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'Smile' y la punzante realidad de sonreír para esconder nuestra salud mental

Sonreír cuando no tienes ganas es una de las cosas más incómodas que podemos hacer. Haz la prueba. Ahora. Sin pensar en nada, sonríe. ¿No te resulta antinatural? Es como si le estuviéramos pidiendo a los músculos de la cara y a nuestras emociones que hagan algo en contra de su voluntad. ¿O no les pasa que sienten los músculos del rostro moverse y contraerse con una conciencia que no tenemos cuando sonreímos de manera espontánea? Pues esta mueca forzada es justamente la cara visible de la nueva película de terror más recomendable de la temporada.

Sin embargo, más allá de la tensión bien construida y los sustos infalibles, lo más interesante de Smile es la idea de fondo que propone. Una más humana que el ente maligno que acecha a la protagonista y que nos habla de lo que se esconde detrás de una sonrisa forzada en el plano de la salud mental.

Caitlin Stasey en 'Smile' (©2022 Paramount Players, a Division of Paramount Pictures)
Caitlin Stasey en 'Smile' (©2022 Paramount Players, a Division of Paramount Pictures)

La película es la ópera prima de Parker Finn y parte de un cortometraje que escribió y dirigió en 2020 titulado Laura hasn’t slept. Básicamente gustó tanto a Paramount Pictures que el propio estudio le pidió que lo adaptara en forma de largometraje. A priori la idea es muy similar a otra joyita del género como It follows (David Robert Mitchell, 2014) donde un ente maligno pasa de víctima en víctima como si fuera un virus, sin embargo, el director consigue elevarla a un terreno original apostando por un tono más sutil a través de sustos menos previsibles que de costumbre. Algo que, como amante del género, le agradecí enormemente.

En parte lo consigue al rodarla con una luz opaca que hace que las incursiones sobrenaturales entren en escena como parte de la narrativa sin previo aviso (provocando mejores sustos), pero también al crear una trama efectiva de personajes creíbles y tangibles. En este caso se trata de una psiquiatra llamada Rose Cotter -interpretada por Sosie Bacon (sí, la hija de Kevin Bacon)-, que expande su vocación en el ala de emergencias de un hospital tras sobrevivir sus propios traumas en la infancia. Aunque más bien los ha suprimido y mantiene escondidos bajo una vida ajetreada. Pero un día recibe a una paciente que le hace vivir el caso más aterrador de su carrera. La joven está ansiosa, atemorizada y asegura que una presencia malvada la acecha apareciéndose a través de sonrisas grotescas. Puede ser en un amigo, un desconocido… da igual, de repente la sonrisa hace acto de presencia y el pavor se apodera de ella. Rose, que cree encontrarse ante una paciente en estado ansioso y no da veracidad al relato sobrenatural, de golpe es testigo de lo que este demonio es capaz de hacer, obligándola a enfrentarse al acecho ella misma, despertando los traumas del pasado y su propia inestabilidad emocional.

Y así, entre momentos de respiro cómico -forzados en parte por la incomodidad de la sonrisa protagonista- y sustos bien construidos, Smile propone un análisis que va más allá que el terror superficial de su historia.

Creo que cualquiera que alguna vez haya padecido de emociones negativas durante una situación pública puede comprenderlo. Pero sobre todo aquellos que sepan de crisis de ansiedad, pánico o algún trastorno que afecte nuestra salud mental, y que alguna vez se hayan visto en la tesitura de tener que disimular. No porque no se quiera pedir ayuda sino porque quizás no confiamos en la persona que tenemos delante para hablar de algo tan íntimo, o porque no sentimos que van a tomarnos en serio, que van a entendernos. O porque estamos en un momento incómodo para hacerle frente abiertamente. Como en el trabajo, la calle, con un cliente, en un evento público… O porque sencillamente, y lo más importante en definitiva, nadie nos pregunta cómo nos encontramos y sacar a relucir algo tan personal sin la seguridad de querer ser escuchados, puede derivar en mantenerlo privado.

Y así se termina disimulando, sonriendo si la conversación lo amerita para pasar el momento mientras la emoción negativa corre su curso. Y aquí debo apuntar que si escribo de esto es porque sé de lo que hablo, tras haber lidiado mi propia travesía con la ansiedad. Y porque creo que es una realidad de la que no se habla o de la que quizás no se tiene conciencia a nivel general. Es decir, el cómo disimular a veces se convierte en una herramienta de escape.

Sosie Bacon y Jack Sochet en 'Smile' (©2022 Paramount Players, a Division of Paramount Pictures)
Sosie Bacon y Jack Sochet en 'Smile' (©2022 Paramount Players, a Division of Paramount Pictures)

Aquellos que alguna vez padecimos este tipo de situación nos hemos visto en la tesitura de tener que ponernos una máscara. Una sonrisa, como en esta película, que esconde lo que llevamos por dentro en un momento puntual. Y en esta apología de la salud mental que propone Smile, la sonrisa es la máscara de un demonio que acecha a personas que conviven con algún tipo de trauma. Se alimenta de las emociones y situaciones negativas que no fueron superadas, que no se trabajan en terapia, que no se enfrentan para superarlas.

De esta manera, el ente se puede entender como el trastorno o emoción negativa que se lleva dentro, el que acecha cuando menos te lo esperas. Como puede ser, por ejemplo, un ataque de pánico. Y la sonrisa es la máscara que en momentos difíciles se usa para disimular y seguir adelante, pero con el problema aún latente por entro.

El hecho de que en esta historias esas sonrisas puedan aparecer de forma repentina, acechando en personas conocidas o anónimas, alimenta este mensaje al hablarnos de una máscara que nos rodea más de lo que tal vez nos damos cuenta. En la calle, en el supermercado, el trabajo, etc... Un mensaje que me recuerda las cifras que el Instituto Nacional de Estadística (INE) desveló en 2020 al dar a conocer que había 2,1 millones de personas con un cuadro depresivo en España, y un 5% de españoles diagnosticados con ansiedad y depresión (RTVE).

Y así, Smile entra en el grupo de películas de terror con mensaje añadido. Al igual que Tiempo nos hablaba del valor de vivir en el presente, La abuela hacía referencia al temor a la vejez y Hereditary escondía un mensaje sobre el dolor de la pérdida; Smile abre el camino para que el mundo sepa que, a veces, no todas las sonrisas son espontáneas y símbolo de alegría. Que a veces puede haber un torbellino negativo acechando por dentro y esa persona quizás solo necesita que alguien introduzca en la conversación una pregunta muy simple: “¿Cómo estás?”

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