Te explicamos cuál es la lesión de Paula Badosa y su pronóstico
No están siendo momentos fáciles para la tenista Paula Badosa. Tras un inicio de año complicado, Badosa se ha tenido que volver a enfrentar a un momento complicado en su carrera deportiva. Si hace unas semanas tuvo que retirarse en octavos de final del torneo de Stuttgart, la pasada semana fue eliminada prematuramente del Madrid Mutua Open, un torneo en el que se esperaba que pudiera hacer una buena actuación. Badosa compartió en rueda de prensa sus inquietudes y habló de lo que más complica su mantenimiento en los primeros puestos del ranking mundial, una lesión crónica en una vértebra, que limita su capacidad de entrenamiento. De hecho, hay días en los que Badosa se ve obligada a finalizarlo al cabo de 10 minutos debido al dolor intenso.
El Dr. Juan Ramón Elvar Heredia, director del Área Ciencias de la Salud de UAX Rafa Nadal School of Sport nos da una visión detallada de cuál es el tipo de lesión que sufre Paula Badosa y cuál es el pronóstico de este problema de salud que afecta a la tenista catalana de 26 años.
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Según la información que se ha hecho pública, ¿qué tipo de lesión ha sufrido Paula Badosa?
No es fácil sin tener toda la información clínica, pero por lo que ha transcendido se trata de una fractura de estrés en la vértebra L4. Respecto a los síntomas típicos de esta clase de lesión, suelen cursar con dolor lumbar, que se vincula y también altera la mecánica de dicha articulación.
Una lesión en la vértebra L4 se refiere a cualquier tipo de daño o trastorno que afecte a la cuarta vértebra lumbar, que es una de las cinco vértebras ubicadas en la parte baja de la espalda, en la región lumbar. Estas vértebras son básicas para la estructura y función de la columna vertebral, proporcionando soporte al tronco y permitiendo una variedad de movimientos.
Desde un punto de vista médico, ¿cuáles son las causas que pueden provocar este tipo de lesiones?
Lo cierto es que las causas siempre deben analizarse en el contexto de una historia clínica y obviamente los médicos de la deportista habrán realizado su adecuado análisis. De forma general, esta es una lesión por sobrecarga, por repetición y en especial, de acciones que implican hiperextensiones y rotaciones vertebrales a nivel lumbar.
Esto es algo común en el tenis. Desde mi punto de vista, no ha sido muchas veces considerado a la hora de “gestionar” las cargas de entrenamiento, tanto en la repetición (es decir en la utilización de un volumen excesivo de estas acciones), como en una adecuada preparación para mejorar el umbral de tolerancia a dicho estrés, considerando que cada deportista es una realidad muy distinta y que debe considerarse de manera individualizada.
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¿Qué tratamientos se están aplicando actualmente para manejar y mitigar los efectos de esta lesión crónica?
Respecto a lesiones en la columna, las posibilidades de seguir con la práctica deportiva a pesar de muchos de los problemas raquídeos (cualquier tipo de trastorno o afección que afecte a la columna vertebral, también conocida como columna raquídea) son muy altas.
El conocimiento en los últimos años en los aspectos mecánicos de la columna y especialmente de una mejor dosificación de los estímulos que se aplican a la misma, posibilitan intervenciones mucho más controladas y eficaces. No son suficientes “ejercicios” de un tipo u otro, trabajo de core o similar, es necesaria una individualización de la intervención que contemple aspectos educativos, psico-sociales y también mecánicos y fisiológicos en relación con las características del deportista y su lesión.
¿En qué circunstancias se consideraría necesaria una intervención quirúrgica?
Esta decisión es médica y se hace siempre valorando todas las opciones. En cualquier caso, siempre la intervención más “conservadora” es la prioritaria, salvo que existan consideraciones que planteen el quirófano como primera opción. La comunicación entre el médico, fisioterapeuta, preparador físico-readaptador, entrenador y especialmente la deportista es clave y fundamental para valorar todas las opciones y tomar las mejores decisiones.
¿Incluye el programa de rehabilitación algún tipo de ejercicio o terapia específica que pueda compartir?
Sin lugar a duda, el ejercicio, durante la mayor parte del proceso, debería no solo estar presente, sino ser eje central de la recuperación. No debemos olvidar que para una deportista y más con la juventud y proyección de Paula Badosa, su fin último es seguir competiendo al máximo nivel.
