El amor con el que nadie contaba en 'Supervivientes'

Entre tantas vicisitudes y bajones que pasan, recibir cualquier detalle amoroso, declaración o gesto romántico en Supervivientes les arregla el día a sus participantes. De todas las ediciones, me atrevo a decir que esta es una de las más cariñosas en la que el amor más navega a sus anchas. Con lo que nadie contaba es con la química brutal que nacería entre dos de sus protagonistas. Y no, no me refiero a Anabel y Yulen, sino a otro par que, despacito pero sin pausa, están dando, además de juego, grandes momentos picarones. Lo que empezó como una broma, empieza a tomar un rumbo prometedor. Aquí huele a algo más.

Dicen los concursantes que han formado parte de esta aventura en los años pasados que el apetito sexual desaparece en la isla. En cuando el hambre hace acto de presencia, los deseos y los instintos más básicos se escabullen por completo. Lo que se disparan son las ganas de mimos y cariño, y también la necesidad de que te digan cosas bonitas. Eso es precisamente lo que está pasando en Supervivientes entre dos personas que ya no esconden su sano coqueteo.

La verdad es que los sentimientos románticos están más presentes que en ninguna otra edición. Hemos sido testigos de momentos únicos como el reencuentro de Kiko con su novia Marta López, que sacó ese lado más de niño y amoroso del colaborador, en raras ocasiones visto. A pesar de las peleas de enamorados, Alejandro y Tania también han regalado a la audiencia momentos muy emotivos como pareja en sus escapadas al paraíso y también en su despedida. Ahora con la carpeta de Yulen y Anabel confirmada del todo, los tortolitos se están dejando llevar en todos los sentidos, manos incluidas.

Pero, sin duda, el coqueteo inesperado de esta entrega viene de parte de dos pesos pesados que ya no esconden que ahí hay tomate. Desafortunadamente, habrá que esperar todavía unas semanas para poder conocer el desenlace porque cada uno está en una punta del mundo. Uno habita en la isla y el otro en Madrid. Sí, me refiero a Jorge Javier Vázquez y Nacho Palau y a esa posible historia de amor que se respira en el aire. Muchos dirán, ¡anda ya!, si el presentador hace lo mismo todos los años con algún participante, y yo les contestaría, pero este asunto tiene un toque y un color distinto. Aunque no somos amigos ni mucho menos, después de tantos años viendo a Jorge Javier en la pantalla chica, ya es como de la familia. Conocemos sus gestos, sus miradas y captamos a la legua sus indirectas.

Lo mejor de todo es que es correspondido. Las últimas dos galas hemos visto a un Nacho especialmente receptivo a los traviesos comentarios del capitán de este programa. Pero ha sido este jueves cuando el tono ha tomado otro matiz y traspasado a otro nivel. Ante las críticas de los compañeros al ex de Miguel Bosé por sus a veces malas palabras y formas de contestarles, este se venía abajo y pedía perdón. Aún así, un duro Jorge Javier le reprimía por su actitud, dejándole un poquito tocado. "Yo no quiero un novio tocapelotas", le dijo el de Badalona. "Pues una cosa que te ahorras", le soltó Palau generando cierta tensión (en todos los sentidos en que la tensión se pueda dar). La contestación 'hirió' el corazoncito de Jorge Javier que no se quedó callado: "Has tenido una forma muy fea de rechazarme y no sé cómo quitarme esta daga, cómo me la voy a sacar del corazón antes de irme a dormir y meterme en la cama", le reprochó, en broma claro. Y de repente, sin avisar, Palau soltó la frase mágica que todos queríamos escuchar: "Invítame a cenar y verás como no te insulto ninguna vez". "Hombre, solo falta que te invite a cenar y me insultes", le rebatió Jorge, quien, por mucho que se hiciese el duro, se le veía encantado de la vida.

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La cosa no terminó ahí. Después de que todos nominaran de dos en dos, Nacho llegó solito a la mesa, además de destrozado por la impresionante actuación que tuvo en la noria infernal. Allí competía con Alejandro que le ganó de chiripa. Teniendo en cuenta la diferencia de edad, que Nacho superara los 10 minutos al mismo nivel, es para quitarse el sombrero. Fue un momento épico al que, por supuesto, Jorge Javier prestó toda su atención. Y aunque Nacho no ganó, dejó el listón muy alto y al presentador muy orgulloso. Por eso su encuentro posterior y más íntimo en el habitáculo donde se nomina nos tuvo a todos con los ojos como platos. Ahí ambos le pondrían la guinda al pavo.

Fueron unos minutos que ni el guion de una telenovela podría superar, aderezados, cómo no, con ese humor negro de Jorge Javier, que esta vez se relajó un poquito más. Se mostraron divertidos, espontáneos y muy pero que muy receptivos, ambos dos. A los que digan que es una manera de darle chispa al programa por parte de Jorge Javier, yo diría que sí, pero no. Aquí hay salsa y de la picante, y yo, que soy muy romántica, hasta me atrevería a decir que también hay algo especial. Lo que pase o no, eso ya es otra cosa, pero de que hay química, la hay, y explosiva.

Y ya que estaban de charla, pues de perdidos al río. Jorge Javier se lanzó. "Oye Nacho, para que me haga una idea, si tú y yo estamos juntos, tú más hijos ya no quieres, ¿verdad?", le preguntó. Y un Nacho muy tierno derritió a todos, incluyendo a su interlocutor, con su respuesta y su carita. "¿Una niña?". Por mucho que el presentador pusiera cara de que naranjas de la China, luego reculó y hasta se lo pensó. "Una curiosidad, ¿cómo la llamaríamos?", remató. Muchos dirán que de conexión especial cero y que forma parte de esa picardía de Jorge Javier, quien en cada reality busca alguien para juguetear. Quizás sí, pero en este caso, ese jugueteo traspasa la pantalla y transmite algo más. De momento ya tienen plan de cena cuando la aventura en Honduras se acabe.

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Nadie los está casando ni confirmando otra cosa que no sea un simple coqueteo, pero no se puede negar que las travesuras y los comentarios picantones cobran un poquito más de sentido por las sonrisas y reacciones que provocan en sus destinatarios. Pase lo que pase, amor, atracción o simplemente juego, igual se disfrutan mucho esos momentos de picaresca que aportan vidilla tanto a los que están en la isla como al espectador. Y al presentador, ni digamos.

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Imagen: Twitter/Supervivientes