Ta Te Show: el programa de juegos que brilló los sábados por la noche, pero no pudo sobrevivir al trágico final de su conductor
Celebrado por marcar el regreso a la televisión de uno de sus conductores más populares, Ta Te Show estrenó en 1993 y supo conocer el éxito casi inmediato, pero también el ocaso, marcado por una imborrable tragedia.
Tras ser la cabeza de ciclos emblemáticos como Sábados de la bondad y Finalísima, entre otros, Leonardo Simons estaba en busca de un nuevo programa que lo devolviera a la pantalla. El conductor había comenzado su carrera en Canal 13 en La campana de cristal, junto a Nelly Raymond, un ciclo que había comenzado en el viejo Canal 7 y que sorprendía, semana a semana, con un variado menú de personajes y juegos. Luego fue convocado para conducir en Canal 9 Música en libertad, y en esa señal se quedaría por décadas.
Identificado con las propuestas de Alejandro Romay, Simons sorprendió a todos con uno de los grandes movimientos entre señales, dejando el canal de la palomita para ocupar un espacio de privilegio en la pantalla familiar de Telefe. Gustavo Yankelevich, responsable de la programación del canal, lo llamó para encabezar el ciclo de entretenimientos que reposicionaría a la señal los sábados por la noche, la única de las noches en las que todavía no conseguía imponerse en las planillas de rating.
“Vuelve Leonardo Simons a la televisión y vuelve con todo: desde este sábado comienza el juego del verano, llega Ta Te Show, con muchísimo humor y premios geniales”. Así se promocionaba en las tandas del canal el inicio de este ciclo, que, no era otra cosa, que la versión autóctona de The Hollywood Squares.
El programa, de dos horas, recuperaba el clásico ta-te-ti, el juego que generaciones y generaciones han jugado y para el que no hay que tener más que un lápiz o lapicera y un papel, y en el que hay que poner tres en línea en los espacios creados para tal fin.
Ta Te Show fue creado en Estados Unidos por NBC, en 1965, y The Hollywood Squares tuvo su primera versión de 1966 a 1981, para luego, lograr sucesivas ediciones hasta una recientemente estrenada en la cadena CBS con la presentación de Nate Burleson y grandes figuras invitadas como Drew Barrymore y Tyra Banks como panelistas.
Dicen que Leonardo Simons disfrutaba de The Hollywood Squares cada vez que viajaba a los Estados Unidos, y cuando sonó el teléfono para invitarlo a sumarse a Telefe con la propuesta, sabía que era el formato ideal para regresar a la televisión . Sin embargo, el animador tenía en claro que había que adaptarlo a la idiosincrasia local y encontrar los personajes perfectos para que lo secundaran en los juegos.
El estudio de Ta Te Show era grande. O al menos así se lo veía. Público en vivo. Un espacio para el atril de Leonardo Simons y los dos participantes de turno. Otro espacio para exhibir los premios (autos varios, electrodomésticos de gran porte) y claro, nueve cubículos, que formaban tres pisos en altura simulando el tablero del mencionado ta-te-ti.
En cada uno de los cuadrados del tablero se ubicaba un famoso -nueve eran en total- que muchas veces estaban caracterizados como algún personaje. Simons hacía preguntas a los participantes, quienes primero se presentaban y hablaban sobre sus trabajos, hobbies y actividades con las que ocupaban sus horas. Allí el conductor jugaba un poco, generaba un ida y vuelta atractivo para la audiencia, que eliminaba el frío con el que generalmente comenzaba el programa hasta que todo comenzaba a fluir.
Las preguntas de Ta Te Show eran generalmente muy sencillas -“¿Qué es ‘buzarda’?”, “¿Cómo se llamaba la mascota del Mundial ‘94?”, “¿Qué tiene la Cicciolina entre las manos?”-, y los famosos invitados eran los encargados de dar pistas o de despistar a los participantes, además de aprovechar para vender la obra de turno en la que estaban o contar un chiste o promocionar sus espectáculos . El concursante debía decir si la respuesta del panelista famoso era verdadera o falsa y, si lograban adivinar, avanzaban y sumaban otro casillero para el camino hacia la final, donde participaría por el premio mayor (uno de los cinco autos que se exhibían). Para eso tenía que elegir un sobre que contenía la imagen de uno de los modelos de los vehículos y luego debía elegir a uno de los famosos del tablero. Ese personaje tenía una llave y si la misma hacía arrancar el auto, ganaba.
Alacrán, Carmen Barbieri, El Licenciado Lambetain, Atilio Veronelli, Gisela Barreto, Mario Sapag, Juan Gabriel Altavista, Diana Maggi, Eduardo Calvo, Andrea Garmendia, Paolo “El Rockero” y Beatriz Salomón, fueron solo de algunos de los personajes que estuvieron en el programa y que, gracias al alto rating, podían con sus participaciones lograr darle más visibilidad a su trabajo.
Se había vendido como programa de verano, pero gracias a la respuesta inmediata y positiva del público, que compró la fórmula entretenimiento más humor, el ciclo continuó durante todo el año, y el siguiente y muchos más. Simons aportaba su profesionalismo y sobriedad, más allá que el programa por momentos prefiriera la liviandad y el chiste fácil.
Por Ta Te Show pasaron varios de los elencos más importantes de los programas de Telefe, aportando también algo distintivo y que favorecía a la sinergia de la señal, que entendía que el envío servía también de ventana para impulsar nuevos proyectos.
Pero el 15 de octubre de 1996, todo cambiaría. Simons, presuntamente angustiado por problemas judiciales que atravesaba su hermano -el entonces juez Carlos Wowe-, terminaría con su vida. Tenía 49 años, dos hijas y una mujer que lo acompañó hasta sus últimas horas. Hubo algunas señales y mucha tristeza, pero nadie suponía que una de las estrellas de la televisión iba a tener ese final.
La última emisión de Ta Te Show con Simons en la conducción fue la del sábado 12 de octubre de 1996. Todo transcurrió normalmente, aunque con el tiempo muchos presentes indicaron que al animador se lo notaba “muy apagado”.
A Simons lo sucedieron en la conducción del programa dos compañeros y amigos, cuyas trayectorias comenzaron casi en simultáneo: Silvio Soldán y Fernando Bravo. Soldán estuvo hasta finales del ’96, ofreciendo su impronta, y fue el primero que tomó la posta del programa en una edición especial que duplicó en rating los números del programa.
En 1997, fue Bravo quien se hizo cargo del show. El rating bajó y el programa quedó, para siempre, en la historia de la televisión argentina como un grato recuerdo y como el último trabajo de uno de los grandes profesionales que tuvo nuestra TV.