Susana Baca: El recuerdo de David Byrne, su desilusión con la política peruana y por qué decidió grabar su versión de “Cambalache”

Susana Baca se presenta este sábado en el Teatro Ópera junto a Raly Barrionuevo
Susana Baca se presenta este sábado en el Teatro Ópera junto a Raly Barrionuevo

Susana Baca no libra palabras al azar. No lo hace cuando canta ni cuando reflexiona, bien sea sobre temas mundanos como el jet-lag ni cuando se le pregunta por el racismo que conoció de chica, por su paso por la política o por la escena musical de América Latina.

La artista afroperuana de 78 años, voz icónica del continente, aterrizó días atrás en el país para emprender una gira por Tucumán, Córdoba, Mendoza, Santa Fe y Buenos Aires, donde este viernes se presentará en el Teatro Coliseo Podestá de La Plata y el sábado en el Ópera junto a Raly Barrionuevo.

“He encontrado tanta sensibilidad en Argentina. Recuerdo un show en Rosario donde yo cantaba y la gente que estaba sentada lloraba, entonces yo también lloraba. Quiero abrazarlos a todos”, expresa Baca en diálogo con LA NACIÓN.

Con su visita, la leyenda celebra medio siglo con el canto presentando Palabras Urgentes, un álbum producido por Michael League (Snarky Puppy) y editado por el sello Real World Records, fundado por Peter Gabriel. Tras sus shows por en el país, la múltiple ganadora del Grammy unirá su canto al de Ana Prada en Montevideo y visitará Chile. La voz que supo conmover a referentes como Chabuca Granda o David Byrne también presenta en estos días sus memorias: Yo vengo a ofrecer mi corazón, en honor al clásico de Fito Páez.

Antes de llegar al país, la intérprete de himnos de la canción latinoamericana como “María Landó” cuenta cómo son sus días en Cañete, donde vive a unos 130 kilómetros de Lima en medio del campo. “Me levanto muy temprano, casi como mis vecinos campesinos y de ahí empieza el día con el trabajo del cuerpo y de la voz, con el hacer los ejercicios. Porque hay que continuar, ¿no?”, pregunta en tono de afirmación.

La cantante peruana Susana Baca compiló en un CD la música de su más reciente espectáculo, con el que recorre los últimos veinte años de su extensa carrera.
"Estamos en un extremo tal de oír a un político y no creerle una palabra de lo que está diciendo", sostiene Susana Baca

El pueblo donde vive quien también llegó a ser ministra de Cultura de Perú “es un lugar donde se vivió la esclavitud de la caña de azúcar y el algodón”, dice enseguida. “De ahí vienen mis parientes, de ahí viene mi apellido. He vuelto a esos lugares. Hace ya un tiempito que vivo ahí, desde 2014″, agrega. Allí Baca fundó una escuela, donde acuden “jóvenes músicos para ayudarlos a terminar su formación”, algunos de ellos, como el guitarrista Jonathan Mendoza Sánchez, la acompañan hoy en el escenario. Los alumnos, a su vez, “irradian los conocimientos a más gente”. Una cadena de arte y unión.

Meses atrás, Baca fue seleccionada para participar en una residencia de artistas donde dio forma al que será su próximo disco: La América que canta en mí, adelanta en la conversación. “Así se llama. Son canciones en las que va a estar presente la Argentina, Chile, Uruguay... América Latina”.

-Este nuevo álbum sería el número…

-¡Ay, no sé, he perdido la cuenta!

-¿Qué regalos te ha dado la música? ¿Cuáles han sido los escenarios más inolvidables donde has cantado?

-Por ejemplo en Eslovenia, cuando acababan de salir de la guerra y me tocó cantar con ellos. Creo que la música fue un bálsamo para las heridas de la guerra. También me he emocionado muchísimo con la sala llena en la Ballena Azul (CCK) de Buenos Aires, cuando yo cantaba “Marinera limeña” y había jóvenes en los costados bailando. ¡Conocían ese ritmo!

-Acabás de publicar tus memorias, ¿qué revela el libro?

-Es una confesión. He confesado cosas como los reparos que yo tengo ahora y que les digo a los jóvenes, si me escuchan: que no se droguen, porque la droga es dañina. Yo hubiese avanzado mucho más rápido si no me hubiese quedado detenida en eso. Es una confesión dolorosa, pero que la tengo que hacer, porque en una memoria no te puedes callar cosas. Hay que decirlas. Fue muy triste ver a algunos de mis compañeros músicos creativos, talentosos, que entraban en drogas mayores. Algunos se han muerto. Y se viene un segundo tomo de mis memorias, donde voy a hablar muy en serio de la época en que fui ministra de Cultura e ingresé a la actividad política. Hablaré del sistema y de lo viciada que está la política. Estamos en un extremo tal de oír a un político y no creerle una palabra de lo que está diciendo. Y no creo que eso sea bueno para un país.

