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¿Qué es una sinfonía? De cómo un regalo de bodas para Enrique IV cambió la historia de la música

Joseph Haydn retratado por Thomas Hardy en 1792: compuso 104 sinfonías a lo largo de su carrera
Joseph Haydn retratado por Thomas Hardy en 1792: compuso 104 sinfonías a lo largo de su carrera

En octubre de 1600, Enrique IV, el primer monarca Borbón de Francia, contrajo matrimonio con María de Médici. Las celebraciones, que tuvieron lugar en Florencia a lo largo de diez días, incluyeron el estreno de Euridice, una pastoral dramática de Jacopo Peri que, a diferencia de cualquier obra de teatro, era cantada íntegramente, de principio a fin. En la portada de la edición de la obra, de ese mismo año, se podía leer Le musiche sobre L’Euridice.

Euridice, de Jacopo Peri
Euridice, de Jacopo Peri

El término ópera todavía no estaba instalado para este nuevo tipo de espectáculo escénico que, muy equivocadamente, pretendía recrear el antiguo teatro griego. Sin que Peri pudiera saberlo o intuirlo, había escrito la que hoy es considerada, simbólicamente, la primera ópera de la historia. Con muy pocos instrumentos, y no siempre especificados, para acompañar el canto, la ópera comienza, directamente, con el prólogo en el cual La Tragedia entona y anuncia lo que vendrá.

Siete años más tarde, en Mantua, Claudio Monteverdi, a su manera, verdaderamente inauguró la historia de la ópera con Orfeo, sin lugar a dudas, la primera obra maestra del nuevo género. En esta obra -en cuya edición se indica que es una fábula en música y tampoco dice que sea una ópera-, antes del prólogo, Monteverdi, como gran novedad, incluyó una apertura orquestal. Pero así como no existía el término “ópera”, tampoco había alguna palabra para ese pasaje instrumental que abría la representación. Recordando que las tocatas anticipaban diferentes momentos del culto eclesiástico, así denominó a esa introducción.

La ópera, siempre representada en palacios nobiliarios, se fue consolidando como el gran género escénico en distintas ciudades de la península italiana y cuando Monteverdi estrenó sus dos últimas óperas, a esa introducción orquestal, ya infaltable y de norma, se la denominaba Sinfonia avanti l’opera. El término sinfonía, proveniente del griego, sin ninguna especificidad venía siendo utilizado desde comienzos de aquel siglo siempre en relación a la música instrumental. Pero hacia 1642, cuando fue presentada, en Venecia, L’Incoronazione di Poppea, una sinfonía era una pieza de anticipación, algo que, indistintamente, podía venir antes de una ópera, de una obra de teatro, de una misa o de un ballet. Ésta es la que abre la última ópera de Monteverdi.

Ya simplemente como sinfonía, y no necesariamente antes de la ópera, esa pieza instrumental se fue extendiendo y hasta teniendo distintas secciones. En la de Gli equivoci nel sembiante, la primera ópera de Alessandro Scarlatti, estrenada en Roma. en 1679, claramente se pueden percibir tres secciones: la inicial lenta; la segunda, rápida (a partir de 2.36); y la última, una danza (en 4.25).

Cabría preguntarse cuándo apareció el término obertura. Pues las ouvertures surgieron hacia 1660 cuando -con sus propias características y sin sinfonías- la ópera emergió por los pagos de Luis XIV. Poco más adelante, en Italia, la sinfonía adquirió otra significación. En la segunda mitad del siglo XVII, por fuera de los teatros públicos de ópera, que comenzaron a abrirse por toda la península, también se desarrollaron los concerti grossi o, simplemente, concerti, música orquestal destinada a ser escuchada como obra artística en sí misma. Aquellos conciertos, generalmente, en varios movimientos y con solistas de dentro de la misma orquesta, eventualmente, podían ser llamados sinfonías. Vivaldi, en Venecia, por ejemplo, escribió una Sinfonía en Sol mayor que, presumiblemente, además, fue interpretada, en 1726, como obertura de La fede tradita e vendicata. Con una orquesta de cuerdas, esta sinfonía no tiene ya secciones sucesivas sino movimientos independientes.

Pero el gran salto cualitativo para arribar a las grandes sinfonías orquestales y apartarla, definitivamente, de obras escénicas, tuvo lugar, lentamente y en diferentes geografías, en el tiempo de la transición del barroco hacia el clasicismo. Entre muchos más, entre 1730 y 1760, escribieron sinfonías orquestales, generalmente, en tres movimientos, Carl Philipp Emanuel Bach, Johann Stamitz, Leopold Mozart, Georg Matthias Monn, William Boyce y los hermanos Giuseppe y Giovanni Battista Sammartini. Y esos notables escarceos sinfónicos, todavía sólo iniciales, se ordenaron en un molde contundente y de balances consumados cuando llegó Joseph Haydn.

Claudio Monteverdi retratado por Bernardo Strozzi (c. 1630)
Claudio Monteverdi retratado por Bernardo Strozzi (c. 1630)

Si bien los procesos culturales son siempre colectivos, Haydn consolidó el nacimiento de la sinfonía. A partir de su trabajo se la puede definir como una obra orquestal en varios movimientos que, además, devino en la obra paradigmática del clasicismo instrumental. Desde las galanuras iniciales hasta las extensas y dramáticas opulencias finales, Haydn escribió 104 sinfonías. El modelo que contribuyó a establecer fue el de cuatro movimientos, cada uno de ellos con contenidos y perfiles claros. El primero, rápido, dramático y bitemático, estructurado en exposición, desarrollo y reexposición (la Forma Sonata); el segundo, lento y cantable; el tercero, un minué; y el último, rápido, chispeante y conclusivo.

En 1761, contratado por la familia Esterhazy como Kapellmeister, Haydn arribó al palacio de la familia para dirigir todos los eventos musicales. Entre sus primeras composiciones está la Sinfonía Nº6. Elegante, con numerosos pasajes solistas -una manera de congraciarse con los músicos de la orquesta a quienes comenzaba a conocer-, la sinfonía clásica tiene en esta obra una de sus primeras grandes realizaciones.

Desde aquel entonces y atravesando siglos y períodos, la sinfonía ha quedado como la gran obra para orquesta. Con sus peculiaridades y genialidades, dejaron sinfonías inolvidables centenares de compositores clásicos, románticos y de las distintas corrientes musicales de los siglos XX y XXI. Sólo será cuestión de ser pacientes hasta llegar a cada uno de ellos.

  • Clásico de clásica es una columna semanal que se publica los viernes, dedicada a analizar el lenguaje, la historia, los grandes creadores e intérpretes, la actualidad y el futuro de la música académica.