Succession: quién es Jeremy Strong, el actor que interpreta al delirante Kendall Roy
“¿Estás lista para esta revolución?”, le pregunta Kendall Roy a una de sus colaboradoras apenas sale de la conferencia de prensa en la que el sucesor del imperio Waystar Royco dinamitó sus posibilidades de ascenso en la empresa y de conseguir la tan ansiada aprobación de papá. Que la asesora, Karolina (Dagmara Domincyzk) le contestara prácticamente saltando de la camioneta en movimiento y de regreso a la nave nodriza, debería dejar claro que nadie más que el propio Kendall está preparado para el cambio de paradigma que él imagina. Pero claro, en el convulsionado mundo de Succession, las luchas de poder, las traiciones y los delirios de grandeza siempre fueron cosas de todos los días y en la recién estrenada tercera temporada (disponible en HBO Max), lo siguen siendo. Si lo de Kendall es un verdadero despertar u otro de sus saltos al vacío está por verse aunque si se le pregunta a Jeremy Strong, el actor que lo interpreta, todo el asunto tiene más que ver con tablas de surf eléctricas, La divina comedia de Dante Alighieri, las zapatillas de Michael Jordan y la película danesa La celebración que con la posibilidad de que su personaje salga victorioso de su último berrinche. Si todos esos elementos parecen no tener nada que ver con la nueva temporada del programa de HBO creado por Jesse Armstrong o el mundo de las series, aquí está Strong para decirlo lo contrario. A su manera, claro.
“Iluminado y con una claridad inédita para mí llegué a una conclusión: voy a ser el salvador de esta compañía. Por supuesto que eso tiene mucho de providencial, de mesiánico. Me sentí completamente emancipado de lo que me oprimía y me pesó toda mi vida. Esa sensación de ser Air Kendall fue fantástica y al mismo tiempo algo maníaca”, dice Strong, sentado para la charla vía Zoom con LA NACION frente a un ventanal que permite espiar Manhattan, más precisamente Columbus Circle, la zona donde está ubicada la torre Trump, la que él mismo se ocupa de señalar a su espalda. Elocuente e intenso, el actor habla de él y su personaje como si fueran la misma cosa y algo totalmente distinto al mismo tiempo . Si asevera “mi padre es monstruoso”, no se refiere al señor Strong de Boston que acompañó el deseo de actuar de su hijo desde chico sino al ficcional Logan Roy de Brian Cox.
El discurso de Strong, una rareza entre los actores norteamericanos, está repleto de referencias literarias, de otros idiomas además del inglés y de un punto de vista que no muchos se atreven a exhibir durante la promoción de una serie. Lejos de las usuales respuestas estudiadas de la mayoría de sus colegas, la charla con él asume la forma de una conversación profunda, llena de desvíos y sorpresas.
Formado en el programa actoral de la universidad de Yale, el mismo al que asistieron, entre otros, Angela Bassett, Paul Giamatti y Sigourney Weaver y Meryl Streep, el intérprete que comenzó su carrera en el teatro en Nueva York cuenta que encontró la clave para el Kendall de esta temporada en el aire. Literalmente. “Antes de empezar a grabar los nuevos capítulos estaba en la Polinesia francesa y probé una de esas tablas de surf motorizadas que te permiten, al alcanzar cierto equilibrio, elevarte sobre el agua y algo en ese momento me hizo un clic: de esto se trata la tercera temporada para mí. Kendall tiene la misión de desintoxicar la compañía y la cultura corporativa y la conferencia de prensa es su bautismo de fuego. Son todas imágenes casi bíblicas y me parece que no es una casualidad. Hay una cualidad de Kendall como un ángel vengador”, explica el actor que después de años de trabajar en teatro sin mayor reconocimiento ni oportunidades consiguió el gran salto cuando Philip Seymour Hoffman lo fue a ver en una de sus obras y se lo recomendó al dramaturgo y director John Patrick Shanley (La duda), que lo eligió para protagonizar una de sus puestas. Ese empujón lo puso en el radar del cine independiente y paulatinamente lo acercó a directores como Steven Spielberg que lo eligió para interpretar al asistente de Abraham Lincoln en la película homónima protagonizada por Daniel Day Lewis. Y, de hecho, ese vínculo cercano con Lewis -del que fue asistente también fuera de cámara durante la filmación de La balada de Jack y Rose-, parece haber influenciado su acercamiento a la actuación.
“Creo que, como actor, tengo que ser un recipiente vacío. Se trata de vaciarte de vos mismo, por más pomposo que suene, así podés servir para contener a un otro. Se trata de crear un espacio negativo para que los guiones se ocupen de hacer lo suyo. Si no se entromete tu ego, ellos te llevarán a dónde tenés que ir. No me llevo nada de Kendall por fuera del trabajo, pero cuando estoy en escena el personaje me habita”, detalla el actor ganador del Emmy que luego recuerda que uno de sus puntos de entrada al mundo de los Roy fue la película La celebración, de Thomas Vinterberg. Claro que Strong la cita con su título original en danés y la elección idiomática no es una casualidad. El actor vivió un tiempo en Copenhagen y suele visitar seguido la capital europea ya que su esposa Emma es danesa. “Vinterberg hizo aquel brillante film sobre el trauma familiar y creo que de eso se trata también Succession. Es un caballo de Troya que en el exterior cuenta las luchas internas de una dinastía mediática en medio del capitalismo norteamericano actual, pero más allá de la superficie se trata de una unidad familiar y del daño que se hacen unos a otros, de la toxicidad de su círculo y las relaciones patológicas que se derraman y envenenan las aguas de nuestra sociedad”, dice el actor y de paso menciona a La divina comedia, lectura que emprendió en italiano cuando estaban grabando el programa en la Toscana y lo ayudó a comprender el viaje de su personaje. “De alguna manera en el medio de mi vida me encuentro en un bosque oscuro, el camino correcto, perdido”, parafrasea, ya en inglés para volver a hablar del “monstruo” Logan Roy y sus hijos, daños colaterales nacidos de su costilla. “Esta familia no se relaciona a través de la emoción, su moneda de cambio es el poder, la influencia, la medida del éxito. ¿Y qué pasa si formás parte de ella, pero no hablás el idioma de la fuerza? Tal vez puedas aprenderlo pero ¿y si tu lengua es la de la sensibilidad y la vulnerabilidad?”, se pregunta Strong. La respuesta está en la escena del primer episodio de la nueva temporada de la serie en la que Kendall, ángel vengador, feminista renacido y todo lo demás, espera ansioso que su padre le conteste el teléfono. Y ya se sabe cómo termina eso.