Tomatito vuelve esta noche al Sur de California para rendirle tributo a Camarón y a Paco

Spanish guitarist Tomatito performs on stage during his concert at the Las Noches del Botanico Festival in Madrid, Spain, 25 July 2019. (Photo by Oscar Gonzalez/NurPhoto via Getty Images)
Tomatito en el Festival Las Noches del Botánico, de Madrid. (NurPhoto / NurPhoto via Getty Images)

No recuerda las veces que ha estado en Los Ángeles para ofrecer un concierto, y tiene sentido que así sea. Tras casi cinco décadas de presentaciones en vivo a lo largo y ancho del mundo, José Fernández Torres, más conocido como Tomatito, ha perdido definitivamente la cuenta.

“Mira, hace poco fui a ver a la Ópera de Viena, y estando ahí, me comentaron que había filmado un concierto con ella; pero no me acordaba”, nos dijo el artista a través de una conexión telefónica con Nueva York, donde se presentaba esa noche. “Me pasó lo mismo en un lugar hermoso de Suiza. Dije: ‘Pero qué pueblo más bonito’, y me respondieron que ya había estado ahí como 2 mil veces. ¡Madre mía de mi corazón!”

Lo que no ha perdido es ese virtuosismo en las seis cuerdas que sigue distinguiéndolo como uno de los mejores guitarristas de flamenco de todos los tiempos, y que debería desplegarse generosamente el próximo jueves 7 de marzo durante el concierto que ofrecerá en Redondo Beach Performing Arts Center como parte de su segunda presentación en Los Angeles International Flamenco Festival - es decir, después de la que tuvo en el 2016-.

Tomatito alcanzó reconocimiento mundial siendo muy joven, luego de integrarse al grupo musical del ‘cantaor’ Camarón de la Isla, quien sigue siendo la figura más emblemática del género y con quien se quedó hasta 1992, cuando el vocalista dejó de existir a consecuencia de un cáncer de pulmón.

Los dos artistas establecieron una comunión legendaria, semejante a la que se había dado con anterioridad entre el segundo y Paco de Lucia, el extraordinario músico de Algeciras que falleció en febrero del 2014.

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Y es por eso que, además de dedicarle un fragmento del show a Camarón, como lo suele hacer, Tomatito incluirá ahora un homenaje a De Lucia, con quien colaboró también en varias ocasiones y que fue una de sus mayores influencias.

“Siempre recuerdo a Camarón y a Paco, porque además de ser mis ídolos, me criaron prácticamente desde que yo era pequeñito, porque soy una generación más joven que ellos”, retomó el guitarrista, para asegurar luego que no se siente abrumado por la aparente responsabilidad que tiene de mantener en alto el nombre de los guitarristas de flamenco del pasado.

“Hombre, lo que sí siento es que hay que darle un buen ejemplo a los jóvenes que vienen detrás y decirles que no se olviden del flamenco tradicional, hagan lo que hagan”, prosiguió. “Por supuesto, soy uno de los [exponentes] más maduros que quedan en la guitarra, pero el mismo Paco me enseñó que esto no es una competencia. Cada uno tiene que tocar a su manera y transmitir al público lo que siente”.

De todos modos, Tomatito tiene en claro que la guitarra maneja un lenguaje universal, porque la melodía que hace en Los Ángeles -por poner un ejemplo- la puede hacer en Japón, y esta sonará igual para los oyentes, a diferencia de lo que sucede con las interpretaciones vocales que se sostienen en una letra.

El grupo actual que lidera incluye a su hijo José del Tomate, quien, pese a su corta edad -24 años-, está siendo catalogado ya por los especialistas en la materia como un prodigio de la guitarra. “Yo tengo ya una experiencia de 50 años, y estoy tocando con él para que pueda lograr lo mismo en menos tiempo”, explicó el orgulloso padre. “Me parece que va por muy buen camino”.