No hay ejercicios ni programas “mágicos”, hay decisiones respecto a la utilización de ejercicios y técnicas que probablemente sean los más adecuados para esta deportista y este caso en concreto. Creo que un gran problema es la utilización, en muchos casos, de “protocolos” o “técnicas” genéricas, que pueden ser útiles en cierto momento y para ciertas personas, pero que difícilmente lo será para el caso de una deportista como esta.
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¿Cuál es el tiempo estimado de recuperación para una lesión de este tipo, según su experiencia?
Personalmente, siempre tengo alguna precaución cuando hablo de plazos y en este caso aún más, ya que, como he comentado, desconozco la información clínica y detalles del estado de la lesión. No obstante, de forma general este tipo de problemas puede llevar a un período de 6 a 10 semanas, dependiendo de la edad y evolución de la misma. En una primera fase se ha de ser especialmente precavido y cuidadoso, hemos de considerar que la lesión ha ocurrido en una articulación en la que resulta complejo, un “reposo” absoluto y que por mi experiencia resulta crítica esa fase para evitar futuros problemas. Resulta clave una adecuada valoración funcional de la columna de la deportista. Esa valoración permitirá manejar los plazos respecto a ir generando adaptaciones en la capacidad de tolerancia al estrés vertebral y máxime considerando que el fin último es que vuelta a recuperar su capacidad de tolerar altas cargas durante la competición (como la que soporta en el saque, por ejemplo).
¿Cuál es el pronóstico a largo plazo para una atleta con una lesión crónica en la vértebra L4?
De nuevo la respuesta me exige ser precavido debido a mi falta de información. Básicamente y de forma general dependerá de la alteración (y no me refiero solo a la parte estructural), pero desde mi experiencia con estos y otros problemas raquídeos, el sujeto puede acabar, en un alto porcentaje de los casos, retomando la práctica deportiva con poca o ninguna molestia. Aunque es necesario decir que esto implica también un importante cambio a muchos niveles en la vida del deportista (higiene postural, descanso, entrenamientos, medidas coadyuvantes, etc…)
¿Qué medidas preventivas recomienda para evitar el desarrollo o agravamiento de este tipo de lesiones?
Esta pregunta es quizás la más compleja de responder, debido a que no existen “enfermedades”, sino “enfermos”, es decir, todo debería ser, de alguna forma individualizado. Pero de forma general consideraría en primer lugar un análisis y valoración de la columna, para mejorar la selección de ejercicio y dosificación del entrenamiento, además del desarrollo de un programa específico (hemos de considerar además que este tipo de problemas acaban relacionándose con otros que pueden ir apareciendo a nivel, especialmente, de miembros inferiores). Por otro lado, analizar el estilo de vida, su higiene postural, su descanso, etc. En mi experiencia esta es una parte a veces poco considerada, pero con gran impacto en el desarrollo de una lesión. Obviamente, estas son medidas más “directas”, pero todos los detalles son relevantes. También creo que la labor psicológica es clave. Creo que, de nuevo, el papel del médico, fisioterapeuta, preparador y psicólogo es básico desde un punto de vista de comunicación, control, gestión del estilo de vida del deportista, teniendo siempre en cuenta a la misma, sus necesidades, gustos, preferencias. Hay un aspecto educativo en todo esto que, en ocasiones, es lo más complejo de conseguir.
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¿Cómo cree que este tipo de lesiones pueden impactar en una deportista de élite?
La experiencia me ha enseñado que cada deportista es un mundo. Las veces que me ha tocado vivir la lesión de un deportista la he sentido de una forma muy emocional y para un profesional esto es difícil de gestionar. La mezcla de fustración, dolor (no solo físico), incapacidad se mezclan con tristeza, incertidumbre y en ocasiones miedo. Cada deportista los muestra y exterioriza de forma muy distinta, por eso considero que el trabajo multi-interdisciplinar es clave. Creo que en el caso de Paula Badosa debe ser tremendo, dada su trayectoria y potencial en el tenis, su juventud, todo el trabajo y esfuerzo invertido, el mazazo que supone ya no competir como ella sabe puede hacer, sino también empezar a pensar que debe aceptar ciertas situaciones. No tengo toda la información, pero me gustaría pensar que todavía podremos verla ganando, sonriendo y triunfando. Seguramente, como todos los deportistas de élite que he conocido, no se rendirá y seguirá intentándolo. Desde aquí le animaría a hacerlo.