Un set de habilidades para cada ocasión

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El conocimiento específico y aptitudes concretas que adquirimos para desarrollar nuestro trabajo son nombradas como “habilidades duras” y nos dan una parte de la formación que precisamos para desenvolvernos de manera exitosa. Desde mediados de los años 70, se empezó a estudiar cómo los mejores resultados los obtenían los equipos que contaban además con personas con altas habilidades de comunicación, empatía y trabajo en equipo, entre otras, a las que se las denominó habilidades blandas. Pero no hace demasiado tiempo se empezó a considerar que llamar “blandas” a competencias tan relevantes no les hacía justicia puesto que muchas personas asocian lo blando con lo débil. “De allí que surgió el concepto de “power skills” (habilidades de poder/empoderamiento), que es mucho más que una forma de “hacer las cosas” (ejemplo: trabajar en equipo) sino que a eso se le agrega la dimensión del “ser” (siguiendo el ej. anterior: manifestar muy buenos vínculos interpersonales, facilidad en el trato y carácter, y empatizar apropiadamente para trabajar junto todo tipo de personas). Es decir que las power skills son la suma del saber, el hacer, actitudes, valores y principios; es un “todo” mejor que la suma de las partes”, explica Daniel Colombo, máster coach ejecutivo especializado en alta gerencia y profesionales, autor de numerosos libros de liderazgo.

Su denominación se atribuye al presidente de la Universidad de Dartmouth, Philip Hanlon, y este set de habilidades pueden resumirse en: aptitud y actitud para el rol, trabajo en equipo, hablar en público, resolver conflictos, creatividad, motivación, colaboración, inteligencia emocional, ser sociable, empatía, comunicación efectiva, gestión del tiempo, organización, tomar decisiones, habilidad para responder, ética personal y profesional, solucionar, ser responsable, tener iniciativa, impronta de marca personal.

Colombo ejemplifica las diferencias entre las “blandas y las “power”. Una habilidad blanda sería la aptitud y actitud para el rol, que se basa en tu preparación y tu forma de encarar la posición que ocupas. Una habilidad poderosa es la autoconfianza y seguridad. Son los componentes del ser que te permitirán ejercer la aptitud y actitud. Otro ejemplo de habilidad blanda: hablar en público. Se trata de expresar las ideas dentro y fuera del trabajo, sin temores y de una manera ágil y adaptada al interés de la gente. La habilidad power es la claridad conceptual. Es saber comunicar los mensajes claves de tu rol en todo momento y lugar, en forma ordenada, clara, concisa y atractiva. El arte está en entrenar el autoconocimiento para elegir qué “set” de habilidades son las indicadas para combinarlas entre sí y sacarlas a relucir en cada ocasión.