En esta ocasión, la ‘bailaora’ que lo acompaña es Karime Amaya, nieta de Carmen Amaya, una leyenda incuestionable del flamenco en lo que respecta al área del movimiento. Hay también algo interesante por ahí, relacionado a ese traslado generacional que permite que el género se mantenga vivo.

Con toda el alma

Al ver los videos de Tomatito que circulan en la internet, se puede notar de inmediato la pasión que pone en sus interpretaciones y la fascinación que le produce observar durante los conciertos a quienes lo rodean sobre la tarima. Eso queda completamente en evidencia en los documentos visuales que lo muestran observando con absoluta atención a Camarón mientras este cantaba.

“El ‘yoísmo’ no sirve para nada; todos somos consecuencia de todos, y todos tenemos que escucharnos”, explicó el maestro. “Cuando el otro está haciendo lo suyo, tienes que disfrutarlo; y cuando tú estás haciendo lo tuyo, tienes que hacer lo mejor que puedas para que el otro lo disfrute. De otro modo, ¿para qué estás en esto?”

A fin de cuentas, tocar su instrumento le ha servido como una terapia ideal en los momentos más difíciles de la vida, aunque, como él mismo lo reconoce, en 1992, tras la muerte de Camarón, no le provocaba mucho hacerlo, al menos en plan de diversión.

“Yo vivo flamenco. Yo vivo música. Me levanto por la mañana y lo que hago es coger la guitarra”, precisó. “Mis nietos vienen a casa, y cogemos la guitarra. Toco la guitarra todo el día, aunque alguien me diga: “Cállate ya”’.

“Cuando se murió mi padre, en 1998, la pasé muy mal, pero apenas pude coger de nuevo la guitarra, me fui a hacer una gira por Argentina, y eso me salvó también de sentir una pena máxima, porque me junte allí con otros guitarristas y pude conocer la música de [Astor] Piazzola, con la que lloré mucho”.

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Desde la cuna

Tomatito creció en el seno de una familia andaluza particularmente inclinada hacia la música. Dos de sus tíos tocaban la guitarra, y él aprendió a hacerlo de manera autodidacta.

“Nací en un barrio de Almería como parte de una familia gitana, durante una época en la que no existían los edificios de ahora”, recordó el maestro. “Cuando éramos niños, el juguete nuestro era la guitarra. No era algo extraño para nosotros. Y así aprendí. Luego me fui a Málaga, donde empecé a fijarme en la técnica de guitarristas mucho mayores que yo, como Pedro Blanco y Enrique Naranjo, y a imitar lo que sonaba en los discos de Paco de Lucía”.

La primera grabación importante de Tomatito fue “La Leyenda del Tiempo” (1979), un álbum de Camarón que espantó a los puristas debido a sus osadas incursiones en el rock y el jazz, pero que, con el paso del tiempo, ha alcanzado un estatus mítico. Al inicio de su participación en las sesiones, nuestro entrevistado, que provenía de las canteras más tradicionales, no pudo ocultar su espanto.

“Yo tenía 18 años, y cuando llegaron esos temas, me parecieron muy feos”, reconoció Tomatito. “Pero Camarón me dijo que los íbamos a hacer a nuestro modo, que les íbamos a dar la vuelta; y la verdad es que, con la voz que tenía, Camarón podía hacer que todo resultara bonito. Era un genio tan grande que escuchaba las cosas de otra manera”.

Pese a que su primer encuentro con esta clase de experimentaciones le resultó tremendamente desconcertante, en los años posteriores, ya como solista, el guitarrista insistió en las fusiones, sin dejar por ello de grabar piezas que se apegaban mucho más a las raíces de su formación. Su álbum más reciente, publicado en 2019, es una interpretación completa del famoso Concierto de Aranjuez de Rodrigo.

