El terrible accidente que sufrió Russell Crowe en un rodaje y que un médico descubrió diez años después
Russell Crowe forma parte del grupo de temerarios actores que prefieren no apelar a dobles de riesgo a la hora de filmar escenas que requieren de luchas, acrobacias y escenas de acción. Y si bien todo parecía indicar que había salido victorioso, o al menos indemne, de cada uno de los proyectos que encaró a lo largo de su larga y exitosa carrera, este sábado el actor reveló que en una ocasión sufrió un grave accidente que decidió mantener en secreto... hasta ahora.
“Salté del rastrillo de un castillo a un terreno irregular y duro como una roca”, le contó el ganador del Oscar a People. Y agregó: “Deberíamos haber preparado el terreno y enterrado una plataforma, pero teníamos prisa por hacer la toma con la luz cada vez más tenue”. El rastrillo es la puerta enrejada que cerraba habitualmente los castillos y otras construcciones importantes en la Edad Media. Servía como defensa de la puerta principal, junto al puente levadizo, ante potenciales ataques.
El actor ubicó la anécdota en el set de Robin Hood, la película basada en las aventuras del célebre personaje que protagonizó en 2010 junto a Cate Blanchett y a las órdenes de Ridley Scott. “Tomé consciencia de la precaria situación justo antes de saltar”, indicó. “Había cientos de extras alrededor, flechas volando y cacharros incendiando el castillo. No tenía forma de volver atrás”.
“Mientras saltaba, recuerdo que pensé: ‘Esto me va a doler’”, indicó. Y entonces, se lanzó al vacío con el objetivo de aterrizar sobre las puntas de los pies para amortizar el impacto. Sin embargo, al aterrizar sintió que sus talones golpeaban primero el suelo irregular. “Fue como una descarga eléctrica que recorrió mi cuerpo”, definió aquel momento.
Como estaban transitando el último mes de filmación y era consciente de que su ausencia generaría graves problemas, decidió no decir nada. “Estábamos filmando una película importante, así que aunque me costara, tenía que seguir”, explicó. Y con esa consigna en mente tomó la determinación de no contarle a la producción lo que había ocurrido y seguir con el plan de filmación, sin tomarse ni siquiera un día de descanso. “Hubo semanas en las que incluso caminar fue un desafío para mí”, recordó.
Una década más tarde, el actor comenzó a sentir “dolores muy extraños” en la parte inferior de sus piernas. Y cuando la sensación se volvió una constante, decidió acudir a un médico. “Pensaba que no era nada grave, que después de haber trabajado durante un largo invierno en Nueva York, a mi cuerpo le faltaban ejercicio y sol”, rememoró Crowe. Pero su predicción estaba errada. Cuando el doctor que lo atendió vio los resultados de la resonancia magnética y de la radiografía le preguntó, sin filtro: “¿Cuándo te rompiste las piernas?”.
“Aparentemente podía ver restos de fracturas en ambas espinillas”, explicó el actor. Y al ver mi cara de sorpresa y mi falta de reacción ante su pregunta, el médico agregó, para refrescarme la memoria: ‘¿Habrá sido hace, quizás, 10 años?’’”. Inmediatamente, el protagonista de Gladiador recordó aquel episodio. “Al parecer terminé esa película con las dos piernas rotas. Todo por el arte. Sin yeso, sin férulas, sin analgésicos, simplemente seguimos trabajando y, con el tiempo, se curaron solas. En retrospectiva, obviamente sabía que algo andaba mal. Para ser el padre kryptoniano de Superman [en El hombre de acero, de 2013] fueron seis meses de entrenamiento físico increíblemente intenso. Entre el tiempo libre y ese entrenamiento, las cosas se arreglaron solas”, indicó.