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Washington, 22 ene (EFE).- "No me arrepiento porque trajo muchas cosas buenas", cuenta Ryan Wilson tras abrazarse con su mujer. Acaba de salir este miércoles de una prisión de Washington, donde ha estado 100 días tras ser condenado por participar en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. Como Wilson, cerca de 1.500 personas fueron indultadas por el recién investido presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por su participación en el violento asalto al Congreso de hace cuatro años, cuando una turba de seguidores del republicano intentó frenar la ratificación de la victoria electoral del demócrata Joe Biden. Aunque para ellos no fue del todo así. A su salida denunciaron torturas en las cárceles, pero se consolaron pensando que lo ocurrido en el Capitolio, hace cuatro años, ayudó a "exponer la corrupción en el mundo" y a reivindicar que las decisiones "sean tomadas por el pueblo, no por los políticos". "Estábamos desarmados, la gente estaba cantando pacíficamente y empezamos a ser atacados por la Policía sin ninguna razón", recuerda el recién liberado en declaraciones a EFE. Trump, como había prometido durante la campaña electoral, firmó en las primeras horas de su segundo mandato la orden ejecutiva que indultaba o conmutaba a la mayoría de los condenados. Aunque él prefiere llamarlos "rehenes" y "héroes". Recibidos como héroes Y es cierto que a la salida del centro penitenciario, los J6, como se hacen llamar por la fecha del asalto en inglés (January, 6), son recibidos como si fueran rehenes liberados. Familiares, amigos y simpatizantes de Trump esperan desde que se firmó la orden haciendo vigilia en la puerta para recibirlos. A su salida les abrazan y se toman fotos con ellos, porque, como cuenta Betty, una mujer de Míchigan que aprovechó su viaje por la investidura para visitar también la cárcel, los ven como una especie de héroes. "Se llevaron un duro golpe por el bien del resto, por eso estamos aquí, porque les apreciamos", asegura. Melissa Smith, a punto de regresar a Texas después de pasar unos días en la capital por la toma de posesión, afirma que los detenidos pasaron por algo muy “retorcido” y, en realidad, “lo que hicieron el 6 de enero no fue nada”. Según explica Wilson, fue condenado a una pena de entre 4 y 6 años solo por lanzar una botella de agua a un agente de la Policía del Capitolio: "No golpeé a nadie, pero consideraron las botellas de agua como un arma violenta". Sin embargo, la sentencia judicial le condenó por "delitos de obstrucción de la ley durante desórdenes civiles, y de agresión y resistencia a determinados funcionarios utilizando un arma peligrosa". En la puerta de la cárcel se encuentra con Samuel Lazar, otro de los detenidos por lo ocurrido, pero que fue puesto en libertad en septiembre de 2023 porque ingresó antes en prisión y "por buen comportamiento", según dice. Lazar, que llevaba orgulloso un cuadro en el que estaban pintados Trump, algunos miembros de su gabinete, y los presos en las escaleras del mismo edificio donde ocurrió todo, viajó desde Pensilvania para reunirse con los que ya considera sus hermanos. "No nos conocíamos cuando entramos, pero nos convertimos en una familia. Formamos una hermandad", afirma. Denuncian "torturas" en prisión El asalto al Capitolio dejó ese día cuatro muertos y cientos de heridos, de ellos 140 policías. En los días siguientes falleció un agente a consecuencia de las heridas y otros cuatro se suicidaron. Lazar, que estuvo en 7 cárceles asegura que todos los presos recibieron malos tratos: "Nos torturaron en cada una de estas prisiones. Desde hacernos pasar hambre y no tener agua en las celdas a encierros donde no podías ducharte durante días. Algunos de los chicos fueron golpeados por los guardias". Wilson, por su parte, cuenta que pese a tener un problema digestivo, los médicos del centro no le daban el tratamiento apropiado y a cambio recibía "ibuprofeno para todo". También señala lo mismo Guy Reffitt, que fue puesto en libertad minutos antes de Wilson. Estaba condenado a más de 7 años de prisión después de que su hijo informase a las autoridades de que estaba implicado. Los recién liberados, sus familiares y los simpatizantes del presidente, todos con las gorras con el lema "MAGA" ("Hagamos que EE.UU. sea grande de nuevo"), celebran , se abrazan y corean la palabra “libertad” durante toda la mañana. "Hoy es un día histórico", grita una de las mujeres allí concentradas. (c) Agencia EFE