'Sujo', la apuesta mexicana para el Oscar, es una mirada dura pero esperanzadora al problema del narco

Sus carreras tienen más de un punto en común. Pese que dirigieron de manera separada dos largometrajes, “Los días más oscuros de nosotras (2017)” y “Sin señas particulares” (2020), ambos contaron con la colaboración de las dos cineastas en diferentes áreas creativas, lo que explica que el filme que tienen ahora entre manos las encuentre de modo simultáneo en la silla de realización.

“Sujo”, que se estrena este viernes en salas selectas del Sur de California (los Cinepolis Inglewood IMAX y los Cinepolis Pico Rivera en el caso de L.A.), y que es la cinta elegida por México para representarlo en la contienda del Oscar, fue dirigida y escrita por Astrid Rondero y Fernanda Valadez con la intención de expandir y redefinir una mirada hacia el fenómeno del narcotráfico que se había iniciado ya en “Sin señas”, pero que, en esta ocasión, encuentra un tono mucho más propositivo.

En la cinta, Juan Jesús Varela, quien tuvo una breve participación en la cinta anterior, interpreta a un joven que, luego de perder a su padre, un sicario que fue ejecutado por un cartel, y de ser educado por su tía, se enfrenta a la disyuntiva de sumarse al crimen organizado en la localidad michoacana donde reside o de tentar suerte en el mundo universitario de la capital, respaldado por la incuestionable inteligencia con la que nació.

No le será fácil hacerlo, claro, porque,lejos de presentarnos un relato facilista e idílico, las cineastas a cargo plantean una narrativa profundamente realista de la que nos hablaron recientemente durante la entrevista que transcribimos a continuación de manera debidamente editada, y que se encuentra completa en la versión en video que incluimos igualmente por aquí.

¿Cómo se sienten con la elección de “Sujo” como representante de México en el Oscar?

Rondero: Estamos muy honradas. Y también es una gran responsabilidad; estamos aprendiendo muchísimo con toda la campaña promocional. Es una película que ha generado la sensación de que hay algo importante que decir a través de ella, por lo que es muy significativo que la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas haya decidido que es la apropiada para representar a nuestro país este año.

Sé que la idea central de “Sujo” existía ya cuando hicieron “Sin señas”, pero, de todos modos, ¿qué reto  representó para ustedes hacer una película luego del éxito tan grande que tuvo la anterior? 

Rondero: Siempre está la presión de lo que viene después, porque así es este negocio. Pero la realidad es que vino muy limpia, porque la idea original estaba planteada mucho antes de saber lo que pasaría con “Sin señas”.

Yo creo que con “Sin señas” aprendimos muchísimas cosas en términos del lenguaje que queríamos usar como cineastas. Pero “Sujo” reafirma esta vocación que tenemos de hablar de temas muy relevantes para nuestro país, lo que nos hace sentir que tenemos un doble compromiso.

Debe ser interesante para ustedes poder explorar con mayor profundidad estos mismos temas, debido a que lo hacen de una manera muy particular, con una sensibilidad definitivamente propia, pese a que el tópico del crimen organizado se ha empleado incontables veces en la pantalla grande. 

Valadez: No podemos dejar de hablar de estos temas en la medida en que siguen sucediendo y en que son no solamente urgentes, sino que nos interpelan de una manera muy fuerte como mexicanos y como latinoamericanos en general. Es importante hablar de esto, pero no desde la perspectiva del cliché, de la caricatura y de la fantasía que se han creado con respecto a los narcos, sino desde la perspectiva de la realidad, porque hablamos de una maquinaria que cada año lleva a miles y miles de personas a la muerte, a la desaparición forzada y a situaciones extremadamente dolorosas.

En este caso, lo que queríamos hacer era darle visibilidad a los huérfanos del narco que han sido víctimas silenciosas, hasta el punto de que no existe una cifra oficial sobre ellos, aunque hay organizaciones que dicen que son 30 o 40 mil, mientras que otras aseguran que son más de un millón. Sea como sea, se trata de una generación completa de jóvenes a la que no sabemos qué les estamos dejando y qué es lo que tienen por delante.

En “Sujo”, lo hacen además desde un punto de vista diferente, porque sus dos películas anteriores, e incluso los cortometrajes suyos que he visto, adoptan la perspectiva de los personajes femeninos. Me imagino que cambiar eso fue una decisión consciente que implicaba quizás salirse de su zona de confort.

Rondero: La masculinidad en México ha sido explotada por el crimen organizado. Es un fenómeno muy complejo en el cual sentíamos que teníamos algo que decir, que buscar, que tratar de entender. Fue consciente adentrarnos en cómo se construye un personaje masculino en México, porque lo que es muy contradictorio es que muchos de estos chicos son formados en comunidades muy femeninas, debido a que la mayoría de hombres en el campo migran o son reclutados por el crimen organizado.

El tema de fondo, y el que más nos inquietaba, era el fenómeno del reclutamiento. Lo exploramos ya de algún modo en “Sin señas particulares”, pero en ese caso, se trataba de reclutamiento forzado, mientras que en “Sujo”, es un reclutamiento voluntario, lo que lo ha convertido en una especie de conquista cultural de los narcos. No estamos satanizando a nadie, sino que queremos humanizar el drama que vivimos en México para empezar a comprenderlo. No sabemos qué se siente ser un hombre, pero estamos tratando de entenderlo.

