El sueño de Ousman Umar: Un Silicon Valley en Ghana; "Todo es posible"

Madrid, 17 nov (EFE).- El ghanés Ousman Umar, que vino a España con 17 años tras recorrer 21.000 kilómetros y vio morir a casi todos sus acompañantes en el desierto y en el mar, sueña con crear un Silicon Valley en su país, donde ha formado a 20.000 niños y niñas en programación e informática.

"Todo es posible, nada es demasiado", subraya a EFE antes de asistir al congreso mundial de educación, tecnología e innovación "EnlightED", en el que explicó su experiencia vital. El "paraíso" no es el continente de "los hombres blancos" sino que "está en nuestra mente, en nosotros", sostiene.

Umar, de 33 o 34 años, no lo sabe con seguridad porque en su país lo relevante es el día de la semana que naces, aún muestra en su rostro las cicatrices de las palizas que recibió de la policía durante su travesía hasta las Islas Canarias (Atlántico), y la marca en una mano por una quemadura que sufrió cuando era niño y trabajaba como soldador.

ALIMENTAR MENTES, NO ESTÓMAGOS

Llegó a España sin saber leer ni escribir, aprobó bachillerato, cursó dos años el grado de química -para conocer la "magia del hombre blanco"-, pero lo dejó porque no podía compaginarlo con su trabajo de mecánico de bicicletas. Estudió la carrera de Relaciones Públicas y Marketing e hizo un Máster en Dirección y Gestión de ONG.

Durante la entrevista, Umar afirma que la educación es la herramienta para cambiar el mundo, lo que le empujó a crear la ONG Nasco Feeding Minds para "alimentar las mentes, no los estómagos”.

“Llevamos 77 años con la ayuda humanitaria y billones de dólares invertidos, pero África sigue siendo el continente más pobre", razona.

Su organización nació hace diez años con la compra de 45 ordenadores que pagó con su sueldo de mecánico de bicis y desde entonces ha formado a más de 20.000 niños en informática y programación. Este curso tiene a casi 7.000 alumnos repartidos en sus más de 40 escuelas.

"EL TALENTO NO TIENE COLOR"

Hace dos años fundó la empresa social Nasco Tech, y ya ha conseguido que 14 jóvenes trabajen desde su país para siete empresas españolas.

Tras subrayar que él sigue luchando para demostrar que "el talento no tiene color", Umar explica que uno de sus sueños es demostrar al mundo que la inmigración tiene solución y el día de mañana "podamos decir que no hay 14, sino 40, 400 o 4000 chicos de Ghana trabajando para empresas extranjeras desde su país. Ese es el Sillicon Valley que elegimos, el que vamos a crear".

Este ghanés también imparte conferencias en empresas y foros profesionales, y le habla a los jóvenes de lo que ha sido su vida y los 14 kilómetros de ida y vuelta que recorría para llegar de niño a su escuela.

"La motivación cada uno la lleva dentro, pero somos humanos y necesitamos un espejo para darnos cuenta de lo afortunados que somos de estar donde estamos”, afirma.

AUMENTAR LA VIGILANCIA EN EL MAR Y SUBIR LAS VALLAS NO SOLUCIONA NADA

Al ver las imágenes del último salto a la valla de la ciudad española Melilla, fronteriza con Marruecos, donde murieron al menos 23 personas, Umar dice que se ve a sí mismo reflejado y le despierta "una profunda tristeza porque la estrategia está equivocada. La solución a la inmigración no está en subir las vallas (…) o más vigilancia en el mar”.

En su caso, el viaje acabó en Barcelona (noreste), donde vivió en la calle durante dos meses hasta que una familia lo acogió. Se preguntó para qué había tenido que pasar por todo este sufrimiento y la respuesta fue: "Para dar voz a todos aquellos que no llegaron con vida, evitar que futuras víctimas caigan en este cruel viaje en el que yo caí".

"Entendí que no sobreviví por ser el más fuerte del mundo, era un niño de 12 años cuando crucé el desierto durante 21 días sin casi comida ni agua, y de los 46 que éramos solo seis llegamos con vida a Libia, sino que me salvé para cumplir un propósito de vida, igual que cualquiera de nosotros", concluye.

Marina Segura Ramos

(c) Agencia EFE