The Plot Against America: de Gershwin a Sinatra, una serie para repasar la era dorada del jazz

The Plot Against America
HBO

Cómo hubieran sido los Estados Unidos sin Roosevelt en el gobierno durante la II Guerra Mundial y cómo hubiera sido Europa sin la intervención americana. De eso se trata The Plot Against America, esta inquietante (de veras) serie de HBO estrenada en marzo de 2020 basada en el libro homónimo (La Conjura contra América) que el gran novelista Philip Roth publicó en 2004.

La música no solo acompaña la puesta en escena de la época sino que en la selección de artistas hay claves para entender el fenómeno multirracial del jazz y su naturaleza contraria a la ucronía totalitaria planteada por la ficción política de Roth. La radio a válvula es aquí una parte más de la familia judía de Newark sobre la que se cierne el drama. Aquí, diez razones a favor del jazz y en contra del totalitarismo nazi.

“3 Preludios: Número 2 en Do Menor” (George Gershwin, 1926). Esta obra maestra de Gershwin da el tono de la serie con su capacidad inmediata para poner en época y reflejar la trama ominosa por detrás de la vibración ultramoderna de las metrópolis de principios del siglo XX. El mismo Gershwin estrenó los tres preludios en el Hotel Roosevelt de Nueva York y dio la versión americana de la tradición clásica europea al vincular la composición académica con fraseos del jazz y su relación íntima con los blues más arcaicos.

“Chimes Blues” (Charles Cow Cow Davenport, 1928). Nacido en 1894 en Alabama, Davenport fue un precoz intérprete del ragtime, antecedente directo del jazz. Sin embargo, su nombre quedaría marcado a fuego por el apogeo del boogie woogie que hegemonizó los ballrooms en la década del 20. Estrella afro del vaudeville, Cow Cow (el apodo le vino de su propio “Cow Cow Blues”) supo presentarse con diversos heterónimos: Bat The Humming Bird, George Hamilton y The Georgia Grinder. Como mucha de la música de la serie, su trepidante estilo al piano se deja escuchar de fondo en una radio valvular. Sigue siendo tan contagioso como hace más de 90 años.

“Sophisticated Lady” (The Boswell Sisters, 1933). Las chicas Boswell (Vet, Connie & Martha) eran hermanas de sangre y fueron un fenómeno pop antes de que la cultura de masas rompiera todos los diques. Sus fotos en las revistas de los años 30 parecen hechas a la medida del marketing que se tendría veinte o treinta años después mientras acumulaban hits: veinte en el top ten a lo largo de la década. Martha y Connie hacían dúo al piano con Vet como solista sobresaliendo en las intrincadas armonías del trío. El dato: Las Bowsell Sisters fueron las primeras artistas en la historia de la música grabada que usaron el nombre “Rock and Roll” como título de una canción. Fue en 1934 para la banda de sonido de la película Transatlantic Merry Go Round. Era una referencia al movimiento del buque en el agua pero ya estaba dicho ahí, vaya.

“Oj, Mame, Bin ich Farblit” (Teutonich Jiddisch Rythm Band, 1936). Esta melodía fue compuesta por Abraham Ellstein para el musical romántico Yidl with his Fidle que Joseph Green convirtió en la película Yiddish más exitosa de todos los tiempos. Es parte de la banda de sonido de la boda entre el rabino Bengelsdorf (John Turturro) y Evelyn Finkel (Winona Ryder), entre otras músicas de la colectividad judía de New Jersey sobre la que está puesta la lupa de la serie.

“The Road is Open Again” (Dick Powell, 1936). Con ritmo de marcha patriótica, el galán Dick Powell puso su voz al servicio del New Deal de Franklin Roosevelt para su campaña de 1933 y tres años más tarde salió editada como single, parte de una discografía asociada a bandas de sonido de la era de oro de Hollywood. Es el anti hit para la América filonazi de Charles Lindbergh (Ben Cole) y trae a la serie una voz olvidada (también fue el primero en usar la palabra “pop” en una canción: “Pop! Goes My Heart”, 1935) cuya historia es uno de los grandes misterios de la fábrica de sueños. Powell murió a los 58 años después de haber participado en el rodaje de The Conqueror en una locación cercana a un campo de pruebas atómicas en Utah. Y el cáncer no solo se llevó al galán y crooner sino a muchos de los que trabajaron en el film.

