Tom Cruise, la última estrella en ser cuestionada por su aspecto físico

Tom Cruise en la Premiere de Misión Imposible en 2023
(Getty Images)

A los sesenta y dos años, Tom Cruise mantiene una energía a prueba de bomba. Si no, que se lo digan a los fanáticos de Top Gun. El actor rodó la secuela de esta trepidante película de acción y grabó escenas ultraarriesgadas para las que es imprescindible contar con un físico de 10. Él lo hizo. Sin embargo, incluso los dioses de Hollywood temen el paso implacable del tiempo. Tom Cruise no está exento de esa coquetería que, además, también se sustenta en motivos profesionales: conseguir buenos papeles en la Meca del Cine implica cumplir con ciertos parámetros. Ya se sabe que el edadismo –esa obsesión por la juventud y el rechazo, por lo tanto, a la veteranía– es una enfermedad que afecta hace décadas al Séptimo Arte. Desde hace unos años, pero especialmente desde su aparición en un anuncio previo a la final de la Super Bowl, Tom Cruise ha sido señalado por haber sucumbido, probablemente, a algún procedimiento estético. Sin embargo, por mucho que uno se aferre a la juventud (y al colágeno) a veces es hora de asumir que esta es una verdadera Misión imposible.

Tom Cruise recibiendo la Gran Medalla del Aero-Club de Francia
(Getty Images)

El pasado 9 de febrero, el actor apareció en las pantallas dando un mensaje inspiracional a los jugadores de fútbol americano que se enfrentaban en el terreno de juego. Aseguró Tom Cruise, durante esos minutos de transmisión, que no detectaba miedo en los rostros de los deportistas, sino que lo que podía ver era a “los mejores del mundo, hombres que han trabajado y dedicado toda su vida para hoy”. Mientras pronunciaba estas sentidas palabras, otros solo veían en él un rostro nuevo, cierta tersura extraña en su piel y algo de hinchazón, lo que hizo que surgiera un vendaval de comentarios sobre si Tom Cruise había ganado peso o bien se había sometido a algún tratamiento. Como era de esperar, el protagonista de la noticia no ha hecho ningún comentario al respecto y, por otro lado, como Hollywood es así de maleable, tan pronto como “escaneó” sin compasión a la estrella de Nacido el 4 de julio, buscó con su lengua viperina otros cuerpos y otros rostros a los que poner en cuestión.

Tom Cruise en el set de Top Gun
(Getty Images)

No es la primera vez que Tom Cruise es el blanco de este tipo de comentarios. Ya en 2021, y también mientras presenciaba un evento deportivo –un partido de béisbol entre los Gigantes de San Francisco y los Dodges de Los Ángeles–, sorprendió su rostro y se le escudriñó de arriba abajo para determinar si la fisonomía del actor era producto del paso del tiempo o del paso del cirujano plástico.

Tom Cruise en la grabación de Top Gun
(Getty Images)

Un mortal anónimo, se contempla en el espejo, en la intimidad de su hogar, y se lamenta por las huellas del tiempo, llamadas arrugas, manchas o flacidez, esas que asoman por su rostro y contra las que no hay demasiado que hacer: una crema hidratante por aquí, un masaje facial por allá, un poco de maquillaje estratégicamente extendido, y para adelante que son dos días. Sin embargo, una estrella de Hollywood, o una reina de las pasarelas, o un personaje público que día sí y día también posa frente a las cámaras, sabe que esa arruga impertinente y esa mancha indeseada no pasará desapercibida por los cientos de miles de ociosos que analizan centímetro a centímetro cada una de sus apariciones públicas. Y mucho menos por los especialistas de la industria cinematográfica y por los críticos de lengua afilada que detectan el error incluso antes de que este se produzca.

Tom Cruise en la Premiere de Misión Imposible en 2023
(Getty Images)

Todo lo anterior basta para entender la enorme presión a la que están sometidos los artistas que han hecho de su talento, pero también de su físico, su herramienta de trabajo. En los últimos meses, en este contexto han sorprendido algunas transformaciones que solo pueden ser entendidas desde la cirugía estética. Si bien el relumbrón de la Meca del Cine, y el poder adquisitivo de las estrellas, puede ser envidiable, la tortura de la crítica continua y del escrutinio popular no se desea ni al peor enemigo. En las siguientes líneas, hacemos un recorrido por algunas de las transformaciones que más han llamado la atención en los últimos tiempos.

