Aunque sea el primer ‘soltero de oro’, no le digan ‘rabo verde’

Gerry Turner en Los Ángeles el 11 de septiembre de 2023. (Daniel Dorsa/The New York Times)
Gerry Turner en Los Ángeles el 11 de septiembre de 2023. (Daniel Dorsa/The New York Times)

Las mujeres no dejan de abordar a Gerry Turner en los aeropuertos para pedirle tomarse fotos con él. No es algo que ocurriera nunca en las primeras siete décadas de su vida. Pero muchas cosas han cambiado desde que Turner, de 72 años, se apuntó a salir con 22 mujeres en un programa de telerrealidad.

Por ejemplo: pasa menos tiempo en su casa de Indiana. Le siguen preguntando por su rutina de cuidado de la piel. Y desde hace poco conoce el término “grandzaddy”.

Turner es el protagonista de “The Golden Bachelor”, la versión para adultos mayores de “The Bachelor” que comienza el jueves. Una franquicia que suele presentar a concursantes veinteañeros y treintañeros sin arrugas que buscan el amor —o seguidores en Instagram— ahora gira en torno a un jubilado que hasta hace poco no tenía cuenta de Instagram.

Si Turner siente algo de presión, no lo demostró en una videollamada desde Los Ángeles a principios de este mes. “No tengo nada que perder”, comentó.

Turner tiene una postura envidiable, el cabello castaño apagado que se torna blanco en las sienes y el cable de un audífono que serpentea sobre su oreja. Acababa de terminar el rodaje de un reportaje sobre su vida cotidiana para el que tuvo que lavarse los dientes una y otra vez delante de la cámara.

Turner pasó 43 años casado con su novia de la preparatoria, Toni, fallecida en 2017. Durante un periodo de soledad en 2020, envió un mensaje a sus dos hijas, Jenny Young y Angie Warner, diciéndoles que estaba pensando en presentarse al programa. “Pensamos que estaba bromeando”, aseguró Warner.

Turner espera que los telespectadores vean que salir con alguien después de jubilarse no es tan inusual como lo pintan los programas de telerrealidad.

“La gente de mi edad aún se enamora”, afirmó. “Las personas de mi edad siguen teniendo esperanza y siguen teniendo vidas vigorosas”. Cuando oyó hablar de “The Golden Bachelor”, se dio cuenta: “Eso era lo que de repente quería representar en un programa”.

No buscaban a un ‘rabo verde elegante’

Turner no parece alguien que se haya pasado la vida buscando el estrellato. Al preguntarle si alguna vez se había presentado a un programa de televisión, respondió riendo: “¡Nunca! Nunca”.

Turner creció en Ottumwa, Iowa, el mayor de cuatro hermanos. Está muy unido a sus hijas y a sus dos nietas, Payton, de 21 años, y Charlee, de 16. Describe su jubilación como una afortunada serie de actividades recreativas de bajo impacto: golf, minigolf, apoyar a los Hawkeyes de Iowa.

Cada chisme es más sano que el anterior. ¿Todo esto solo es la fórmula de buen gusto de una franquicia que sabe cómo empaquetar a su protagonista?

“Él es así en la vida real, al cien por ciento”, señaló Warner, de 40 años, que ha estado intentando que su padre envíe mensajes de texto con los dos pulgares en lugar de con el dedo índice.

Sin duda, el equipo de reparto podría haber ido en otra dirección. “Lo que no buscamos en un ‘soltero dorado’ es una especie de rabo verde elegante, que tenga todo el dinero del mundo, viaje en avión privado de ciudad en ciudad y no parezca genuino, amable, cálido ni nada”, explicó Jason Ehrlich, productor ejecutivo y dirigente de “The Golden Bachelor”. El interés del equipo en Turner se despertó por su “trágica” historia de pérdida, dijo Ehrlich, pero fue su sinceridad lo que al final le hizo conseguir el papel.

“Simplemente buscábamos a alguien que tuviera el corazón más grande”, comentó Bennett Graebner, productor ejecutivo y director creativo del programa.

La primera historia de amor de Turner comenzó en la preparatoria. Los viernes por la noche, jugaba en los partidos de baloncesto del colegio y luego corría a los bailes que se celebraban en el YMCA. “No veía la hora de llegar”, relató, porque sabía que una chica llamada Toni, de pelo oscuro y ojos grandes, estaría allí.

Disfrutaban del tipo de amor que aún no se complica con hipotecas o guarderías. “Solo puedes pensar en esa persona y en lo mucho que te atrae”, aseguró. “Y esa fue la sensación que tuve con Toni”. Durante el primer año de Turner en la Universidad de Iowa, hicieron planes para casarse.

Turner trabajaba en el sector de la distribución de alimentos y Toni era coordinadora de voluntarios en un hospital. Mientras criaban a sus hijas, la pareja ahorró para comprar una casa frente al lago donde disfrutar juntos de su jubilación. En 2017, días después de mudarse, Toni enfermó de una infección bacteriana. Turner la llevó a urgencias, donde murió ocho días después.

Cuando Turner mira la foto de ella que aún cuelga en su armario, cree que ella aprobaría que vuelva a buscar el amor. Pero la representación de Toni fue la mayor fuente de ansiedad para Turner a la hora de apostar por una franquicia que tiende a sacarle jugo a una tragedia.

“Quería asegurarme de que la historia del fallecimiento de mi esposa se contara de manera amable y sensible, sin sensacionalismos”, afirmó. “No quería contar esa historia una y otra vez. Quería que la gente la conociera, pero también quería seguir adelante”.

Por mucho que la franquicia haya destacado a Turner como un abuelo íntegro, también lo ha posicionado como un símbolo sexual. Esto incluye anuncios en los que aparece una imagen suya de dos metros y medio con el texto “DESÉALO” en los autobuses de Nueva York.

Como cualquier participante en un programa de telerrealidad, está sopesando cuándo y cómo seguir el juego.

“No sé lo que significa ser un ‘grandzaddy’ y no sé lo que es ‘rizz’, y realmente no sé lo que significa ser tendencia”, dijo. “Todas esas cosas son irrelevantes para mí. No tienen importancia”.

c.2023 The New York Times Company