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Thalía es y siempre será un ícono de la moda, más allá de Kim Kardashian o de cualquiera

Thalía de un modo u otro siempre es tendencia, usualmente por el excelente uso que sabe hacer de su social media, que maneja ella personalmente, a diferencia de otros que emplean community managers, lo que la mantiene cercana a sus millones de fans y la ha mostrado siempre tal como es: una mujer genuina, que convive con el hecho de ser famosa desde su adolescencia, con la realidad de ser una madre y esposa, y una artista creativa.

Thalia during Roberto Cavalli Hosts a Preview Gala for the Metropolitan Museum's
Thalia vestida por Roberto Cavalli en la de la Met Gala en 2009. (Photo by Stephen Lovekin/FilmMagic/Getty Images)

La nota du jour, es que ahora Thalía pone en evidencia, juguetonamente, la imitación parcial de un atuendo que ella lució hace años —uno presume que completamente involuntaria y casual—, hecho por Balenciaga para Kim Kardashian.

No es que Thalía se compare con Kim (como mucha gente ha interpretado el tema), porque sería comparar una manzana con un durazno; es el hecho de que no importa cuántos años pasen, ella es lo que se llama una 'Trendsetter' (que impone tendencia) o 'Trailblazer' (que abre brecha) y donde otras van, ella ya viene de vuelta, al menos en lo que a moda se refiere.

Desde que Thalía era una chica muy joven, estuvo muy consciente de su atuendo; esto es algo notable al tratarse de alguien que, cuando era niña y con tantas hermanas mayores, creció usando prendas que a sus hermanas habían dejado de quedarles —su madre, Yolanda Miranda, tenía que economizar, especialmente en los primeros difíciles años de su viudez— pero también se alimentaba de todas las revistas de moda que leían sus hermanas y aprendió, desde muy joven, que para tener estilo no es necesario un derroche de dinero, sino de imaginación.

El primer gran momento como fashionista de Thalía, fue a principios de 1989 cuando aún no cumplía 18 años y asistió a una alfombra roja con un vestido strapless negro cuyo escote estaba adornado por una serie de pequeños osos de peluche en múltiples colores vivos (aguamarina, amarillo, fucsia, esmeralda, escarlata).

El vestido, inspirado por el estilo de Christian Lacroix (que es uno de los diseñadores favoritos de la cantante, junto con Thierry Mugler y John Galliano) causó furor al punto de que no se habló de otra cosa durante días — y opacó a sus compañeras, entre ellas Paulina Rubio, una raya más al tigre del famoso y eterno rifirrafe entre ambas— y se hicieron muchas versiones similares por años. Al punto que en 2014, 25 años más tarde, Thalía reapareció en Instagram (su red favorita) con un vestido inspirado en aquella creación, que se volvió icónica.

No solo es emblemática y ecléctica, también hubo momentos en los que Thalía fue controversial, en la búsqueda de su estilo personal: así, por ejemplo, fue su lanzamiento como solista en 'Siempre en Domingo', luciendo hot pants de terciopelo, una blusa de Versace con aplicaciones florales y botas à go-gó, que Raúl Velasco, rancio y acartonado como era, no entendió (acostumbrado como estaba a las lentejuelas y vestidos largos) el concepto semi-psicodélico retro-back a los 60 (algo que estaba muy de moda en 1990) y la humilló al criticarla en vivo ante 20 millones de espectadores en toda América Latina, a donde llegaba por Satélite, al decirle que se veía "Corrientota".

Esto no hizo mella en Thalía, que ha seguido evolucionando en su estilo: lo mismo la han vestido diseñadores mexicanos como 'Mitzi' —que ha sido criticado a su vez por el efecto 'Piñata' de algunos de sus vestidos al abusar propositivamente del canutillo y la lentejuela—, que el mismísimo Tom Ford, que se convirtió en el epítome de la elegancia cuando dirigió la casa Gucci a fines de los 90 y Thalía fue de las primeras mexicanas en usar sus prendas.

En ocasiones, Thalía ha hablado acerca de su gusto por la moda y la manera en la que mezcla estilos, gamas y tendencias, para crear un estilo propio; así no es raro verla comodísima con una blusa vintage de seda (de Chloè), con un par de jeans genéricos, zapatos de Louboutin o Manolo Blahnik, una cartera de Coach o Vuitton y una gorra de béisbol. Quizá en otras esta mezcla, aderezada con escasa joyería, maquillaje al natural y gafas de sol Chanel no funcionaría, pero a ella le queda a la perfección.

La sencillez de Thalía al respecto de su gusto por la moda es encantadora, pero también deja claro que para ella lo más importante es sentirse cómoda y lucirse a su gusto y en sus propios términos, por lo que no es en absoluto extraño que rompa los moldes y marque tendencia incluso adelantada a sus tiempos, como se ha visto en sus múltiples apariciones en la alfombra roja de la Met Gala, que es el punto cumbre de los eventos de moda en New York.

Aunque nunca ha llevado algo de Mitzi a la Met Gala, sí ha llevado prendas de Gaultier, de Lacroix y de Lolita Lempicka, fluyendo con absoluta elegancia sin perder su personalidad y estilo, y aunque Kim Kardashian, o cualquier otra, voluntariamente o accidentalmente, quiera imitarla, jamás podrán igualarla.

Thalia en la MET gala de 2016. (Photo by Dimitrios Kambouris/Getty Images)
Thalia en la MET gala de 2016. (Photo by Dimitrios Kambouris/Getty Images)
Thalía en la MET Gala del 2010. (Photo by BILLY FARRELL/Patrick McMullan via Getty Images)
Thalía en la MET Gala del 2010. (Photo by BILLY FARRELL/Patrick McMullan via Getty Images)

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