Teatro Colón: tras la renuncia de Miguel Galperín, se busca su reemplazo en la dirección del CETC
Las autoridades del Teatro Colón buscan al nuevo director del Centro de Experimentación (CETC) tras la renuncia de Miguel Galperín, quien ejerció ese cargo durante más de una década. Según fuentes del primer coliseo, la comunicación oficial llegaría recién con el nombramiento de su sucesor. Este es el segundo alejamiento de un responsable artístico en lo que va del año : el 31 de enero, la exbailarina y primera figura mundial Paloma Herrera comunicó que dejaba la conducción del Ballet Estable y fue reemplazada por el maestro y coreógrafo Mario Galizzi.
“No estoy de acuerdo con hacer del Teatro Colón un museo, esa es la razón de mi renuncia. Es una programación tan conservadora y desinteresada por las nuevas expresiones que convierte a toda una institución en un museo”, explicó Galperín a LA NACION. Lo que determinó su renuncia fue la necesidad de hacer cambios en el calendario del Centro de Experimentación porque en sus instalaciones funcionará, hasta el próximo viernes, un vacunatorio .
“Instalaron un centro vacunatorio en un espacio escénico sin consultarme. Y hay que modificar una programación que llevaba meses de planificación y que ellos mismos habían pedido -explica-. Eso creaba un efecto dominó, porque era en el comienzo de la temporada. Todo lo programado se cayó, luego de un 2021 sin programación”. El CETC es un espacio dedicado a las vanguardias y a la exploración artística, especialmente desde la combinación de disciplinas: las artes escénicas en general, con interacción entre la música, las propuestas coreográficas y las teatrales.
En principio, según la hoja de ruta original, la temporada del CETC debía comenzar con la obra Ocho canciones para un rey loco, de Peter Maxwell Davis, el domingo 6 de marzo. Sin embargo, no figura actualmente en la agenda general con todas las actividades mensuales que ofrece el Teatro Colón. Recién aparece en abril (con estreno previsto para el 1° de ese mes) el segundo título de temporada, en realidad un ciclo denominado Fantasía y abstracción: la contracción de la espera, con funciones agendadas hasta noviembre (habrá dos por cada una de las estaciones del año).
Sin embargo, desde las oficinas del teatro explicaron que no se cancelará ningún título, pero sí habrá una gran reprogramación de fechas de la mayoría de las funciones. Eso quedará en manos de quien asuma la nueva dirección.
Fuentes del Colón indicaron que la renuncia del director habría sido en buenos términos. Lo confirma Galperín: “Me desinteresé. No me voy enojado para nada. Entiendo cosas. Y estoy agradecido por tantos años y del apoyo que tuve hasta hace poco. Entiendo que estamos hablando de una organización grande que tiene sus intereses y sus tiempos. Estimo que es la única sala teatral intervenida de este modo -dice por el vacunatorio-. Es un grado de intrusión muy grande. No veo más que una decisión extrema en un contexto general de desinterés. Hacer del Colón un museo ya es un problema porque es un teatro. Y un teatro es representación de los cambios y las demandas sociales. Y eso no está hoy en el Colón. Pero insisto, antes de la renuncia hablé con el teatro y con mi equipo y dejé todo listo para que en caso de poder hacer la temporada puedan reprogramarla. No me voy enojado. Son intereses, rumbos y diseños institucionales diferentes”.
La salida de la directora del Ballet Estable, ocurrida semanas antes, y la desvinculación de Galperín no tienen un mismo origen: “Para nada. Hasta te diría que pienso bastante diferente a Paloma. Desde mi punto de vista, creo que es importante para cualquier organización artística estatal fomentar diálogos con sus cuerpos estables, con la organización laboral de esos cuerpos. Pero no soy quien para opinar sobre un área que no tiene que ver conmigo”, aclaró.
La programación pensada para 2022 tiene títulos que realmente valdrá la pena ver, aunque vista en su totalidad, carece de la cantidad de propuestas y del despliegue de varias temporadas atrás, como cuando de allí salieron proyectos como el Festival Nueva Ópera, que actualmente funciona en el circuito independiente. “Creo que se explica por no existir interés por expresiones contemporáneas. Por supuesto, siempre intenté ampliar por todos los medios con acuerdos, apoyos y creatividad. Uno de los grandes problemas del Colón es el aislamiento de las instituciones educativas, de los laboratorios de creación y las comunidades de nuevos artistas que están produciendo cosas interesantísimas. Creo que impulsar esto es un deber para una institución que es líder cultural en este campo. Pero no hay liderazgo en ese sentido”, concluyó Galperín.