millonario con El señor de los anillos o incluso de cadenas como MTV con series como Las crónicas de Shannara.

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Y el resultado ha sido parecido al que vimos en los 2000, con muchas plataformas o televisiones fallando en el intento, otras cosechando éxitos con series que estaban lejos de exprimir de su potencial y algunos casos de series satisfactorias. Pero, dejando de lado su calidad y desempeño en audiencias, dejaron clara la influencia de Juego de Tronos en la expansión de la fantasía y la épica en nuestras pantallas. Y ahora, con el regreso casi a la vez del mundo de George R.R. Martin y el universo de Tolkien con La casa del dragón y Los anillos de poder, este furor por el género parece que vuelve a incrementarse.

Pero esto también significa que de estos títulos dependerá la pasión por el género en los próximos años, porque una decepción en dos de las franquicias más importantes puede traer cola. Y no necesariamente por tratarse de Juego de Tronos y El señor de los anillos van a tenerlo fácil. Teniendo en mente las producciones originales, el público va a enfrentarse a estas series con mayor ojo crítico, por no hablar de que ambas pueden presentar serias deficiencias argumentales respecto a las anteriores series o películas.

Por ejemplo, La casa del dragón adaptará la Danza de los Dragones, varios capítulos del libro Fuego y Sangre de George R.R. Martin que, en el fondo, viene a ser otra lucha por el Trono de Hierro similar a la de la ficción original. Además, muchos de sus personajes principales tienen una construcción casi idéntica a otros como Daenerys Targaryen e incluso Cersei Lannister, por lo que fácilmente va a prestarse a la comparación y a comentarios de “es más de lo mismo”. Sobre Los Anillos de Poder, también parte de la desventaja de adaptar la Segunda Edad del Sol, periodo de la Tierra Media que Tolkien no desarrolló en profundidad y para el que van a tener que recurrir a tramas ajenas a los libros. Y ya sabemos el descontento que suelen generar estas acciones entre los más fieles.

Solo nos queda esperar al 21 de agosto y el 2 de septiembre para comprobar los resultados, aunque por el momento parece que ambas han cumplido su misión de levantar nuestra ansia de fantasía y épica para tenernos frente a la pantalla en su estreno. Habrá que ver si consiguen mantener esta pasión durante su emisión y, más importante aún, durante los próximos años.

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