“These Foolish Things Reminds Me of You” (Benny Goodman, 1936). Este hitazo de la era del swing le dio nombre también a una película y a un álbum de covers de Brian Ferry de 1973. Fue compuesta en Londres inspirada en la cantante de cabaret Jean Ross y su autor, Eric Maschwitz, afirmaba en los años 50 haber ganado más de cincuenta mil libras por sus derechos. La primera grabación correspondió al pianista Leslie Hutchinson (Hutch), pero las versiones no tardaron en cruzar el Atlántico y tanto una cantante negra como Billie Holiday como un jazzista blanco como Benny Goodman la hicieron suya. Goodman le da su impronta con el sonido de su clarinete (un neón incandescente de los años 30 y 40) y la voz de la lady crooner Helen Ward (1916-1998).

“Concerto for Clarinet” (Artie Shaw, 1940). La presencia de este Leonardo de la era del swing afirma el músculo judío en la conformación de la música popular moderna de los Estados Unidos. Nacido Arthur Arshawsky en Nueva York en 1910 se convertiría en uno de los rivales más encumbrados para Benny Goodman pero además en escritor de ficción y no ficción. Figura de la farándula (se casó con estrellas como Ava Gardner y Lana Turner) y un defensor de los derechos civiles que tuvo a Billie Holiday al frente de su orquesta al tiempo que resistía los embates del macartismo. Su “Concierto para Clarinete” fue escrito para la película Second Chorus, basada en su autobiografía y con Fred Astaire como protagonista. A los 44 años, Artie dejó la música y el espectáculo con esporádicas reapariciones como cuando en 1992 dirigió una orquesta para volver a tocar este concierto en Londres.

“Jazzy Interlude” (Billy Munn, 1943). Nacido en Escocia, Munn fue un pianista que motorizó la escena del jazz en Londres tocando para las orquestas de Louis Armstrong y Coleman Hawkins en sus giras por el Reino Unido. Además fundó el programa de jazz de la BBC en los años 40 y cuando el género se vio eclipsado por la emergencia de lo que terminaría siendo la música pop se estableció en el balneario de Torquay, donde dirigió la orquesta del Hotel Imperial durante más de treinta años. Otro olvidado que rescata el soundtrack de The Plot Against America.

“I Can Cook Too” (Leonard Bernstein, 1944). Una canción que forma parte del musical On the Town que el gran director de orquesta escribió junto con Betty Comden y Adolph Green para Broadway y que luego sería llevado al cine con Gene Kelly, Frank Sinatra y Ann Miller, en 1949. La historia hace espejo con la novela original de Roth en tanto hay dos hermanas en disputa (aunque sin ninguna relación con el auge nazi) y es otro guiño de la serie desde el sonido. Esta canción que forma parte del primer acto de la puesta teatral está cantada por la actriz Nancy Walker y quedó fuera de la banda de sonido de la película que de todos modos ganó el Oscar a mejor música original.

“The House I Live In” (Frank Sinatra, 1945). La playlist de la serie afirma también una memoria del jazz y Hollywood como fuerzas progresistas. En el segundo capítulo de la serie un diálogo alude a Sinatra como “ese chico nuevo que llama la atención en la orquesta de Tommy Dorsey”. La Voz se incorporó a la orquesta de Dorsey en 1940 con 24 años convirtiéndose en el gran fenómeno proto-pop de la música popular norteamericana. Cuando grabó esta canción ya se había independizado de un contrato que lo tenía atado por siete años. La película es un alegato contra el antisemitismo filmada en el filo del final de la guerra y la canción que le da su nombre se convirtió en un hit de Estado. Sinatra la cantó en la Casa Blanca para Nixon en los 70, en la asunción de Ronald Reagan en 1981 y en el centenario de la Estatua de la Libertad ese mismo año. Curioso, había sido escrita en 1943 por dos demócratas convencidos: Abel Meeropol (letra) y Earl Robinson (música), quien fue puesto luego en la lista negra del anticomunista McCarthy.