Tenoch Huerta, los Oscars y la ola de racismo que le brotó a México en un dos por tres

Tenoch Huerta podría ahorrarse muchos problemas si callara lo que piensa. Tiene la vida resuelta. Es uno de los actores mexicanos más reputados en el cine internacional. Bien podría ir de podcast en podcast repitiendo su historia de superación. “Si yo pude, tú también. ¡Échale ganas!”. Bum. Elogios por montón.

Quedar bien se ha convertido en una adicción para el universo de las celebridades. Actitud positiva a toda costa. Eso es lo que vende, sí señor. No hay que meterse en broncas gratis. Como decían los abuelos: calladito te ves más bonito. En ese marasmo de positividad tóxica, Tenoch Huerta ha cometido el terrible error de atreverse a opinar.

Y no de cualquier tema. Tenoch llevó su osadía al límite y puso en el mapa un asunto que incomoda, saca ronchas y ahuyenta a las privilegiadas mentes intelectuales de la Nación: el racismo en México. ¡Cómo! ¿México es un país racista? Pero si ningún articulista habla de eso. Porque claro, las elecciones de Estados Unidos en 1996 y su relación con Immanuel Kant y bla, bla, bla son temas más atractivos para la siempre creativa opinocracia mexicana.

El actor Tenoch Huerta en un evento en Ciudad de México. (Photo by Adrián Monroy/Medios y Media/Getty Images)
El actor Tenoch Huerta en un evento en Ciudad de México. (Photo by Adrián Monroy/Medios y Media/Getty Images)

Ya saben, los típicos coloquios con nombres como “Instituciones y democracia en tiempos de pandemia”, donde académicos blancos debaten con otros académicos blancos. ¿El racismo en Europa y Estados Unidos? Uy, terrible. Uy, qué mal. Lamentable. Sí, sí, escribiré una columna sobre ello. ¿El racismo en México? No, puros inventos de la corrección política. Ya no se puede decir nada. ¿Tenoch Huerta? Debería ganar el Óscar, pero por su papel de víctima.

La película, 'Son of Monarchs', que protagonizó Huerta, estaba en la órbita del Óscar. Finalmente no fue considerada. Lo normal en la vida profesional: se gana y se pierde. Pero el contexto fue oportunamente aprovechado para que las turbas de Twitter salieran a confirmar que México no es un país racista.

"Hacen como si el fulano fuera una minoría en un país de 100 millones de morenos"; “Te aseguro que el 90% de los que tuiteamos somos de color cartón, pero ni tú ni él están listos para este debate". A juicio del tribunal tuitero, hay que pertenecer a una minoría para ser discriminado.

Por supuesto, en Twitter y en la vida real esto es más que normal. Siempre abundan los megalómanos que se asumen como el centro del mundo y dueños de la verdad. “Yo soy moreno y nunca me han discriminado”, dicen y repiten como mantra, con toda la autosuficiencia que les permiten 140 caracteres. Como si un puñado de casos tuvieran el poder de establecer reglas uniformes.

En 2017, según el INEGI, un 20.2% de la población mayor de 18 años dijo haber sido discriminada. En ese entonces, el porcentaje era equivalente a 17 millones 388 mil personas. Pero no, México no es un país racista. Son pajas mentales de los victimistas, nacos y rencorosos. Qué carajos importa que la distribución laboral favorezca a las personas de tez blanca con una ventaja de 2 a 1.

Tenoch nació y creció en Ecatepec, uno de los municipios más peligrosos del Estado de México. Estudió Comunicación y Periodismo en la FES Aragón de la UNAM. Como lo contó a Excélsior en 2019, gracias a la educación superior tuvo la oportunidad de conocer otros entornos y acceder a la movilidad social. Su caso no es una regla, es una excepción. Y él mismo lo ha reconocido en lugar de vanagloriarse.

No han faltado las mentes brillantes que salen a reducir el problema con el más barato de los argumentos: “Esta generación de cristal ya no aguanta nada”. Resulta cuando menos irónico que la “generación de cemento” sea la que más incómoda se siente con las opiniones de un actor de piel morena. ¿A qué le tienen miedo?

Huerta, contrario a lo que creen los fiscales de Twitter, no es un ofendidito. Todo lo contrario. Hay poquísimas celebridades más políticamente incorrectas que él. En un país donde la publicidad y la televisión adoran los rostros blancos, él tuvo la rebeldía suficiente para alterar los cánones.

Y no se conformó con fungir de ejemplo: asumió una responsabilidad pública. Por eso es tan odiado, porque a alguien como él preferirían verlo callado.

El camino fácil estaba perfectamente trazado: dejar a un lado los temas incómodos y refugiarse en el éxito. ¿Quién podría reclamarle algo? Si todo lo que ha conseguido es fruto de un esfuerzo doble: del normal, que se requiere para ser competitivo, y del extra, indispensable cuando no se tiene blanca la piel.

"Un día le pregunté a un amigo que trabajaba en castings por qué siempre me daban papeles de pobre, ignorante y violento. (La respuesta fue) porque eres moreno", dijo Huerta en 2019 en entrevista con El País

La falsedad suele ser el combustible de muchos otros artistas. Como aquellos cantantes que fingen pertenecer al “barrio”, aunque nunca hayan conocido la carencia ni mucho menos la discriminación. Huerta le ha cerrado la puerta a la doctrina del quedabienismo desde hace mucho tiempo y el precio lo paga todos los días.

Huerta formó parte de la serie Narcos, de Netflix, en la que dio vida a Rafael Caro Quintero. (Photo by Frederic J. BROWN / AFP)Urrejola, Alberto Casablanca, Tessa La (sitting) and  cast pose on arrival for Netflix's 'Narcos: Mexico' Season 1 premiere in Los Angeles, California on November 14, 2018. Narcos Mexico launches globally on Netflix on Friday NOvember 16. (Photo by Frederic J. BROWN / AFP)        (Photo credit should read FREDERIC J. BROWN/AFP via Getty Images)
Huerta formó parte de la serie Narcos, de Netflix, en la que dio vida a Rafael Caro Quintero. (Photo by Frederic J. BROWN / AFP)

En México no es que moleste ver a las personas morenas triunfando; ni siquiera habría que ir tan lejos: molesta que tengan la mera posibilidad. Ahora hay que dimensionar cuánto enojo puede causar un actor moreno que pone el tabú en la esfera pública y tiene la valentía de expresar una verdad mil veces negada: México es un país profundamente racista.

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