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Sylvester Stallone tuvo que estar al borde del divorcio para entender lo que faltaba

SAN MARINO, CALIFORNIA - 13 DE OCTUBRE: (L-R) Jennifer Flavin y Sylvester Stallone asisten al desfile Ralph Lauren SS23 Runway Show en The Huntington Library, Art Collections, and Botanical Gardens el 13 de octubre de 2022 en San Marino, California. (Foto de Amy Sussman/Getty Images)
SAN MARINO, CALIFORNIA - 13 DE OCTUBRE: (L-R) Jennifer Flavin y Sylvester Stallone asisten al desfile Ralph Lauren SS23 Runway Show en The Huntington Library, Art Collections, and Botanical Gardens el 13 de octubre de 2022 en San Marino, California. (Foto de Amy Sussman/Getty Images)

Sylvester Stallone habrá vivido sus altibajos profesionales, sus batacazos y taquillazos, sus abucheos por parte de la crítica y la gloria con su segunda nominación al Óscar en 2016 gracias a Creed, pero no podemos negar que su figura ha sido una constante en la vida del cinéfilo moderno. Desde que diera el pelotazo con Rocky en 1976 jamás ha desaparecido de nuestro radar. Ni siquiera ahora a sus 76 años, haciendo más cine, apuntándose al universo cinematográfico de Marvel (vuelve a Guardianes de la Galaxia con la tercera parte), rodando la primera serie de su carrera (Tulsa King de Paramount+) y hasta renovando la saga de Los mercenarios con una cuarta entrega que verá la luz en 2023. Lo suyo siempre ha sido un no parar, sin embargo, ha tenido que estar a punto de perder lo “más valioso” de su vida para darse de cuenta del error que existía tras su devoción profesional.

Hace apenas unos meses se convirtió en personaje de tabloide cuando se dio a conocer que su esposa había solicitado el divorcio tras 25 años de matrimonio. Formaban una de las parejas más estables de la industria, pero Jennifer Flavin daba la estocada alegando en la demanda que la relación estaba “irremediablemente rota” mientras acusaba a Sylvester de estar “involucrado en la disipación, agotamiento y/o derroche intencional de los bienes conyugales” (Page Six). La prensa rosa no tardó en hacerse un festín con los dimes y diretes que surgieron a raíz de la noticia, buscando una posible explicación tras la inesperada decisión.

Por ejemplo, varias fuentes citaron que el actor se encontraba “en shock” tras recibir los papeles de divorcio, mientras otros alegaron que la gota que había colmado el vaso había sido una discusión por un perro. Según TMZ, Stallone quería un Rottweiler pero Flavin se negaba a sumar otra mascota a la prole familiar. El actor terminó adquiriéndolo igual y, a continuación, se lo vio cubriendo un tatuaje que llevaba en el hombro de su esposa con la imagen del bullmastiff que aparece en las películas de Rocky. Al final, Stallone tuvo que aclarar el asunto (a través de TMZ) explicando que el problema conyugal no estaba relacionado con algo tan trivial mientras el tatuaje del perro no había sido planificado. Explicó que había acudido al tatuador a retocar el tatuaje de Jennifer, pero que tras un error con la tinta tuvieron que buscar una solución. Incluso añadió que seguía manteniendo otro tatuaje dedicado a Jennifer en la espalda.

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Afortunadamente parece que la pareja habría conseguido capear el temporal, encontrando un camino para el reencuentro. El actor y director dio a conocer la reconciliación a mediados de septiembre, y casi en clave, publicando una foto con Jennifer cogidos de la mano pero tomada de espaldas, y otra junto a sus hijas. Todo esto acompañado por una sola palabra: “Maravilloso”. Ahora explica que fue una etapa “tumultuosa” pero que la separación le hizo vivir un “despertar”.

"Hubo un nuevo despertar de lo que era más valioso que cualquier cosa, que es mi amor por mi familia", dijo a The Sunday Times en un artículo publicado el 30 de octubre (vía Daily Mail). "Tiene prioridad sobre mi trabajo y fue una lección difícil de aprender" añadió.

"No les presté suficiente atención cuando estaban creciendo. Estaba tan orientado en mi carrera" continuaba. Stallone tuvo tres hijas con Flavin: Sophia (26), Sistine (24) y Scarlet (20) y otros dos con su ex Sasha Czack: Seargeoh (43), a quien Sylvester ha mantenido alejado de la prensa por su condición autista, y Sage, quien falleció a los 36 años tras sufrir un ataque al corazón en julio de 2012.

Con sus palabras Sly recuerda algo que podemos ver reflejado en esa filmografía constante a la que hacía referencia al inicio de este artículo, explicando que estaba demasiado orientado en su carrera pero que ahora, con 76 años, se da cuenta que el tiempo se acorta para disfrutar de la faceta más personal de su existencia. No tengo mucho camino por delante y quiero comenzar a preguntarles sobre sus vidas explicó al medio, citando como ejemplo un momento en que preguntó a sus hijas cómo habían sido sus días. “Empezaron al principio un poco monosilábicas. Luego escuché que una dijo ‘estaba pensando en ti’. Dios mío, nunca había oído eso en mi vida. Cuando una hija sabe que te importa, está ahí para siempre”.

Sylvester Stallone nos permite entender que la cercanía del divorcio habría despertado una reflexión importante sobre lo mucho que su faceta profesional lo habría alejado de la cotidianidad. De las conversaciones entre padre e hijos, del día a día. Y si bien la pareja no ha explicado el motivo interno de la demanda de divorcio ni tampoco cómo llegaron a un punto de encuentro, el hecho de que Stallone hable de un despertar personal en cuanto al amor incondicional por su familia, nos permite imaginar que Sly estaría viviendo una etapa nueva junto a ellos, de reconstrucción y renovado compromiso.

Y es que si observamos su filmografía, sus hijas nacieron en los años posteriores a Daylight (Pánico en el túnel) con estrenos prácticamente todos los años -a veces más de uno- y cuando cada rodaje supone meses de ausencia y una larga gira promocional. Desde fracasos como Copland o Get Carter (Asesino implacable) al resurgir de sus clásicos con Rocky Balboa (2006) y Rambo (2008), y el renacer de las estrellas de acción ochenteras con Los mercenarios (2010), todo esto mientras sus hijas eran muy pequeñas.

En otras palabras, su currículo es el reflejo de su esfuerzo profesional, de su relación con la audiencia y presencia constante, pero su casi divorcio nos habla justamente de la otra cara ausente que habría pasado factura a su vida personal. No obstante, por suerte, pudo “despertar” a tiempo.

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