Pero también había la intención de no caer tanto en la desesperación, de abrirse a la esperanza. ¿Qué tan importante fue eso, y qué tan importante creen que ha sido para que la película termine siendo elegida como representante de su país en el Oscar? 

Valadez: Creo que esto responde también a un momento en particular y a todos los años que hemos pasado con esta crisis de violencia. Es necesario que aquellos que somos adultos pensemos en qué hay después del abismo, del horror, de la brutalidad. Es una necesidad narrativa que tenemos como cineastas, pero también es una necesidad ética poder imaginar alternativas que no sean ingenuas. Nosotras vemos el cine como un acto de imaginación que nos permite pensar, que nos permite conversar sobre estos temas tan relevantes.

Rondero: Pero puede ser que la Academia la haya elegido porque es un poco más positiva, claro. El cine mexicano de nuestra generación y de la anterior ha venido reflejando sólo el horror, si pensamos en Amat Escalante y en Carlos Reygadas, con miradas dirigidas hacia el vacío, hacia la oscuridad. “Sin señas particulares” también iba por ahí; el final tiene la cara de la protagonista observando el triunfo del mal, la inevitabilidad de algo terrible. Pienso que, además de la Academia, la gente en México ha sentido que esta película abre en cierto modo un camino hacia algo que podría ser posible.

De todas maneras, el camino de Sujo en una dirección menos ominosa de la que le ofrece su entorno no se muestra como algo fácil, ni mucho menos seguro.

Rondero: Es que esta no es una película simplista ni aleccionadora; es una película que sigue siendo dura, pero que al mismo tiempo mira hacia otro lado. En ese sentido, es más accesible.

Parte de la inspiración de la película vino de los libros de Javier Valdez, un periodista sinaloense que se metió tan de lleno en el tema que terminó siendo asesinado. Es por lo tanto inevitable preguntar cómo se sienten ustedes al presentar historias de esta clase en términos de seguridad personal, aunque tengo la impresión de que si uno habla del fenómeno sin mencionar específicamente a carteles o sujetos reales, el nivel de peligro disminuye considerablemente, lo que, por otro lado, hace de paso que la historia sea mucho más universal cuando se trata de producciones cinematográficas.

Valadez: Esa es exactamente la respuesta que damos cuando nos preguntan por qué no hablamos específicamente de un caso. El cine de ficción nos da la oportunidad de tomar este viaje, de volar en el tiempo y en el espacio para hablar de algo más amplio. Además, siempre hemos dicho que cualquier caso real sobre un desaparecido o una madre que busca a su hijo es mucho más importante que cualquier película, sin importar cuántos millones cueste esa película.

Esta es la primera vez que dirigen juntas un trabajo de ficción. ¿Cómo fue el proceso? 

Rondero: Fue una evolución natural de nuestra colaboración. Hemos trabajado prácticamente de la misma manera desde que nos conocimos. Nos hemos involucrado siempre en la formación de las ideas, en los guiones, en el levantamiento del financiamiento y en la filmación. Lo que cambió particularmente en “Sujo” fue que nuestro equipo de rodaje ya estaba mucho más maduro. Eso nos dio la tranquilidad de no tener que turnarnos todo el tiempo para resolver problemas de producción, lo que nos permitió mantenernos en el set.

Esta iba a ser originalmente mi segunda película como directora, porque yo empecé con el concepto, pero nos habíamos dado cuenta ya con “Sin señas particulares” que lo que hacemos tiene una autoría compartida.

En realidad, el proceso fue relativamente sencillo. Trabajamos previamente al rodaje, dibujando las escenas con la fotógrafa, y eso nos permitía llegar al set con acuerdos definidos. Somos similares, pero también complementarias. Es decir, si una no es buena en algo, la otra lo es. Por lo general, en el set, yo me quedaba más con los actores, mientras que Fernanda, que se siente mucho más atraída por la fotografía, estaba más metida en el aspecto técnico.

Read more: Cinco títulos indispensables del GuadaLAjara Film Festival de este fin de semana

Fernanda, tú naciste en Guanajuato, y Astrid lo hizo en Ciudad de México, es decir, zonas que no han sido parte tan integral de este fenómeno de la violencia. ¿Qué es lo que las ha llevado a interesarse tanto en estos temas, que son ciertamente serios y preocupantes?

Valadez: Yo creo que tiene que ver con que somos mujeres de minoría, mujeres de diversidad [NE: ambas pertenecen a la comunidad LGBT], y eso nos da a lo mejor una óptica que no es necesariamente externa, pero que tiene que ver con el hecho de que no hemos tenido experiencias ni de desaparición de familiares, ni de desplazamientos forzados.

Esta es una crisis que se ha ido profundizando y que atraviesa cada vez más capas de la sociedad. Yo creo que, como Astrid y yo compartimos las grandes dificultades que implica hacer películas en México, sentimos la necesidad de hacerlas con temas que verdaderamente nos interesen y que sean interesantes para el público.

Rondero: Tener esta especie de activismo puede ser inevitable cuando se trata de temas como este. Más vale que todo el esfuerzo que hacemos tenga una utilidad mayor que el contar historias sin ninguna profundidad ni interés para nuestras vidas y nuestra comunidad. Si ese fuera el caso, yo no me podría dedicar al cine. Contar con esta motivación extra hace que todo valga la pena.

Suscríbase al Kiosco Digital
Encuentre noticias sobre su comunidad, entretenimiento, eventos locales y todo lo que desea saber del mundo del deporte y de sus equipos preferidos.
Sign me up.

Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.