Taquicardia afectiva: lo que nos pasa al ver a nuestra pareja

Cuando una persona está enamorada y contempla una fotografía de la cara de su amado/a, el cuerpo se revoluciona. Este es el patrón fisiológico del amor

A las mujeres enseguida se les dibuja una amplia sonrisa al contemplar la imagen de su amado. (Foto: Getty)
A las mujeres enseguida se les dibuja una amplia sonrisa al contemplar la imagen de su amado. (Foto: Getty)

Manos húmedas, risa nerviosa, mariposas en el estómago, mejillas sonrojadas, esa sensación de que el corazón se te va a salir del pecho… ¿te suena, ¿no? Son algunos signos físicos que indican que estás ‘in love’.

Pero, ¿sabes cuánto influye este sentimiento en el organismo? Un grupo de científicos granadinos ha descubierto lo que experimenta tu cuerpo ante ese sentimiento tan abrumador.

Y resulta que ver la cara de la persona amada (ocurre también en el caso de familiares queridos, como el padre o la madre) produce lo que los científicos llaman “taquicardia afectiva”.

Se trata de una afección del corazón que consiste en una deceleración inicial de la frecuencia cardíaca, durante unos segundos, para a continuación acelerarse rápidamente. Hasta la respiración puede cambiar para sincronizarse con la del ser amado y latir al unísono.

Lo han demostrado en la Universidad de Granada (UGR), donde un grupo de científicos del Laboratorio de Psicofisiología Humana y Salud ha elaborado un estudio para descubrir los mecanismos fisiológicos que el amor provoca en nosotros.

Para ello realizaron una medición de los efectos que el amor produce en las personas tanto a nivel cerebral (central) como cardíaco, muscular y de sudoración (periférico).

Además, la visión del rostro de la persona amada aumenta la sudoración o conductividad eléctrica de la piel a partir del primer segundo y medio, (Foto: Getty)
Además, la visión del rostro de la persona amada aumenta la sudoración o conductividad eléctrica de la piel a partir del primer segundo y medio, (Foto: Getty)

Los participantes, hombres y mujeres de entre 20 y 29 años procedentes de la Facultad de Psicología de la UGR , tomaron una fotografía (con unas características concretas de tamaño y en blanco y negro) a su padre o madre y a su pareja, pero solo aquellos que llevaran juntos un mínimo de seis meses.

“Estas fotos de las caras deben ser neutras, es decir, no deben tener ninguna expresión emocional de alegría o tristeza que pueda interferir en la reacción de los participantes, y se proyectan de manera aleatoria durante 4 segundos durante el experimento que llevamos a cabo”, explican los investigadores del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC), Jaime Vila Castellar y Pedro Guerra Muñoz.

Para el experimento les colocaron sensores en el rostro, la cabeza y las manos y les mostraron fotografías de cinco caras diferentes, de manera aleatoria y durante cuatro segundos; dos pertenecían a personas queridas, dos a desconocidos y una de un bebé, como grupo de control.

Además, mientras veían las fotos de sus seres queridos los estudiantes recibieron un susto (un ruido muy fuerte a través de los auriculares).

Y esto fue lo que pasó

Los resultados indicaron que ver a nuestra pareja provoca tres reacciones físicas principales:

  • Un segundo y medio después de percatarnos de la presencia de nuestra media naranjan se activan las glándulas sudoríparas ecrinas; es decir, sudamos. Las palmas de las manos, la frente y las plantas de los pies están asociadas a la transpiración emocional.

  • A continuación, entra en escena el músculo cigomático facial, dibujando una sonrisa en nuestra cara. Este patrón se produce en mayor medida en las chicas que en los chicos, debido, probablemente, a cuestiones culturales, ya que las mujeres tienen una mayor facilidad para expresar sus emociones que los hombres.

  • Por último, se produce un especie de estado de alerta que hace que nuestra mente empiece a funcionar rápidamente. Y dicha actividad mental es mucho mayor si miramos la foto de personas a las que queremos que las de desconocidos.

Es decir, que la sudoración, la taquicardia y el aumento de la actividad cerebral serían algunos de los mecanismos fisiológicos que provoca el amor. En cuanto al sobresalto que se producía era mucho menor que cuando este se producía y no estaban contemplando la imagen de su amorcito.

Por tanto, este patrón fisiológico del amor realizado por los científicos granadinos también revela que este sentimiento positivo es un protector del estrés.

¿Cómo te sientes tú al ver a tu pareja? ¿Has tenido estas sensaciones alguna vez?

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