Tatuajes conmemorativos, ¿pueden ayudarnos a superar la pérdida de un ser querido?

El 93% de las personas reconoce que un tatuaje conmemorativo las ayudó a superar el duelo. [Foto: Getty Images]
El 93% de las personas reconoce que un tatuaje conmemorativo las ayudó a superar el duelo. [Foto: Getty Images]

Cuando perdemos a un ser querido, nuestro mundo emocional se viene abajo. El dolor que experimentamos puede llegar a ser tan intenso que lo cubre todo. Cual una pátina, nubla nuestro día a día, arrebatándole el sentido a las cosas y el sabor a la vida. A nuestro alrededor todo sigue igual, pero para nosotros ya nada es como antes.

La posibilidad de recuperarnos depende en gran medida de nuestra capacidad para crear nuevos significados, dar un nuevo sentido a nuestra vida y, sobre todo, incorporar esa pérdida en nuestra historia vital de manera coherente.

Cuando experimentamos una pérdida dolorosa, en nuestro cerebro se produce una especie de “cortocircuito emocional”. Los neurocientíficos han comprobado que hasta que no logremos dar un significado a lo ocurrido y expresarlo con palabras, no podremos integrarlo y se mantendrá como un foco activo de sufrimiento.

De hecho, psicólogos de la Universidad de Memphis comprobaron la capacidad para dar sentido a lo ocurrido - ya sea en términos personales, prácticos, existenciales o espirituales - es un indicador esencial para evitar quedarnos atrapados en las redes de un duelo complicado.

Por supuesto, no existe un único camino para encontrar el significado que nos ayude a atravesar el duelo. Sin embargo, muchas personas comienzan ese trayecto haciéndose un tatuaje conmemorativo.

Marcas externas que reflejan cicatrices internas

Joven mostrando un tatuaje en honor a su hermanastro fallecido. [Foto: Michael S. Williamson/The Washington Post vía Getty Images]
Joven mostrando un tatuaje en honor a su hermanastro fallecido. [Foto: Michael S. Williamson/The Washington Post vía Getty Images]

La piel es, de cierta forma, la frontera que separa nuestro “yo” físico de los “otros”. Es la barrera entre el mundo interior y exterior. Por esa razón, “los tatuajes son al mismo tiempo la exteriorización del interior y la interiorización del exterior”, como explicara el antropólogo Alfred Gell. O sea, un tatuaje sirve para exteriorizar una vivencia interna, pero también nos ayuda a internalizar un evento externo.

Esa polaridad también se aprecia en el duelo. Sigmund Freud explicaba que se trata de un proceso particularmente complejo porque implica un conjunto de vivencias conflictivas: por un lado, la realidad nos expone a la ausencia del ser querido, pero por otra parte nuestra conciencia se opone intensamente a aceptar esa realidad. Algunas personas encuentran en los tatuajes la manera de salir de ese bucle.

Psicólogas de la Memorial University of Newfoundland entrevistaron a personas que tenían tatuajes conmemorativos para recordar a sus seres fallecidos y descubrieron que estos eran expresiones visuales y tangibles del proceso a través del cual intentaban dar sentido a su pérdida, un fenómeno que denominaron “creación de significado encarnado”.

Los tatuajes conmemorativos suelen reflejar la experiencia de duelo, el dolor por la pérdida y la devastación emocional que ha dejado. Para algunas personas, esos tatuajes marcaron el comienzo del duelo, el momento en que empezaron a concientizar la pérdida. Otras reconocieron que se hicieron el tatuaje para recordar a esa persona o mascota, o contar la historia sobre su pérdida, lo cual significa que era un elemento clave en su búsqueda de sentido.

Estas psicólogas concluyeron que “los tatuajes conmemorativos son una entrada visual a la experiencia de duelo. Forman parte de las estrategias que facilitan la adaptación a la pérdida y podrían ser el punto de partida de un proceso de creación de significado activo y adaptativo, que tiene el potencial de protegernos de las complicaciones que pueden surgir en ausencia de ese significado”.

