Toto Rovito: nieto de una actriz de culto, pisó su primer set a los 10 años y ya compartió pantalla con Ricardo Darín y Dolores Fonzi
Se llama Santiago Rovito, pero todos le dicen Toto. Nieto de Bárbara Mujica y Oscar Rovito, es consciente de su linaje y lo festeja: “Mi bisabuela Alba era actriz y también mi tatara abuela. Mi tío Gabriel es actor y mi padre, Pablo, productor de cine. No fui rebelde y seguí el mandato”, dice orgulloso Toto Rovito, que además es músico. Fue uno de los “fiscalitos” de Argentina 1985 y protagoniza Blondi junto a Dolores Fonzi y que este jueves se estrena en los cines. En diálogo con LA NACION, habló de su herencia familiar, contó sus inicios con apenas 14 años y analizó su gran presente laboral. “Estoy viviendo un sueño, me despierto todos los días con una sonrisa en la cara”, asegura.
-¿Cómo fue la experiencia de ser parte de la ópera prima de Dolores Fonzi?
-Conocí a Dolores en el rodaje de Argentina 1985, nos contó que iba a hacer su ópera prima y quería castear a varios colegas. Me volvió loco pensar en poder participar en la primera película de Dolores porque la admiro como actriz y su primera película era una incógnita. Fue un placer enorme trabajar con ella en Blondi, que la consagra como una mega artista porque la película esta buenísima y ella además de ser buena actriz, dirige con muy buen criterio y sabe escribir. El guion también es de ella. Lo disfruté muchísimo. Filmamos el año pasado, todavía con algunas restricciones por el Covid. Fue un mes intenso y feliz que empecé a palpitar con los castings y continuó con un mes de ensayos. El trabajo con Dolores fue impresionante, tuvo mucha generosidad conmigo y trabajamos un montón el vínculo, la cotidianidad, el código de los personajes. Cuando me dijeron que había quedado, salté en una pata. Y, por otro lado, cuando me enteré cuál era el elenco me dio un poco de temor porque era un desafío estar a la altura de este equipo maravilloso que incluye a Rita Cortese, Carla Peterson y Leo Sbaraglia.
-Es tu primer protagónico...
-Sí. De chiquito quise ser actor y soñaba con proyectos como este y de repente se dio con creces. La primera vez que nos vimos con todo el elenco fuimos a ver cantar a Rita Cortese a Café Berlín. Fue la primera reunión de la familia Basile (risas). Todos ellos trabajaron juntos durante mucho tiempo, se conocen bien y me di cuenta que había códigos, amor y un vínculo de muchos años. Todos fueron generosos conmigo y me sumaron muy rápido al grupo. Enseguida me sentí parte.
-¿Cómo fue ser uno de los “fiscalitos” de Argentina 1985?
-¡Se me cumple el sueño del pibe! Viví un año impresionante que empezó cuando mandé mi material al casting de Argentina 1985 y de ahí empezaron a pasar un montón de cosas: me tenía que pellizcar para darme cuenta que era realidad y no un sueño. Fue un año impensado, no creí que iba a pasarme todo esto tan rápido. Trabajamos muy bien porque todo lo que tiene que ver con la dictadura y con la historia de nuestro país se mantiene vivo gracias a la memoria y se pasa de generación en generación. La mía tiene a sus padres que la vivieron. Me parece que todavía es una herida abierta, que no sanó. Yo no la viví, pero tengo un pantallazo de lo que fue. Mi mamá (Susana Frova) fue presa política en la dictadura y siempre se habló en mi casa. Todos los 24 de marzo voy a la plaza, es algo que se charla en familia y en el colegio también. Cuando me enteré que iba a ser parte de esta película, fue muy emocionante. Fue un privilegio. Me acuerdo que durante la filmación había una especie de sensación de lo que podía llegar a pasar, pero la realidad superó lo que imaginamos. Tengo el recuerdo de haber pensado que era muy groso lo que estábamos haciendo y que no era una película más.
-Contás que de chiquito querías ser actor...
-Sí, casi es una herencia. Soy nieto de Bárbara Mujica y de Oscar Rovito, sobrino de Gabriel Rovito, y mi papá, Pablo, es productor de cine, y mi hermana también hace producción. Mi bisabuela Alba era actriz, y mi tarara abuela también. Hay un linaje artístico en la familia que está muy presente. Crecí con una inquietud artística que mis padres siempre apoyaron. Fui cero rebelde y seguí el mandato (risas). Empecé a estudiar teatro en séptimo grado y a los 14 años hice mi primer papel en una película de Paula Hernández, Un amor. Ya había estado en sets de filmación acompañando a mi padre, pero esa fue la primera vez que trabajé. Seguí estudiando teatro, haciendo algún que otro bolo durante el secundario y cuando terminé hice el Conservatorio de Música, en Avellaneda... Estudié cuatro años en realidad, no terminé, pero fue una formación muy linda.
-¿Recordás cuál fue esa primera vez en un set de filmación?
-La primera vez que estuve en un set tenía 10 años y me llevó mi papá . Era la película Mía, con Rodrigo de la Serna. Y me acuerdo de enamorarme de todo y quedar flasheado hasta con el clima de trabajo. No quería irme (risas). Fui con la coach actoral de ese proyecto y le dije que quería ser actor y empezó a llamarme para hacer castings.
-¿En ese momento eras consciente del linaje familiar?
-Era algo natural, creo, pero era consciente de que mi familia tenía que ver con el cine y el arte, sabía quién había sido mi abuela y quién era mi abuelo, los dos de gran trayectoria. Me lo tomé en serio y era muy caradura. Mi abuelo Oscar vino al avant premiere de Blondi y fue muy emocionante poder compartirlo con él. Y a mi abuela no la conocí, pero muchos me hablan de ella y siempre con mucho amor. Por ejemplo, con Rita Cortese tuve una conversación muy emocionante cuando terminó el rodaje y me contó cosas de Bárbara, fue muy lindo. También me dicen que me parezco, que tengo el corte de cara, gestos, y me lo tomo como un elogio. Es música para mis oídos. Es muy grato y me emociona. Mi papá me dijo algo hace poco que me llamó la atención y es que Bárbara se mandó a laburar desde muy chica y sin haberse formado todavía y me sentí interpelado.
-¿Hay proyectos?
-El año que viene se estrena una serie que filmé en Uruguay, pero no puedo decir nada por una cuestión de confidencialidad.
-Sos músico también, hiciste una canción para la película.
-Sí, compuse la canción del final, a pedido de Dolores y bajo su dirección también. Fue muy grato que me dé esa responsabilidad porque es una canción que condensa el vínculo entre ellos. Tengo una banda que se llama Todo rotito, hacemos pop bailable con sonidos electrónicos modernos, pero reivindicando los estilos de los 80, con referencias de Virus, Miranda, Charly García, el Flaco Spinetta. Estamos haciendo un disco en este momento. El camino de la actuación y de la música van de la mano, y saltar de uno al otro me da otra perspectiva que me enriquece. Quiero seguir mejorando como actor, tengo hambre de ser bueno en esto.