Te explicamos cuándo tiene que preocuparte el crujido de las articulaciones

A todos nos crujen las articulaciones en algún momento. Las de los dedos, las rodillas, incluso, las de la cadera o las cervicales. Si nos preguntamos si es bueno o malo, los expertos te responderán: depende. No suele ser preocupante, pero hay aspectos de este crujido que debemos tener en cuenta. Por ejemplo, si se acompañan de dolor. Y es que hay que distinguir el sonido de la cavitación (nombre con el que se describe este fenómeno) con el del resalte, algo que puede alertarte de una posible lesión. Por otro lado, no es malo que tú misma provoques este siempre y cuando no te excedas, ya que podrías debilitar la articulación a largo plazo. El Dr. Mario Muñoz, doctor en Medicina del deporte y máster universitario en Fisiología del ejercicio y en entrenamiento personal, te explica todo lo que necesitas saber sobre ello y si el ejercicio físico está indicado o puede agravar el problema.

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¿Por qué nos crujen las articulaciones?

"El crujido de las articulaciones o cavitación, ocurre por varios motivos que involucran la mecánica y la dinámica de las articulaciones y los fluidos que las rodean", nos explica este experto que nos indica por qué motivos se puede escuchar este sonido:

  • Cambio de presión y volumen en la cápsula sinovial: cuando se produce un movimiento repentino en una articulación, puede haber un cambio en la presión y el volumen dentro de la cápsula sinovial, que es la estructura llena de líquido que rodea cada articulación. Este cambio repentino puede hacer que los gases disueltos en el líquido sinovial (principalmente oxígeno, nitrógeno y dióxido de carbono) se liberen formando burbujas. Cuando estas burbujas de gas estallan debido a un aumento de tensión articular o a la normalización de la presión, se produce un sonido de chasquido o crujido. Esto no es perjudicial y puede repetirse cada cierto tiempo, ya que los gases se pueden diluir en el líquido sinovial.

  • Movimientos naturales de la articulación: el crujido también puede ser simplemente una manifestación del movimiento natural de las articulaciones, especialmente en los límites de su capacidad de movimiento, sin superar lo que la anatomía permite. Por ejemplo, con movimientos comunes como estirar los dedos o girar las muñecas.

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Crujidos debidos a problemas en los ligamentos y el cartílago

Las afecciones o contracciones de las estructuras capsulares y ligamentosas pueden generar sonidos audibles y ocasionar molestias temporales, junto con una posible inflamación alrededor de la articulación. Si la causa es el desgaste del cartílago, la crepitación es el resultado del roce de los huesos. Esto puede ocurrir en problemas de salud como la osteoartritis. Suele manifestarse en las rodillas y el cuello y puede agravarse.

Como apunta el experto, "las anomalías en cómo se distribuyen las cargas que soportan nuestras articulaciones, debido a lesiones o traumas, así como la debilidad muscular, puede hacer que se desarrollen estas condiciones". Además, recuerda el médico, "el nivel de deterioro del cartílago no siempre se corresponde con el dolor percibido, ya que puede variar según el umbral del dolor".

En estos casos, el ejercicio es muy importante. Y es que, "durante el proceso degenerativo, el cartílago recibe escaso suministro sanguíneo y se ha demostrado que el ejercicio mejora la oxigenación de los tejidos blandos. Por ello, es aconsejable priorizar ejercicios de bajo impacto, aunque las actividades de mayor intensidad no están totalmente contraindicadas y dependerán de la condición de cada persona".

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Resaltes de tendones externos

En situaciones como esta, los tendones rozan el borde de la articulación, causando un salto o chasquido en su movimiento que se puede oír, aunque no siempre duele. Este problema es más común cuando un tendón está inflamado por hacer los mismos movimientos muchas veces. Si duele, normalmente el dolor aparece antes que el sonido.

Un ejemplo típico es la Coxa saltans o cadera en resorte. Aquí, el tendón del músculo psoas iliaco, el glúteo mayor o la banda iliotibial del tensor de la fascia lata se mueve sobre la parte superior del hueso del muslo, haciendo un ruido distintivo cuando se tensa o se relaja.

"En estos casos, y antes de forzar excesivamente el cuerpo y agravar el problema, se aconseja reducir la inflamación mediante aplicación de frío y descanso, aunque sea activo, reduciendo las actividades que den lugar a la sobresolicitación del tendón afectado".

Es muy recomendable, además, "la visita al fisioterapeuta para una valoración más específica y un diagnóstico apropiado", añade Mario Muñoz.

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Resaltes Internos

Otra de las causas que pueden provocar este crujido o ruido de las articulaciones, es la excesiva tensión de estas estructuras. "El ruido de estos resaltes se produce cuando ciertas estructuras internas, como los meniscos o los engrosamientos del líquido sinovial, están excesivamente tensas debido a un pellizco y luego se sueltan de repente", aclara el especialista. También pueden ocurrir por la presencia de ratones articulares (pequeños fragmentos de cartílago libres dentro de la articulación) que temporalmente bloquean y luego liberan la articulación.

Estos resaltes internos generalmente no son dolorosos y suelen presentarse más a menudo en personas con articulaciones muy flexibles o con meniscos discoides.

Como concluye Mario Muñoz, de Fit Generation, "no está claro que crujirse las articulaciones sea bueno o malo, aunque no hay que abusar de ello. Tampoco hay que confundir el crujir de la cavitación (decoaptación) con el sonido del resalte, que sí puede ser síntoma de posible lesión o del comienzo de una". Así, continúa el experto, "el dolor será sensación importante para comprender mejor el grado del problema asociado al sonido articular. Mientras no se provoque dolor ni antes, ni durante, ni después; será un síntoma de que no hay que temer que esté sucediendo nada especialmente preocupante".