La talentosa y reivindicativa Maria Schneider asombra en el Jazz de Vitoria

Vitoria, 5 jul (EFE).- La directora y compositora Maria Schneider ha asombrado al público que ha ocupado más de la mitad de un recinto que ha asistido atónito al poderío de la arreglista, que entre talento y reivindicación ha destacado en el inicio de la 46 edición del Festival de Jazz de Vitoria.

El escenario se ha quedado pequeño para recibir a los 19 músicos de Oslo Jazz Ensemble que han arropado y seguido los pasos minuciosamente de una de las mejores compositoras del panorama actual que deja huella por allá por donde pasa y Vitoria no ha sido menos.

Hay muchas maneras de reivindicar situaciones y mostrarse en contra de lo que arrastra al mundo, pero esta estadounidense ha decidido hacerlo a través de una trabajo que está llamado a ser una obra maestra, si no lo es ya.

Con su doble álbum “Data Lords”, que ha retumbado en el Festival de Jazz Vitoria, ha criticado el efecto nocivo de la tecnología en el ser humano y el control de los datos a través de móviles y satélites. Así lo ha explicado el director del festival, Alberto Ibarrondo, y ella se ha encargado de remarcar entre todas las seis piezas que ha dirigido de espaldas al público con mucha energía y que han estirado la gran puesta en escena durante 75 minutos de puro gozo.

“Blue bird” ha marcado el camino de forma magistral. Ha puesto el nivel muy alto y desde un inicio ha sacado a relucir la calidad de cada uno de los componentes de un conjunto entregado y cómplice con su directora.

Los Grammy cosechados hasta ahora con otros álbumes no son más que la punta de un majestuoso iceberg plagado de sonidos casi únicos.

En los temas han pasado a primera fila sus mejores artistas que han liderado piezas como “Don´t be evil”, “Sputnik” o “Look up”.

El contrapunto ha llegado con “Cq Cq, is anybody there?”, escrita en código morse íntegramente y que pretende conectar con la humanidad por su significado.

La majestuosa directora se ha llevado una gran ovación del auditorio que ha obligado a salir a saludar a Schneider por segunda vez.

Ha sido el final de una jornada que ha comenzado con el sexteto liderado por Baldo Martínez. El gallego ha estrenado el escenario de Mendizorroza con “Música Imaginaria”, un proyecto pensado para este festival, que se ha escuchado por primera vez en Vitoria, al comenzar en un papel en blanco a propuesta de la organización, a sabiendas que lo hacían con un gran talento tanto del protagonista como de sus compañeros en las tablas.

“Es un privilegio y una responsabilidad abrir el festival y estar en este escenario”, ha expresado el contrabajista, que se ha mostrado “encantado de compartir” su trabajo.

Ha sido un viaje por diferentes momentos, marcados por la improvisación y el protagonismo de todos y cada uno de los instrumentos que han aparecido en escena, aunque quizás el volumen ha variado más de lo que le hubiese gustado al autor.

En el arranque, con “A través del muro”, han empezado a lucir la trompeta de Julián Sanchez y el saxo Juan Sáiz, que también dio lustre a los pasajes que marcó con la flauta en temas posteriores.

En el segundo pase, “Gaia”, ha entrado en escena el solo de contrabajo de Baldo Martínez, que ha dado paso a un recorrido selvático, reconocido por el público congregado, que ha ocupado algo más de media entrada del recinto.

La flauta de Juan Sáiz, se llevó uno de las reconocimientos de la noche en el comienzo del tema que da nombre al proyecto, “Música Imaginaria”, aunque Lucía Martínez y su batería recibieron también una gran ovación en la presentación de los músicos.

La marimba de Andrés Coll ha dado un toque psicodélico para rematar “Luz de marzo”, antes de cerrar con “Danza Imaginaria”, donde ha brillado el acordeón del portugués Joan Barrada.

Ha sido un gran viaje, emocionante y que no ha parecido que era la primera vez que sonaba ante el público.

Antes, el Teatro Principal de la capital ha vivido su tercera jornada con Moisés P. Sánchez y Marco Mezquida, que han enfrentado sus dos pianos en su proyecto “Va y ven”.

El segundo gran día se subirá al escenario el joven saxofonista estadounidense Immanuel Wilkins, con uno de los mejores discos de jazz de los últimos años bajo el brazo, “Blue Note”.

Antes será el turno del pianista Brad Mehldau que con Larry Grenadier, al contrabajo y Jeff Ballard, a la batería estrenará la segunda jornada en el polideportivo de Mendizorroza.

Por otro lado, el Teatro vivirá una jornada muy esperada con Samora Pinderhughes, una estrella emergente que llega por primera vez a Vitoria.

Javier Domaica

(c) Agencia EFE