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Steven Spielberg no pudo hacer nada para proteger a Drew Barrymore

Drew Barrymore credit:Bang Showbiz
Drew Barrymore credit:Bang Showbiz

Antes de que Selena Gomez, Justin Bieber y compañía protagonizaran caídas en desgracia muy públicas con escándalos de drogas y alcohol de por medio, ya había otras historias de juguetes rotos en la industria del cine. Drew Barrymore fue una de esas pocas estrellas infantiles que consiguió reconducir su vida y su carrera y hacerse adulta sin perder su posición en Hollywood. Pero entremedias tuvo que recorrer un camino muy duro.

La actriz es la primera que reconoce que le ha costado mucho perdonar a sus padres por haber "creado un monstruo". Su madre, Jaid, fue su mánager a lo largo de toda su infancia y basta con tirar de hemeroteca para comprobar que no exagera cuando asegura que la llevaba de forma regular a fiestas en Studio 54 mucho antes de que pudiera beber de forma legal, lo cual la expuso al consumo de todo tipo de sustancias cuando debería estar en la escuela.

A los 12 años ya había pasado por rehabilitación, y un año más tarde ingresó en un centro de salud mental de California durante 18 meses. El suyo fue uno de los primeros casos de emancipación de una celebridad menor de edad: a los 14 había conseguido que un juez la declarara legalmente apta para actuar sin la tutela de sus padres.

Mientras tanto, el hombre que la convirtió en una estrella presenciaba todo esa debacle sin poder hacer nada al respecto. Steven Spielberg se convirtió en el padrino de Drew después de que trabajara con ella en su película de 1982 'E.T. el extraterrestre' e irónicamente fue él quien la expuso a un mundo de adultos siendo demasiado joven. El director de cine sabe que contribuyó sin pretenderlo a allanar el camino que sumió a su joven protegida en una grave adicción a las drogas, y se sentía impotente para intervenir.

"Se quedaba despierta mucho después de su hora de acostarse, iba a lugares de los que sólo debería haber oído hablar y vivía una vida a una edad muy tierna que creo que le robó su infancia. Sin embargo, me sentía impotente porque no era su padre. Sólo podía ser una especie de 'consigliere' para ella", ha explicado a la revista Vulture.

En su defensa, el director Spielberg asegura que siempre intentó que se comportara como una niña: en una ocasión, Drew entró en su despacho con los labios pintados de rojo y él le dijo que se los limpiara. También intentó darle experiencias infantiles más normales: le regaló un gato con el nombre de su personaje en E.T. y la llevaba de excursión a Disneylandia y a Knott's Berry Farm. Y algo tuvo que hacer bien porque a día de hoy Drew le considera "la única persona" que se ha comportado como una figura paterna a lo largo de su vida.

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