Silvia Pinal y la demanda que la obligó a escapar de México en la cajuela de su auto
La vida de Silvia Pinal es material de leyenda, se sabe. Ha vivido toda clase de anécdotas que la han llevado a los titulares y también, a pasar por momentos realmente estremecedores. Una de estas situaciones fue cuando en enero del año 2000 tuvo que salir de su casa en el maletero de un auto, para autoexiliarse en Miami, a consecuencia de una demanda.
La historia, que fue uno de los escándalos más sonados de principios de este siglo, tuvo severas consecuencias para la actriz, ya que entre otras cosas, no pudo salvar su amado teatro, que acabó cayendo en las manos de una secta religiosa que convirtió a su recinto en templo de oración. Pero también, aseguraría después, le sirvió para descubrir muchas cosas sobre sí misma.
Silvia tenía 69 años de edad y estaba hacía muchos años afianzada en la cima de su carrera; su programa 'Mujer: Casos de la vida real' llevaba casi cinco años al aire y recientemente había terminado una temporada del musical 'Gipsy' en su teatro, con su hija Alejandra (la única vez que actuaron juntas) y había concluido su última legislatura como diputada.
Llena de energía y de ideas, la Pinal se había tomado unos días de descanso, cuando, prácticamente de la nada, recibió la llamada de su abogado para advertirle que las autoridades la irían a buscar a su casa con una orden de aprehensión debido a una demanda interpuesta por Alejandro Gertz Manero, quien ese mismo año sería nombrado Secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal.
El hoy Fiscal General de la República demandó a la actriz y empresaria por un presunto fraude que ascendía a la cantidad de 9 millones de pesos en perjuicio de la Asociación Nacional de Productores de Teatro (Protea). Tras recibir la llamada, Silvia se metió a la cajuela de su auto para poder salir de su casa sin ser vista, llevando solo su pasaporte y tarjetas, para ser llevada por su chofer de confianza a un aeropuerto privado.
Su hija, Alejandra Guzmán, había pedido prestado de urgencia un avión privado a un amigo para que llevara a su madre a refugiarse a Miami, donde vivió amparada hasta que fue absuelta de los cargos en un juicio que duró 11 meses.
Durante su exilio en Estados Unidos, una de sus socias quien poseía acciones del Teatro Silvia Pinal, murió y las heredó a sus nietos, quienes las vendieron, sin consultarle a la actriz, a una organización religiosa a la que pertenecían. Ya que ella se encontraba fuera del país, no pudo hacer mucho por salvar el inmueble. "Tuve que vender mi parte, porque no me quedaba de otra. Así perdí mi querido teatro", narró la actriz mexicana años después, en su libro de memorias 'Esta soy yo'.
Debido a lo delicado de la situación, ni sus demás hijos sabían dónde se encontraba, por recomendación de sus abogados y Alejandra le guardó el secreto.
Contando solo con una persona del servicio, que tuvo que jurar total discreción, Silvia salía poco, y para pasar el tiempo, redecoró el departamento, acomodaba una y otra vez los cuadros de la pared y hasta compró un colchón que le faltaba; pero nada de esto la hacía sentir mejor ni más segura, así que comenzó un proceso de redescubrimiento personal: "Pasé más tiempo sola en esos meses, de lo que había pasado antes en mi vida y empecé a conocerme a mí misma más, aunque había veces que el tiempo se hacía eterno y la soledad inmensa”.
A lo largo de 11 meses, el proceso se condujo conforme a derecho, y se dictó sentencia exoneratoria, por lo que la Pinal regresó a México. Apenas bajó del avión fue abordada por la prensa, ante la que declaró: "Regreso como me fui: con mi nombre limpio. Que la justicia haya reconocido que soy inocente, me reconforta. En este momento, soy la más feliz del mundo", mientras que su abogado leyó la resolución que la exoneraba:
"Le comunico a usted que por ejecutoria pronunciada por el cuarto tribunal colegiado en materia penal del primer circuito, dentro de foja 664/2000 se concedió el amparo y protección de la justicia federal a Silvia Pinal Hidalgo, en contra de la orden de aprehensión girada en su contra por este órgano jurisdiccional emitida el 18 de enero del año en curso, por el delito de fraude genérico. En consecuencia se cancela la orden de aprehensión señalada y por ende los oficios 127 y 128. Esta resolución es definitiva. Por lo tanto al resolverse los motivos de inconformidad ya no hay ninguna posibilidad de que esta decisión sea revocada o modificada. Quedando exonerada de esta posibilidad de ir a un juicio penal, el asunto ha quedado total y definitivamente resuelto".
En ese momento se escucharon sonoras porras a la actriz, para que después se metamorfoseara en el emblemático grito: "Sí se pudo... sí se pudo... sí se pudo", cerrando así uno de los episodios más dramáticos y terribles en la vida de una gran estrella de México.