La tienda de la Calle Mayor: el film checoslovaco que sorprendió al mundo en plena Guerra Fría, pero condenó al ostracismo a sus realizadores

La tienda de la Calle Mayor: el film checoslovaco que sorprendió al mundo en plena Guerra Fría, pero condenó al ostracismo a sus realizadores
La tienda de la Calle Mayor: el film checoslovaco que sorprendió al mundo en plena Guerra Fría, pero condenó al ostracismo a sus realizadores

Varios años antes de que nuestro país soñara con una nominación al Oscar, fue un film checoslovaco el que quebró la hegemonía de los cuatro países que, desde 1947, dominaron en el rubro mejor película extranjera. Desde que El lustrabotas, de Vittorio De Sica obtuvo el primer galardón en esta categoría, Italia, Francia, Japón y Suecia se alzaron con la estatuilla en las distintas ediciones de los premios de la Academia, hasta que en 1966 La tienda de la Calle Mayor se impuso. La película de Jan Kádar y Elmar Klos superó a la griega Sangre en la tierra; la célebre realización sueca Adorado John; la japonesa El más allá, y la no menos inolvidable Matrimonio a la italiana, de Vittorio De Sica.

¿Qué tenía esta película realizada detrás de la Cortina de Hierro para quebrar ese cerco infranqueable? Por un lado, su realización se enmarcaba -aunque no pertenecía- en la “nueva ola” que daba al cine checoslovaco proyección internacional, pero asimismo significaba que muchos realizadores (entre ellos Kádar y Klos), retornaran a los sets luego de la pausa obligada tras la denuncia al “culto” a la Unión Soviética que evidenciaban varias de las obras del periodo. Se incluyen en las razones del reconocimiento hollywoodense la posibilidad que brindó el contexto checoslovaco de darle prioridad al cine de autor y a constantes como la mirada generacional con tono de sátira, junto con los dramas que hacían foco en la dignidad del hombre.

En esta línea, el cine de Kádar y Klos evidenciaba las preocupaciones sociales casi desde un comienzo con películas como la sátira El tercer deseo (1958) o el drama judicial El acusado (1964), relatos que -desde diferentes lugares- señalaban la corrupción institucional: “Los Sidney Lumet checoslovacos se sienten cómodos en estos temas necesitados de concentración”, escribía Antonio Salgado en la revista Tiempo de Cine.

La Tienda de la Calle Mayor
La Tienda de la Calle Mayor

Aunque el eslovaco Kádar y el checo Klos contaban con la producción de los Estudios Barrandov, sólo usaron en parte sus históricas galerías básicamente para el sonido. Conocedores de la existencia de la ciudad eslovaca de Sabinov y de la tragedia de las deportaciones de familias judías que allí ocurrieron, buscaron en sus calles la tienda que se ajustara al relato que presentaba a la anciana viuda que se hacía cargo de la mercería que enmarca la acción, con un rodaje que superaría el presupuesto previsto de tan sólo 700 mil coronas checoslovacas y requeriría tres veces la película virgen prevista inicialmente.

Éxito y prohibición

La Tienda de la Calle Mayor
La Tienda de la Calle Mayor

Kádar y Klos contaron con el apoyo absoluto de los habitantes de Sabinov, que vivieron con emoción y mucha colaboración la realización de La tienda de la Calle Mayor. Incluso, las escenas iniciales donde se ve a la gente caminando por las calles contó con auténticos vecinos, que se prestaron a una cámara situada en el balcón del Ministerio de Educación. Prácticamente en toda la ciudad existen, aún hoy, marcas reconocibles y plenamente identificables de diversas escenas de la película, salvo el escenario principal. Si bien hoy una tienda inaugurada en 2006 ofrece un escaparate similar a la tienda de la película e incluso tiene una placa recuerda al gran clásico checoslovaco que ganó el primer premio Oscar para su país, la casa original del rodaje con la tienda de Lautmann, en Namestie Slobody 74, fue demolida y en su lugar hay un vivero.

Sabinov también recuerda al autor del libro original, Ladislav Grosman, con un monumento a pocos metros del nuevo emplazamiento que evoca a su obra célebre. En Obchod na korze, el escritor narra como, en la Eslovaquia controlada por la Alemania nazi, un carpintero llamado Anton “Tono” Brtko recibe el encargo de su cuñado de administrar el negocio de una anciana judía llamada Rozalle Lautmann para quedarse con sus ganancias; al llegar al local, “Tono” descubre que la anciana no es del todo consciente de la situación política y es entonces cuando decide hacerse pasar ante ella como un familiar suyo que vino a ayudarla, pero también mostrarse ante su cuñado como quien domina la situación. Para estos roles, Kádar y Klos eligieron al famoso actor eslovaco Jozef Kroner como “Tono”, y a la reconocida actriz polaca Ida Kaminska como la anciana. “ El mayor mérito del film reside en esa construcción compleja y dramática de personajes reales, con una laboriosa ambigüedad de datos. A una enorme distancia de ese planteo queda el otro cine anti-nazi de héroes y villanos, víctimas y victimarios ”, escribió Homero Alsina Thevenet. Una vez que la película estuvo terminada, en una proyección en Praga fue vista por un crítico que la llevó a un festival en Inglaterra, dando inicio a la valoración y al recorrido internacional del film.

La Tienda de la Calle Mayor
La Tienda de la Calle Mayor

Recientemente recuperada en una copia de alta calidad para el homenaje que el Festival de Cine Judío de Punta del Este brindó a la distribuidora Artkino Pictures y a su titular Luis Vainikoff, la película fue de la mano de ese sello el gran éxito casi inaugural del cine Cosmos ‘70, donde permaneció 23 semanas en cartel y fue vista por 84.849 espectadores desde su estreno el 19 de octubre de 1966 en nuestro país.

Si bien ya tenía el premio Oscar, con la llegada de los tanques del Pacto de Varsovia y el fin de la Primavera de Praga, la película fue prohibida y Kádar emigró rápidamente con su familia a los Estados Unidos, donde falleció con tan sólo 61 años, en 1979. El checo Klos, que había nacido en Brno, se quedó en Praga donde vivió la persecución y la censura, fue expulsado de la Escuela de Cine FAMU donde era docente y se lo proscribió de la actividad cinematográfica; murió en 1993, a los 83 años. Sólo volvió a dirigir en 1989, pero jamás recuperó el brillo de los 17 años transcurridos en sociedad artística junto a Jan Kádar con quien se dividió siempre de la misma manera la forma de trabajo: él se encargaría de la música y el montaje dejando a Kádar la dirección de actores. La llegada de los tanques del Pacto de Varsovia también significaron la partida del autor de La tienda de la Calle Mayor, Ladislav Grosman, que emigró a Israel. Nunca volverían a reunirse.