Un siniestro cuento de Navidad: un Grinch desganado y adolescente en un film de terror autoparódico

Un siniestro cuento de Navidad, estreno del jueves 21
Un siniestro cuento de Navidad, estreno del jueves 21

Un siniestro cuento de Navidad (The Mean One, Estados Unidos/2022). Dirección: Steven LaMorte. Guion: Flip Kobler, Finn Kobler, Steven LaMorte. Fotografía: Christopher Sheffield, Música: Yael Benamour. Edición: Mathew Roscoe. Elenco: David Howard Thornton, Krystle Martin, Chase Mullins, John Bigham, Erik Baker, Flip Kobler, Amy Schumacher, Christopher Sanders. Duración: 93 minutos. Calificación: apta para mayores de 16 años. Distribuidora: Terrorífico Films. Nuestra opinión: mala.

Antes de intentar esbozar cualquier idea sobre Un siniestro cuento de Navidad es importante suspender cualquier pretensión de verosímil (del cinematográfico y del otro), mérito ético, estético; ni siquiera soñar con regodearse por imágenes políticamente incorrectas. Teniendo claro que nada de esto va a suceder, tal vez sea posible disfrutar mínimamente de lo que ofrece la pantalla. O ni siquiera.

El problema mayor -entre los varios que exhibe obscenamente esta película de Steven LaMorte- es el de prescindir de una mínima estructura narrativa en la que se puedan apoyar un puñado de chistes propios de adolescentes desganados.

Aquí el juego se trata de reversionar el cuento de Dr. Seuss, Cómo el Grinch robó la Navidad, pero con bajo presupuesto y bajo azúcar en sangre. La historia comienza con una Cindy pequeña viendo cómo un monstruo verde –a quien confunde con Papá Noel– pelea y mata a su madre, hecho que marca su exilio del pueblo y la paranoia suficiente del resto para no volver a festejar Nochebuena.

Veinte años después, y con los rasgos de la actriz Krystle Martin, Cindy regresa para vender la casa. A pesar del trágico suceso que vivieron en el pasado, tanto ella como su padre tienen un espíritu navideño a toda prueba: cantan, decoran el arbolito y bailan con una impunidad que da vergüenza ajena. Obviamente el jolgorio despierta a la bestia, que vuelve para seguir engrosando su sangrienta nómina de víctimas. Y es que, parece ser, que este Grinch tiene peor temperamento que sus predecesores, y basta con que alguien cante un villancico, se disfrace, envuelva un paquete para regalo o realice cualquier acción correspondiente a la fecha, para que la criatura lo descuartice, parta a la mitad, ahorque, o meta en una picadora de carne.

A la sufrida víctima, que se toma el ataque como algo personal, la secunda un joven policía torpe y enamorado, y un hombre parecido a Papá Noel llamado “Doc Zeus”. Guiño poco disimulado al autor de la historia original, que es apenas un ejemplo de la tónica que sigue el film.

Una hora y media después del inicio, mientras pasan los títulos de cierre, no queda claro si la intención fue hacer una parodia, pervertir sus bases a modo de homenaje, o conformarse con un divertimento para pocos. Ninguno de los tres caminos está debidamente delineado, moviéndose el guion de uno a otro sin previo aviso ni justificación alguna. Un prólogo no exento de misterio trastoca a una mala versión de Scary Movie cuando el asesino se muestra en todo su esplendor, copiando máscara y gestos al Grinch creado por Jim Carrey dos décadas atrás. De ahí en más, cualquier esperanza por que el relato en algún momento se tome en serio a sí mismo naufraga en una acumulación de malas decisiones creativas.

Cada año para esta época, salas y plataformas renuevan su oferta con producciones que vuelven una y otra vez sobre el espíritu navideño, sus causas y consecuencias. En muchos casos, y especialmente en Un siniestro cuento de Navidad, hubiera sido deseable que no se tomaran la molestia.