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Lyon (Francia), 5 dic (EFE).- Con la mirada hacia el cielo, suplicante y rodeado de la iconografía monástica, el San Francisco de Asís de Francisco de Zurbarán (1590-1664) parece salir del cuadro para instruir en la expresividad a jóvenes artistas de todas las épocas y diseñadores de moda como Madame Grès o Balenciaga. Un impermeable de Balenciaga y seis diseños de Madame Grès materializan la geometría escultórica que caracteriza a la capucha y las mangas del hábito con los que Zurbarán representó numerosas veces al santo, y forman parte de la exposición ‘Zurbarán: Reinventar una obra maestra’ en el Museo de Bellas Artes de Lyon. La exhibición, que abre sus puertas este jueves, gira en torno a una sola obra de 1636 que acaba de restaurarse, la representación de San Francisco de Asís como se cuenta que lo encontró el papa Nicolás V al entrar en su cripta: con los ojos abiertos y erguido a pesar de estar muerto. Esta pintura fue la primera de Zurbarán que entró en Francia cuando no era conocido fuera de España y permaneció en el convento lionés de Les Colinettes hasta la Revolución Francesa. En 1807, pasa a la colección permanente del recién estrenado Museo de Bellas Artes de Lyon. Este mismo museo lo ha restaurado, dentro de un nuevo recorrido que resalta tanto su calidad plástica como la capacidad de su expresividad para trascender épocas y territorios, con obras realizadas desde sus aprendices más cercanos en el taller hasta el impactante tríptico del contemporáneo Andrés Serrano (‘Tortura’, 2015). La exposición cuenta con la colaboración del Instituto Cervantes de Lyon que, en el marco de las actividades culturales programadas con motivo de la muestra, proyectará en el museo desde enero los documentales 'Grandes pintores del Museo del Prado: Zurbarán, Rubens, Patinir y El Greco'. En Francia, el arte español es actualmente un medio para “responder a la sensibilidad contemporánea”, explicó a EFE la comisaria de la exposición, Ludmila Virassamynaïken, quien añadió que muestras como esta o la de Ribera que se encuentra este año en el Petit Palais de París son “muy bien recibidas” por el público. "Necesitamos la pintura española, no la vemos lo suficiente en nuestro país", reivindicó. Las entrañas del arte de Zurbarán El recorrido comienza con una sala con obras de Zurbarán que reflejan sus rasgos más característicos: la dimensión simbólica de sus bodegones, el naturalismo y la expresividad de obras como ‘Un pintor frente a Cristo en la cruz’, el contraste que "construye la forma", como lo denomina Virassamynaïken, y las constantes alusiones al catolicismo. La sala central es la que presenta la obra restaurada, el monumental San Francisco de Asís que se yergue como una escultura incrustada en una pintura, la unión entre las dos facetas del artista, ambas reflejadas también en la muestra por numerosas piezas de su taller. Los aprendices que trabajaban en su taller de Sevilla reproducían sin cesar el patrón elaborado por el maestro y trataban de acercarse cada vez más a su perfección artística. La austeridad y la meditación eran los mensajes principales de las representaciones de San Francisco de Asís, santo predilecto en la época de Felipe II y, en particular, en la obra de El Greco, muy influyente en Zurbarán. Con el paso del tiempo, los mensajes cambian y las necesidades artísticas llevan a rescatar las herramientas de los maestros para sus propias inquietudes, como hizo Javier Bueno, que en 1937 utilizó esta iconografía para denunciar la ejecución de un joven campesino, víctima del bando sublevado durante la guerra civil española. Esta obra ocupa un lugar especial en el recorrido porque, además de la conmoción que sugiere su contenido, impacta su "gran calidad plástica y la forma en que mira ese joven", agregó la comisaria Virassamynaïken durante la presentación a la prensa. Otra artista contemporánea presente en la exposición es la francesa Ève Malherbe, que en 2018 plasmó a una joven con el atuendo de pintora y rodeada de plástico con la actitud austera y meditativa de San Francisco, una denuncia de la precariedad de su profesión. El recorrido finaliza con la muestra de la influencia del hábito clerical de San Francisco en el mundo de la moda, donde las capuchas, las mangas acampanadas y el cordón franciscano son símbolo de elegancia y de homenaje al pintor español, admirado por diseñadores como Cristóbal Balenciaga, Madame Grès o Azzedine Alaïa. Val Torres (c) Agencia EFE