Tom Hanks y la inteligente táctica que lo salvó de hacer una secuela de 'Forrest Gump'

Si una película tiene éxito es prácticamente obligatorio que el estudio y responsables evalúen la posibilidad de una secuela. Después de todo, se trata de rentabilizar el fenómeno, incluso cuando, a veces, la historia no parezca que tenga mucho más que contar. Y Forrest Gump es un ejemplo de ello.

El éxito internacional de la cinta más patriótica de Tom Hanks hizo que muchos se frotaran las manos con la oportunidad de una continuación pero, afortunadamente, tenía un as bajo la manga que le permitió cerrarle la puerta.

Tom Hanks en 'Forrest Gump' de 1994 dirigida por Robert Zemeckis. (Foto de Sunset Boulevard/Getty Images)
Tom Hanks en 'Forrest Gump' de 1994 dirigida por Robert Zemeckis. (Foto de Sunset Boulevard/Getty Images)

La idea de darle una secuela a Forrest Gump duró, literalmente, 40 minutos. Según Tom Hanks, se mantuvo una reunión al respecto “un largo tiempo” después del estreno, pero que no llegó a ningún sitio gracias al tipo de contrato quele pide a los estudios.

Te diré que, con un tiempo entre medias, sí probamos hablar de otra Forrest Gump pero duró 40 minutos” dijo al podcast Happy Sad Confused (vía The Independent). “Y nunca dijimos ‘vamos muchachos, hagámosla’”.

“Algo inteligente que hice es que nunca he firmado un contrato que tuviera la obligación contractual de hacer una secuela” reveló. “Siempre he dicho que si hay una razón para hacerla, hagámosla. Pero no pueden obligarme. Existe esa inclinación natural que es puro comercio que si tienes un éxito, hazlo de nuevo y tendrás otro”.

A diferencia de otros actores que suelen firmar contratos que aseguran a los estudios contar con ellos si deciden hacer una secuela -como los intérpretes de Marvel, Star Wars o sagas definidas previamente como Jurassic World- Tom Hanks no se casa con nadie y, a cambio, puede tener la voz definitiva a la hora de decidir si se hace o no una segunda parte. Porque, básicamente, ni Forrest Gump ni la mayoría de sus grandes clásicos podrían continuar sin él como protagonista. Y en el caso de este éxito de 1994, menos todavía. No solo porque Hanks creó un personaje icónico para el cine con su trabajo, sino porque la propia historia necesita de él al llevar su nombre en el título.

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Que no pudieran hacer una secuela de Forrest Gump es, afortunadamente, un alivio. No solo hubieran corrido el riesgo de arruinar el impacto que tuvo la original a finales de los 90, sino que tampoco creo que sea el tipo de historia que necesitara una secuela.

La película funcionó en su momento con un arco narrativo definido y un final contundente, innovando tecnológicamente y emocionando al mundo con una trama nostálgica que pintaba sucesos de la historia americana del siglo XX con edulcorante cinematográfico. Fue la segunda película más taquillera de 1994 con $678.2 millones recaudados a nivel mundial, quedando solo por detrás de otro fenómeno como El rey león ($763.4 millones). Sin embargo, el paso del tiempo no ha sido muy benevolente con ella. Con la entrada al nuevo siglo llegó la reinterpretación de su protagonista y el simbolismo político, con muchas críticas que señalan la visión conservadora, el retrato artificial que pinta sobre el racismo, el activismo político y las complejidades de la guerra de Vietnam con la excusa de un personaje tan inocente como Forrest Gump.

De hecho existe una secuela en forma de novela. El autor del libro original (publicado en 1986) escribió la segunda parte, Gump and Co., en 1995 pero no tuvo, ni por asomo, la misma repercusión de la primera. Es más, algunas criticas como la del New York Times calificaron su humor de “aburrido y banal”. En ella se desarrolla la relación de Forrest con su hijo y se incluía la existencia de la película, haciendo que el personaje fuera el escritor de la historia y hasta conociera a Tom Hanks en uno de sus capítulos.

Y si bien la reunión con Tom Hanks no llegó a buen puerto, Eric Roth -el mismo guionista de la primera- escribió la secuela de todos modos en 2001. Sin embargo, como el libreto coincidió con los ataques del 11 de septiembre, tanto el actor como el escritor y el director Robert Zemeckis decidieron en su momento que la trama ya no era relevante.

Que Tom Hanks no tuviera la obligación contractual de hacer una secuela supuso, sin dudas, el alivio de no tener que lidiar con una continuación que probablemente no hubiera estado a la altura del éxito original. Y que, además, podría haber acentuado las críticas de los ojos modernos al analizar la imposición del salvador blanco a través de un repaso tan superficial a temáticas que, en ojos modernos, merecen más atención y profundidad.

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