El sindicato de actores de Hollywood y los estudios se reúnen por primera vez en 80 días para buscar el fin de la huelga

Susan Sarandon, Mark Ruffalo y Olivia Wilde, algunas de las figuras que se sumaron a las protestas
Susan Sarandon, Mark Ruffalo y Olivia Wilde, algunas de las figuras que se sumaron a las protestas

Ochenta días de huelga han dado para mucho, pero no precisamente para negociaciones. Pese a que SAG-AFTRA, el sindicato de actores, y sus miles de miembros decidieron parar en seco el 13 de julio, no ha sido hasta hoy cuando se han reunido con la Alianza de Productores de Películas y Televisión (Amptp, por sus siglas en inglés), con la que están enfrentados por la negociación de su contrato colectivo, que renuevan cada tres años. Sus posturas han sido tan distantes durante este tiempo que han tenido que pasar dos meses y medio para que, por fin, puedan sentarse a hablar.

Este lunes 2 de octubre, representantes de ambas partes se han juntado para tratar  los asuntos que más preocupan a los actores: el aumento del salario mínimo, el papel que jugará en los próximos años la inteligencia artificial en las carreras de los intérpretes, las exigencias en las audiciones que mandan los aspirantes a las productoras (cada vez más rápidas y más complejas) y los llamados residuales, los ingresos que dejan las series cuando se emiten en televisión, unos hasta hace poco muy lucrativos cheques para los actores (también para los de reparto e incluso para los que aparecían en una simple escena) y que ahora con la llegada de las plataformas de streaming han dejado de existir. La reunión no significa que haya acuerdo, pero sí al menos que hay un cierto acercamiento que les permite mantener una charla cordial y una primera toma de contacto, fundamental.

No ha sido hasta pasadas las ocho de la noche de Los Ángeles cuando desde el Sindicato han emitido un comunicado a través de sus redes sociales. “Hemos finalizado nuestro primer día de negociaciones con la Amptp y retomaremos las conversaciones el miércoles 4 de octubre”, han afirmado, animando a los miembros a seguir uniéndose el martes a los piquetes. “Un día más. Un día más fuertes. El tiempo que necesitemos”, finalizan el comunicado. No se han filtrado detalles de la negociación y ambas partes decidieron hace meses no dar información específica a los medios hasta que no se pusieran de acuerdo en ello, algo que están cumpliendo.

Fue a finales de la semana pasada cuando a través de comunicados y en sus redes sociales SAG-AFTRA, el sindicato presidido por Fran Drescher y que agrupa a más de 160.000 intérpretes, anunció que las conversaciones se retomaban y que, por fin, se iban a sentar a la mesa con la Amptp; es decir, los mandamases del negocio y donde se agrupan Paramount, Disney, Universal, Netflix, Amazon, Sony, Warner y Apple. La reunión pintaba bien para resolver una situación que ya deja, según cálculos del Estado de California, más de 6000 millones de dólares de pérdidas.

La SAG se ha sentado a negociar apenas tres días después del principio de acuerdo entre la patronal y los guionistas, también en huelga, pero desde mucho antes: su paro se prolongó desde el 2 de mayo y durante casi 150 días . La WGA, el sindicato que agrupa a unos 11.500 escritores, y la Amptp se reunieron el miércoles 20 de septiembre, y desde ese momento buscaron cerrar un pacto antes del domingo por la noche, cuando arrancaban las fiestas por el Yom Kipur, el día de la expiación para la comunidad hebrea. Incluso el gobernador de California, Gavin Newsom, se incorporó como mediador en las reuniones para lograr un acuerdo. Finalmente el domingo 24 de septiembre a última hora llegó el acuerdo, que ha sido beneficioso para todas las partes, “excepcional” , tal y como han dicho ellos mismos. Se está ratificando esta semana: se espera que los miembros del sindicato lo voten ampliamente y que dure hasta mayo de 2026. Menos de 72 horas después de la esperada noticia los actores anunciaban que también daban los primeros pasos para el esperado final. Pero Fran Drescher , la presidenta de la SAG, ya lo dejó claro entonces. “Estamos felices del acuerdo con los guionistas, pero uno no es válido para todos”, declaró a la CNN.

Desde que se convocó la huelga a mediados de julio, la tensión entre las dos partes ha sido evidente; tanto que este primer contacto ha tardado más de 80 días en llevarse a cabo. Las claves de la negociación, más allá del tono de guerra declarada entre las partes (representada en la SAG por una siempre luchadora y mediática Fran Drescher, que poco a poco ha ido cediendo el protagonismo a más actores que se han ido dejando ver en los piquetes de Los Ángeles, Nueva York y otras ciudades de los Estados Unidos), han sido los salarios y la inteligencia artificial. Si la doble huelga era poderosa, ahora que los actores se han quedado solos tendrán que negociar por su cuenta para lograr llegar a un término que sea al menos tan bueno como el de sus colegas escritores. Pero, como claman muchos críticos y conocedores de la situación, eso no debería hacerles darse prisa, puesto que hay 160.000 familias que dependen de cómo se cierre el contrato colectivo. “No es responsabilidad de los actores devolverle la vida a Hollywood. Ellos no son quienes han creado los problemas que han llevado a dos huelgas tremendamente rompedoras, no más que los guionistas. Los estudios han creado un sistema por el cual los actores en activo ya no cobran lo suficiente para ganarse la vida con su profesión, y es cosa de los estudios cambiarlo” , afirmaba este lunes el diario Los Angeles Times en una columna de opinión. Centenares de trabajadores se han visto en serio peligro económico; algunos de los actores mejor pagados de Hollywood han donado millones de dólares para un fondo común que los ayude a navegar en estos meses de incertidumbre y falta de liquidez.

La primera huelga de actores desde 1980 —y la primera conjunta de actores y guionistas desde 1960— ha sido dura desde el primer día. En esa misma fecha, el 13 de julio, el jefe de los negociadores, Duncan Crabtree-Ireland, explicaba en una entrevista con el diario español El País que ellos estaban dispuestos a negociar desde el minuto uno, pero que los estudios no querían. “Nosotros pensamos que solo hay un método para llegar a un acuerdo, y es hablar y negociar. Y si no quieren hablar con nosotros, y no quieren negociar con nosotros, vamos a estar listos para hacerlo en cualquier momento en el que estén preparados”. El momento ha tardado casi tres meses en llegar. Y solo tardará 48 horas en repetirse.