La imperiosa necesidad de recuperar el control y mantener el vínculo emocional

tatuajes conmemorativos
Los tatuajes representan la permanencia en contraposición con la impermanencia de la mortalidad. [Foto: Getty Images]

Los tatuajes conmemorativos también pueden ayudar a las personas a recuperar - al menos en cierta medida – la sensación de control ante una situación que ha introducido enormes dosis de incertidumbre, desconcierto e inseguridad en sus vidas.

La muerte de una persona querida o una mascota no solo representa una pérdida en el sentido literal, muchas veces también nos arrebata la sensación de seguridad mostrándonos que existen eventos que escapan de nuestro control. Aunque somos conscientes de nuestra mortalidad, la pérdida de un ser querido siempre nos obliga a mirar cara a cara a la impermanencia.

Hacerse un tatuaje, en cambio, es es aferrarse a ese poco de permanencia que nos queda. Es un acto de rebeldía contra el destino, un primer intento por retomar las riendas de la propia vida, pues las personas pueden elegir exactamente la imagen y el lugar del cuerpo donde quieren tatuarse, así como decidir si ese tatuaje será visible para los demás o no.

De hecho, el 93% de las personas que se hacen tatuajes conmemorativos reconocen que simbolizan la permanencia, según un estudio realizado en el Smith College. Más de la mitad confesaron que el tatuaje les permitió dejar de preocuparse por la posibilidad de olvidar a su ser querido, para no volver a perderlo.

Los tatuajes permiten mantener una conexión emocional con la persona o mascota perdida, como si a partir de ese momento las llevaran para siempre con ellas. Por tanto, representaban un vínculo afectivo y el deseo a aferrarse a la memoria.

Sin embargo, los tatuajes conmemorativos también revelan que esas personas ya están comenzando a aceptar la pérdida física y han comenzado un proceso de resignificación mediante el cual darán a ese ser querido otro espacio en sus vidas. Asumen que ya no está a su lado físicamente, pero se consuelan pensando que lo llevarán para siempre en su memoria y en su piel.

El poder transformador de los tatuajes a nivel personal

tatuajes conmemorativos
Muchas personas reportan sentirse más seguras y fuertes mentalmente tras hacerse un tatuaje. [Foto: Getty Images]

El 64% de las personas reconocen que sus tatuajes conmemorativos han cambiado algo en ellas, ya sea en su identidad o en algún aspecto de sus vidas. En muchos casos esos tatuajes también las han ayudado a liberarse de las emociones negativas y a confiar más en sus capacidades para lidiar con la adversidad, como reveló un estudio realizado en la Universidad de Staffordshire.

El propio proceso de elegir el tatuaje a menudo tiene un poder terapéutico pues anima a las personas a explorar la historia de su vida, comprender mejor el papel que ha tenido ese ser querido y recalibrar la importancia de la relación que mantenían. De esta manera no solo comienzan a aceptar la pérdida, sino que descubren nuevas maneras para seguir manteniendo vivo el recuerdo sin que duela demasiado.

Ese proceso suele ser transformador. Por eso muchas personas reportan sentirse más seguras y fuertes mentalmente tras hacerse un tatuaje. No es una simple modificación corporal, es un recuerdo de una experiencia dolorosa que se convierte en una fuente de resiliencia y un vínculo afectivo indestructible con un ser querido que funge como apoyo emocional en los momentos más difíciles.

Por supuesto, eso no significa que todos debamos hacernos un tatuaje para lidiar mejor con la muerte de un ser querido. Cada quien debe encontrar las estrategias de afrontamiento más eficaces para lidiar con su dolor. Habrá quienes lleven a esa persona en su corazón y habrá quienes sientan la necesidad de llevarla también en su piel.

Más historias que te pueden interesar

VIDEO: "Cuando tienes un perro, puedes ser tú misma"

Afrontar el enorme vacío que deja la pérdida de un hijo

Cuando al dolor por la pérdida de un ser querido se le suma la culpa

¿Has sentido una 'presencia' tras perder a una persona querida? La psicología lo explica