Madonna, irreconocible

La Reina del Pop, de sesenta y seis años, tiene una genética y una fuerza descomunal. Sin embargo, desde hace años busca ávidamente la fuente de la eterna juventud. En febrero de 2023, quizá a alguno se le pasó la mano en cuanto a retoque, porque la artista apareció en los Grammy de 2023 con un rostro muy extraño que sorprendió al mundo entero. Mientras ella pronunciaba sobre el escenario un discurso sobre empoderamiento e inclusión social, muchos se mantenían únicamente pendientes de cada rictus de la cara de la icónica cantante. Su imagen se hizo viral, los comentarios en torno a su aspecto se multiplicaron en todos los idiomas y ella, después de horas de hostigamiento, acabó respondiendo que se sentía atrapada entre la misoginia y las críticas a la edad que golpean, con especial crueldad, sobre las mujeres.

Madonna  en el 12th Annual American Music Awards
(Getty Images)

(Getty Images)

El impactante caso de Donatella Versace

La diseñadora, y hermana de Gianni Versace, tiene sesenta y nueve años y, al igual que Madonna, cada aparición pública que hace acaba siendo una suma de críticas a su aspecto físico tanto si se ve mal como si se ve bien. En diciembre de 2024, Donatella se dejó ver en el estreno londinense del musical de El diablo se viste de Prada. En las fotos tomadas por los fotógrafos in situ se la veía de una manera, pero en las que compartió en sus redes sociales de otra distinta, con la piel mucho más tersa. Resulta extraño que alguien se rasgue las vestiduras porque Donatella hiciera lo que hace todo hijo de vecino: usar los filtros que ocultan esas imperfecciones que tantos disgustos causan. Más allá de esos otros retoques, no estéticos sino fotográficos, Donatella lleva tres décadas luchando con su genética por encontrar la imagen que quiere proyectar. Desde el trágico asesinato de su hermano, en julio de 1997, ella tuvo que asumir las riendas de la prestigiosa firma y, en ese momento, comenzó su obsesión por el físico perfecto.

Donatella Versace
(@donatella_versace)

Nicole Kidman, de las primeras en ‘confesar’

Si hay un rostro al que aman las cámaras ese es el de Nicole Kidman. Quizá un parteaguas en su carrera fue la sobresaliente Moulin Rouge, el musical, barroco y hermoso rubricado por Baz Luhrmann, en 2001. Después de esa contundente perfección, Nicole Kidman sintió la presión hollywoodiense y comenzó el espinoso camino del botox. Una década después, en el diario italiano La Repubblica hizo una confesión que dio la vuelta al mundo: "Ya no quiero más cirugía. Desafortunadamente, probé el botox, pero ya lo dejé, y ahora puedo volver a mover mi cara de nuevo". La actriz fue una pionera en manifestar públicamente, lo que muchos cinéfilos habían detectado: el botox puede tersar la piel, pero también borra la expresión. Y un intérprete trabaja precisamente con eso, con cada uno de los gestos que logran cambiar la emoción y expresar sin necesidad de palabras.

Nicole Kidman en los 30th Critics' Choice Awards
(Getty Images)
Nicole Kidman en los Globos de Oro de 2010
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Ellos también sufre: Mickey Rourke

Mickey Rourke fue galán entre los galanes. La ya clásica Nueve semanas y media, de 1986, muestra su atractivo antes de las cirugías. Después vino el desastre, del que él mismo ha hablado. Si hay una película triste y desoladora que habla del implacable paso del tiempo en profesiones que requieren toda la juventud esa es El luchador (2008). La protagonizó Mickey Rourke con cincuenta y seis años, pero su rostro ya era irreconocible. Un año después, él confesó en una entrevista para el Daily Mail que, debido a la práctica del boxeo, se había roto la nariz “dos veces, así que me realizaron cinco operaciones ahí y otra más por una rotura en el pómulo”. Sea por cuestiones reconstructivas o por motivos estéticos, lo cierto es que, más allá de la edad, ya tiene setenta y dos años, Mickey Rourke no ha sido bien tratado por los quirófanos.

Mickey Rourke en una escena de 'Wild Orchid'
(Getty Images)
El actor Mickey Rourke en la obra  Even Summer White Affair
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Frente a estos despropósitos, entre los que se podría incluir alguno de los tratamientos de Renée Zellweger, otras auténticas “joyas”, porque ¿cómo es posible que Cher, a los setenta y ocho años, siga tan apegada a la Cher de hace cuatro décadas? ¿O qué decir de las expertas manos que han hecho de Sophia Loren una nonagenaria de una belleza deslumbrante? Hollywood es una máquina de crear estrellas, pero su precio a veces resulta demasiado caro.