Se animó a hacerlo pese a no tener una formación clásica y a no saber leer partituras. “Desgraciadamente, yo no aprendí nunca [a hacer] música [de manera académica], porque el flamenco se hacía de manera intuitiva y espontánea, igual que el jazz; hay muchos jazzistas reconocidos que tampoco aprendieron música”, nos reveló. “Para tocar el concierto de Aranjuez, le pedí a un amigo mío, clásico, que me trasladara toda la partitura a posiciones [de los dedos]. Él tuvo paciencia, y fue así que lo logré, aunque me tomó dos años aprenderlo”.

“Me acerqué lo más que pude a la manera en que lo tocan los músicos clásicos, viendo videos de John Williams, de Pepe Romero y, claro, de Paco de Lucía, que lo grabó pese a que, al igual que yo, no sabía música”, detalló. “Lo hice para decirle a los más jóvenes que los que hacemos flamenco podemos también aceptar esta clase de desafíos”.

Actualmente, Tomatito se encuentra trabajando en su próxima producción como solista, que será completamente de flamenco; pero los meses que vienen lo verán lanzando su tercera colaboración discográfica con el pianista dominicano Michel Camilo, que lo llevará musicalmente por territorios extranjeros.

“Hemos lanzado ya el primer sencillo, que es una versión de una pieza de Chucho Valdés”, dijo el artista, aludiendo al veterano pianista cubano que sigue siendo considerado como una de las figuras más grandes del jazz latino.

Una foto tomada en el Ayuntamiento de Sevilla.
Una foto tomada en el Ayuntamiento de Sevilla. (Niccolo Guasti / Getty Images)

Sin fronteras

Durante el recorrido propio, Tomatito ha establecido colaboraciones impensables en otros momentos de la Historia, como es el caso de “Por la cara” (1988), la pieza instrumental que grabó al lado del grupo madrileño de pop Mecano. En ese sentido, nos parecía pertinente preguntarle por los límites que establece cuando se enfrenta a casos semejantes.

“Siempre vas a encontrar cosas que te van a gustar, y las vas a querer hacer por curiosidad y para saber si puedes hacerlas”, nos respondió. “Yo puedo colaborar con alguien que no sea flamenco, pero esta persona no puede decir que el tema que hemos grabado es de flamenco, por ejemplo, aunque tenga cosas de flamenco”.

El mejor ejemplo se encuentra probablemente en una de sus colaboraciones más recientes: la realizada en el 2022 con José Mercé -un ‘cantaor’ de flamenco hecho y derecho- y La Mala Rodriguez -una rapera con influencias vocales del flamenco-. El tema, “Tengo cosas que contarte”, se encuentra coronado por una guitarra de Tomatito que, efectivamente, no suena a flamenco.

En todo caso, La Mala es una nativa de la región de Andalucía que tiene sangre gitana en las venas, a diferencia de lo que sucede con Rosalía, una ‘paya’ -término que se emplea para catalogar a los no gitanos- procedente de la región de Barcelona que empezó haciendo un flamenco más o menos puro, pero que se ha distanciado enormemente del género, aunque no ha perdido las inflexiones vocales propias de aquellas raíces.

“Todo eso es válido; a lo mejor, Rosalía hace unos ‘quejíos’ flamencos y mete un párrafo flamenco dentro de sus canciones, y a lo mejor, eso es lo que hace que a mucha gente le guste”, justificó Tomatito. “Ella escuchaba a Camarón y a Fernando Terremoto [otro ‘cantaor’ ilustre], y a lo mejor, algunos de sus seguidores pueden comenzar a escuchar flamenco por curiosidad”.

¿Sabe nuestro entrevistado si siguen existiendo en los pueblos andaluces esa clase de puristas que rechazan de plano todas las fusiones? “Yo ya no meto en eso, porque se metieron tanto con nosotros cuando hicimos ‘La leyenda del tiempo’ que prefiero no saber”, manifestó. “He grabado con Romeo Santos, pero no me pueden decir que no soy flamenco”.

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Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.