-Cuando te tocó ocupar ese lugar de responsabilidad, ¿viviste situaciones que te sorprendieran?

-La mentira. Descubrir a un político mentiroso y ver que eso que estaba diciendo y prometiendo no era cierto, sobre todo de congresistas.

-¿Cómo ves hoy a tu país?

-Está peor, porque el Congreso no se recupera. No tenemos gente en ese lugar. Se cuenta con los dedos de la mano la gente que ingresa en esos cargos con vocación de servicio.

-¿Y la cultura?

-Veo que todo está detenido.

-Estás presentando Palabras Urgentes, ¿a qué se debe el título?

Ese disco surge después de que salieran a la luz audios grabados en una investigación periodística gracias a los cuales escuchamos cómo jueces del Perú hablaban de cuánto cobrar por las sentencias o de si exonerar a un violador. Eso fue terrible, un sentimiento de dolor, de rabia, de sentir que se han burlado de ti. Ese sentimiento me llevó a hacer Palabras urgentes. En la producción musical estuvo el talentosísimo Michael League, con el cual tenemos una hermandad y una amistad. Él es un ángel en la música.

-¿Cómo fue la selección de las letras y el armado del disco?

-Fue buscar decir verdades. Es un homenaje a estas mujeres que lucharon en su época por un Perú mejor, por una Latinoamérica libre. Les rindo homenaje a nombres como Juana Azurduy o Micaela Bastidas.

-También ponés voz a un tango, “Cambalache”.

-En “Cambalache” me he tomado la licencia de cambiar algunas palabras del lunfardo, que algunos no iban a entender. Pedí perdón al autor, pero lo tenía que hacer. ¡Qué vigencia la de “Cambalache”! La letra está más vigente que nunca. Como también está vigente “Yo vengo a ofrecer mi corazón”. Tiene menos años pero yo me acuerdo durante la pandemia de estar cantando: ‘¿Quién dijo que todo está perdido?’ Era un rezo, y la he grabado en un disco con el que me gané un Grammy.

-El álbum también nos habla del racismo, como en “Sorongo”. En más de una ocasión has contado que de niña hubieses querido ingresar al conservatorio de música y que te negaron una beca por lo que entendés que fue un acto de discriminación.

-Sí, sí, sí, evidentemente. No fue una casualidad eso.

-Recientemente grabaste el videoclip “Mujer Montaña” en colaboración con dos jóvenes de otros géneros musicales, Wendy Sulca y Marie Cherry. ¿Cómo fue la experiencia?

-Muy bonita. Vivimos momentos muy terribles, de acoso y asesinatos a mujeres por ser mujeres, entonces esta canción es como un himno, como lo fue en su momento “María Landó”: fue decir “somos estas mujeres”. “Mujer montaña” es un aliento, es decir: “a mí nadie me daña, yo soy una mujer montaña”. Fue interesantísimo y me encanta haberlo hecho.

Susana Baca acaba de publicar sus memorias, tituladas Yo vengo a ofrecer mi corazón
Susana Baca acaba de publicar sus memorias, tituladas Yo vengo a ofrecer mi corazón

-¿Cómo te relacionás con los nuevos géneros musicales?

-Algunos no me gustan, otros son bien interesantes. Por ejemplo, no soporto una canción de Maluma que hable horriblemente sobre la mujer. Me hacen acordar a los valses antiguos que acá se cantaban diciendo que la mujer era una víbora. No me gusta eso. Pero me gusta la nueva canción de protesta de los jóvenes, rapeando y diciendo: “hay que quemarlo todo, porque nada de esto sirve”. Eso es lo importante, las letras de reflexión. Esa es la nueva canción de protesta. Si estuviera Mercedes [Sosa], cantaría con ellos.

-Te habrán preguntando infinidad de veces por la influencia que David Byrne tuvo en tu carrera. Ahora que ha pasado el tiempo, ¿qué valor le das a ello?

-Yo siento que hay mucha magia en muchas cosas de mi vida y una de esas cosas mágicas es David Byrne. Hay gente que dice: “Ah, bueno, ella tuvo éxito porque David Byrne la señaló”, pero no es así. David Byrne se conmovió con mi canto y quiso que yo estuviera en un disco de una compilación que hizo. Pero él no se subía conmigo a los escenarios, yo era quien tenía que ganarme mi pan. Pero es muy lindo que él haya dicho: “Susana me gusta, Susana tiene un espíritu de la música y dice lo que siente”. Eso creo que lo conmovió.